ARTE

Cristina Huarte presenta en Ciudad de México ‘Aleteo negro’, arte ritual inspirado en mujeres curanderas

La zaragozana, becada por Acción Cultural Española, expone en la capital su producción reciente con dibujo, vídeo, ‘performance’ e instalación.

La mariposa nocturna cuatro espejos que inspira a Cristina Huarte.
La mariposa nocturna cuatro espejos que inspira a Cristina Huarte.
Archivo Huarte/ACE

El Centro Cultural de España en Ciudad de México ofrece desde el pasado miércoles la exposición 'Aleteo Negro' de Cristina Huarte (Zaragoza, 1988), que se trasladó al país azteca, repleta de proyectos, hace un año, becada por Acción Cultural Española.

“De entrada, considero esta muestra sincera y valiente. En ella se pueden encontrar reminiscencias de todo el trabajo y de la reflexión que vengo haciendo desde estos años atrás. La mariposa cuatro espejos es una materialización inconsciente de la violencia histórica. El ámbar se ha convertido en un objeto muy valioso en este último trabajo, ‘Aleteo negro’, y funciona como memoria fosilizada. La obsidiana de color negro opera como piedra de transformación. Hay amuletos que han acompañado a las mujeres en sus luchas desde los inicios de la civilización y que son objetos de poder personal que me atraen sin una razón consciente y que están conectados a mis vivencias con las mujeres de las comunidades con las que estado conviviendo”, dice desde México Cristina Huarte, y alude a sus piezas de gran formato, de hierro y diversos materiales, inspiradas en la polilla Rothschildia Orizaba.

"Considero esta muestra sincera y valiente. En ella se pueden encontrar reminiscencias de todo el trabajo y de la reflexión que vengo haciendo desde estos años atrás"

Recuerda que ha estado realizando toda su producción artística en el sureste de México, viviendo en comunidad, y conectando con las historias de diferentes mujeres. “En este sentido, encuentro en la vida y la convivencia en comunidad algo que hemos perdido en Europa. En estos espacios se han creado atmósferas para la reflexión, emociones, sensaciones para compartir conocimientos, saberes y cosmovisiones para un vivir mejor como seres humanos en la tierra”, confiesa.

La mariposa negra dibujada por la artista.
La mariposa negra dibujada por la artista.
Eva Lepiz/Archivo Huarte.

La artista, que ha expuesto en la CAI Luzán o en el IAACC ‘Pablo Serrano’, entre otros lugares, se ha vuelto cada vez más ritual y simbólica, como se veía en su última apuesta en el Casino Mercantil, en la Fundación Caja Rural de Aragón. Ha convertido la polilla Rothschildia Orizaba en parte esencial de una muestra que le ha hecho sentirse cercana a Enrique Bunbury, a quien tanto admira. “El otro día me pasaron su disco ‘Ya no eres el mismo’: qué curioso. Encuentro una similitud. Me hizo mucha ilusión porque he sido seguidora suya desde muy chiquitita. Iba a los conciertos con mi padre y Perico Fernández”, dice la artista.

Explica ese vínculo con el cantante a través de la ya citada polilla Rothschildia Orizaba, llamada en México la mariposa cuatro espejos: “Es una imagen que me ha servido para transformar mi tiempo psíquico. La leyenda dice que Itzpapálotl, al ser enviada a la tierra, portaba una capa que le otorgaba el don de ser invisible. Su aspecto hace referencia a una mariposa con porte tenebroso. Mi identificación con la mariposa nocturna corresponde con la pérdida de identidad y la impotencia de saberse depositada en un lugar que no le corresponde. Sus apariciones me han arrastrado hacia metamorfosis más oscuras como la necesidad de conocerme a mí misma. Se exterioriza como un arquetipo divino de la hechicera y representa el espíritu”, dice Cristina Huarte en el corpus teórico de su muestra y de sus búsquedas.

Se zambulle en su exposición, de espectacular montaje. “Para mí ‘Aleteo Negro’ designa la fuerza y la debilidad del latido que se bate contra el miedo a volar en la oscuridad -matiza, cada vez más segura de sus apuestas-. En la extensión de un espacio fragmentado, mujeres y hombres se encuentran en el interior de un capullo como el de la crisálida. Nos asusta salir a la luz, supone un desgarro desplegar el vuelo. Aunque la luz es verdadera, el fulgor puede ser traicionero. Al mismo tiempo, estas alas son un campo de pulsión, máquina de consciencia, protección y armonía. Pero también son la materialización que conecta con ese fantasma materno en nuestra cultura colectiva. Un rostro lleno de historia e ignorado por muchos de nosotros, que se proyecta como anhelo y exigencia de poder. No como ser de bondad y conciliación, sino como entidad violenta y violentada”, escribe.

Aspecto vertical del montaje con las sucesivas construcciones.
Aspecto vertical del montaje con las sucesivas construcciones.
Archivo Huarte/ACE

Explica Cristina Huarte, que también dio clases de arte en Zaragoza, que su trabajo conforma una red de espiritualidad femenina, enriquecida por la diversidad de experiencias, tradiciones y cosmovisiones étnicas. “A través del dibujo, la pintura, el vídeo, la ‘performance’ y la instalación acudo a la memoria, lo sensorial, las emociones, creo atmósferas para encontrar sentido al no-tiempo que me permiten despertar sensibilidades reflexivas del cuerpo y vínculos afectivos”. 

“México me está dando muchas cosas positivas, a nivel cultural es muy rico. Hay mucha espontaneidad y humanidad en la forma de vivir. Siento que es un país que me está dando mucho crecimiento en mi carrera artística, espero seguir desarrollando proyectos aquí”

Como ya había sucedido en parte durante sus estancias en Perú, sigue viajando en busca de la raíz femenina, de la maternidad, de lo telúrico y, por supuesto, de lo mágico. Ha realizado ‘Aleteo Negro’ en varias residencias artísticas: Galería Muy (San Cristóbal de las Casas, Chiapas); Estudio Abierto (Oaxaca); Ceiba Gráfica (Veracruz) y Estudio Lagos (Ciudad de México), con el apoyo de una beca de Acción Cultural Española.

“El encuentro con mujeres curanderas y tejedoras de México y Perú marca el discurso de mi investigación. Mi práctica junto a ellas me ha permitido hacer visible mi lado más femenino. En este sincretismo, incluyo en mi obra objetos de mis vivencias conectadas a estas mujeres, son como ‘objetos de poder personal’ que me atraen sin una razón consciente”, insiste la joven artista que mereció el Premio de Arte del suplemento ‘Artes & Letras’, en 2019, y que también fue premiada por la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte.

Si le fascinó Perú, qué decir de México. Cristina Huarte lo tiene muy claro: “México me está dando muchas cosas positivas, a nivel cultural es muy rico. Hay mucha espontaneidad y humanidad en la forma de vivir. Siento que es un país que me está dando mucho crecimiento en mi carrera artística, espero seguir desarrollando proyectos aquí”, dice.

Cristina Huarte emplea diferentes técnicas para dar sentido a sus símbolos y los trabajos con las mujeres curanderas.
Cristina Huarte emplea diferentes técnicas para dar sentido a sus símbolos y los trabajos con las mujeres curanderas.
Eva Lepiz/Archivo Huarte.

La muestra permanecerá abierta hasta el 30 de abril.

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