Un servicio de biblioteca para hospitalizados en el Provincial

Se prestan libros para la lectura e incluso un grupo de voluntarios lee a enfermos

Luis Cruz y Eva Jiménez, con algunos libros de la biblioteca portatil del hospital.
Luis Cruz y Eva Jiménez, con algunos libros de la biblioteca portatil del hospital.
Oliver Duch

Los jueves son días de libros en el Hospital Provincial de Zaragoza. Ingresados y acompañantes pueden tomar en préstamo libros de los fondos de la antigua biblioteca Mariano de Pano de Fundación Caja Inmaculada. Libros que salen a su encuentro porque llegan al hospital, y libros que, si el interesado así lo demanda, un voluntario se los lee junto a la cama.

"Este servicio se empezó a ofrecer en 2016 pero se abandonó con la pandemia –señala Luis Cruz, subdirector de Enfermería del Hospital Provincial–. Lo retomamos el pasado 23 de marzo, con un acto de presentación en el que nos acompañó el grupo de poesía Aldonza, y lo hemos ampliado con las posibilidades de lectura al pie de la cama".

La idea surgió a raíz de un proyecto similar, Bibliomaleta, que la Fundación Caja Inmaculada puso en marcha en la residencia CAI-Ozanam del barrio Oliver. El hospital, que en 2025 cumplirá 600 años de su fundación (lo creó Alonso V de Aragón en 1425), tiene en una comisión de humanización que se ocupa de mejorar la situación de los ingresados de larga y media estancia. También se acaba de poner en marcha ‘Sábados entretenidos’, para los que se organizan distintas actividades culturales, incluidas actuaciones.

En cuanto a la biblioteca ambulante, los hospitalizados pueden elegir un libro de su gusto de entre los fondos de la biblioteca Mariano de Pano (47.000 volúmenes) y reservarlo, o elegirlo dentro de los seleccionados por la organización. Luego disponen de un plazo de 15 días para devolverlo. La lectura a pie de cama está prevista también los jueves, aunque existe la posibilidad de trasladarla o ampliarla a otros días de la semana si existe la posibilidad por parte de los voluntarios que la hacen posible.

La iniciativa está siendo un éxito, también entre los jóvenes (el hospital tiene una decena de camas para trastornos de la alimentación y de la personalidad). Para Eva Jiménez, responsable de gestión de voluntarios de la Fundación CAI, se trata de una actividad muy gratificante. "Nos piden mucho libro aragonés, cursos de aprender inglés, libros infantiles... La experiencia está siendo fabulosa porque se crean vínculos de amistad entre los voluntarios y los hospitalizados".

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