entrevista

Ángel Gil Orrios "Sigo echando de menos una ley de mecenazgo en España"

El director aragonés (Cariñena, 1956) está al frente del Thalia Spanish Theatre de Nueva York desde el año 2000 y a lo largo de su carrera ha puesto en escena más de 140 espectáculos.

Gil Orrios, en las calles de Madrid, la pasada semana
Gil Orrios, en las calles de Madrid, la pasada semana
Enrique Cidoncha

Hace más de 40 años que el director, escritor y productor aragonés Ángel Gil Orrios reside en Nueva York. Allí llegó en 1979, gracias a una beca que le permitió estudiar los musicales de Broadway. A lo largo de su carrera ha creado más de 140 espectáculos y acumula decenas de premios. Desde el año 2000 dirige el Thalia Spanish Theatre y una de las producciones de este teatro, ‘Lecciones de vida’, fue galardonada en los Premios Talía que se entregaron en Madrid la semana pasada.

Este reconocimiento se suma a un buen número de galardones que ha obtenido en más de 40 años de profesión...

En eso estoy contento porque los premios son como mojones en el camino, sirven para saber que uno va en la dirección correcta y que, posiblemente, cada vez se está más cerca de lo que se quiere conseguir. Y sobre todo ayudan a la financiación y a que realmente uno pueda levantar el siguiente proyecto.

¿Qué premios recuerda con más cariño?

Los que más ilusión me han hecho siempre han sido los que me han concedido en Aragón. Atesoro especialmente el Príncipe Fernando, que recibí en el año 76 y también recuerdo con mucho cariño cuando estuve en Cariñena en 2019. Fui a dar el pregón de las fiestas y también reinauguré el cine Olimpia. Y unos años antes leí el pregón de las fiestas de Ejea de los Caballeros, que es donde también he vivido con mi familia. Ser pregonero en Cariñena y en Ejea es lo más bonito que me ha pasado.

Producir teatro en Estados Unidos, ¿es igual o más complicado que en España?

Lo que sigo echando de menos en España es que no se haya creado todavía una ley de mecenazgo. En EE. UU., el apoyo al arte y la cultura a través de ella es lo que hace posible, por ejemplo, que en Nueva York existan más de 300 teatros ‘non-profit’ (no lucrativos). Es lo que facilita que no tengamos que pagar impuestos, que las donaciones de los espectadores sean deducibles para ellos al 100% y que puedan hacerse muchísimas cosas. En cambio, en el sistema español solo se puede depender de la subvenciones institucionales.

"Casi nadie sabe que Pablo Picasso escribió teatro. Yo soy el único loco que ha montado sus tres obras, y además como musicales flamencos"

Desde que llegó a Nueva York quiso tender puentes entre la cultura hispana y la norteamericana. Una labor que también desarrolló como asesor de teatro, cine y televisión de la Sociedad General de Autores de España (SGAE)...

Yo me considero hispano allí. En realidad, España solo es un país más de los 22 que hablan español en el mundo. Y hay que añadir que EE. UU. cuenta con más de 60 millones de hispanoparlantes. Es importantísimo crear esos puentes y a su vez tratar de armar un triángulo entre lo español, lo hispano y lo norteamericano. Cuando fui asesor de la SGAE, en los 90, pude demostrar que se podía, organizando muestras de cine español con el Lincoln Center de Nueva York y la American Cinematheque de Hollywood. Gracias a aquellos festivales se abrieron puertas a actores españoles como Javier Bardem, Penélope Cruz o Antonio Banderas.

Entre tantos proyectos, ¿de cuáles se siente especialmente orgulloso?

Mis autores preferidos son, indudablemente, García Lorca y Calderón de la Barca, aunque, para mí, una de las cosas que más me ha gustado ha sido poder hacer las tres obras de teatro que escribió Pablo Picasso. Creo que es donde he podido aportar más de mi forma de trabajo en EE. UU., de lo que yo llamo el teatro total sensorial, dirigido a los cinco sentidos. Casi nadie sabe que Picasso escribió teatro, y yo soy el único loco que ha montado sus tres obras, y además como musicales flamencos.

El director, escritor y productor aragonés Ángel Gil Orrios
El director, escritor y productor aragonés Ángel Gil Orrios
Enrique Cidoncha

Sobre Lorca trabajó con el actor Raúl Juliá (‘El beso de la mujer araña’, ‘La familia Addams’)...

Era como mi hermano mayor. Montamos la productora Fuego Films e hicimos un cortometraje sobre un guión que había escrito García Lorca, que se llamaba ‘Viaje a la Luna’, y con el que ganamos en 1993 un premio en el San Francisco Poetry Film Festival. En teatro, también he dirigido ‘La casa de Bernarda Alba’, ‘El público’, ‘Comedia sin título’ o ‘Poeta en Nueva York’.

¿Sigue siendo el único que ha logrado representar una obra de Calderón de la Barca en la catedral de San Patricio?

Aquella representación de 1981 fue algo que ni se había hecho ni se ha vuelto a hacer. Era muy difícil llevar una puesta en escena al altar mayor de la catedral de San Patricio. En aquel año se celebraba el tercer centenario de Calderón de la Barca y di con una obra suya que era ‘El purgatorio de San Patricio’. Quise estrenarla allí, hablé con el embajador de España en Washington, quien llamó al cardenal, y finalmente se representó el día del Corpus Christi.

"En España somos Quijotes fuera de nuestras fronteras, pero, por otro lado, al tratar de traer cosas aquí parece que siempre lidiamos con molinos, que no gigantes"

¿Recuerda el último montaje con el que estuvo en Zaragoza?

Traje al Patio del Museo de Zaragoza ‘La madre que te parió’, de José Luis Alegre Cudós, una obra de vanguardia que había hecho en Nueva York y en París. Estuvo lleno y cuando terminó el espectáculo estaba todo el público en pie. Fue en 1983. A veces, lo peor que te puede pasar es tener mucho éxito con un montaje, porque desde entonces no he tenido ocasión de volver con un espectáculo a Zaragoza. En España siempre somos Quijotes fuera de nuestras fronteras, pero, por otro lado, al tratar de traer cosas aquí parece que siempre lidiamos con molinos, que no gigantes.

De alguna manera, la base americana de Zaragoza contribuyó a que obtuviera una beca del Comité Conjunto Hispano-Norteamericano para ir a Estados Unidos...

Creo que eso jugó a mi favor, ya que el Gobierno norteamericano destinaba dos millones de dólares –entonces existía un convenio que incluía ayudas como contrapartida por su presencia militar en Rota, Morón, Torrejón de Ardoz y Zaragoza– para la promoción cultural de España en EE. UU. Gracias a ella me fui en 1979 a Nueva York a hacer una investigación sobre las comedias musicales de Broadway.

¿Qué le hizo interesarse por el teatro y dónde se formó?

Yo venía de la Escuela de Arte Dramático de Zaragoza, donde me había titulado como director con premio extraordinario. Mi primer trabajo fue como ayudante de dirección en el Teatro Nacional María Guerrero, en Madrid, a los 18 años.

¿La escena fue siempre su plan inicial?

Antes había estudiado en el Seminario Metropolitano de Zaragoza. Mis padres querían que fuera cura, pero me salí cuando me enteré de que existía la Escuela de Arte Dramático, que se acababa de inaugurar y que para mí fue realmente la base esencial.

¿Cuándo volverá a España con una de sus producciones?

Espero que pueda ser en 2024, con el espectáculo ‘El pintor y la modelo’. Es un musical flamenco pop basado en la relación de Picasso con cinco mujeres.

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