arte. ocio y cultura

Lola Durán: “El escultor Pablo Serrano quería conocerse a sí mismo y luego comunicarse”

Las Naves de Gamazo de Santander acogen una muestra de unas 40 piezas del escultor turolense de 1957 a 1962.

Exterior de las Naves de Gamazo de Santander donde se exhibe esta pieza de Pablo Serrano.
Exterior de las Naves de Gamazo de Santander donde se exhibe esta pieza de Pablo Serrano.
Archivo Durán.

“Lo que mueve a Pablo Serrano es una profunda preocupación por el ser humano y su espacio vital, el vacío, la existencia, la vida y la muerte. Las áreas vacías que quedan tras la quema serán su hábitat, su abrigo, su refugio. Siempre está ahí el eterno dilema del sentido del arte y de su relación con el sentimiento humano, en una especie de diálogo en el que la belleza es capaz de envolver las dudas, los miedos o las esperanzas” dice, desde Santander, la historiadora del arte Lola Durán, que es la comisaria de la muestra ‘La escultura como objeto vivo’ que se inaugura el jueves 2 de marzo en las Naves de Gamazo de Santander.

Todas las piezas proceden todas del museo Pablo Serrano, el proyecto nace de un acuerdo de cooperación entre la Fundación ENAIRE (el gestor nacional de la navegación aérea en España, que es una empresa del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana) y el Gobierno de Aragón a través del Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos ‘Pablo Serrano’.

ENAIRE no es ajeno a la producción de Pablo Serrano. Explica la comisaria: “ENAIRE cuenta en su colección de arte contemporáneo con una gran ‘Bóveda para el hombre’ de Serrano que se encuentra en la fachada de las Naves de Gamazo; antes estuvo ubicada en los jardines de la Terminal 2 de Barajas”. Desde Cantabria definen las Naves de Gamazo como “un lugar de cobijo, seguridad y reflexión”.

"Pablo Serrano sostenía que la materia perece, pero que tras su muerte no desaparece del todo, nos deja ‘la presencia de una ausencia’”, dice Lola Durán

La selección de obras que ha efectuado Lola Durán comienza con las esculturas que Pablo Serrano lleva a cabo en su regreso a España, en 1957, tras su estancia en América, sobre todo en Uruguay, y llega hasta el periodo en el que realiza sus ‘Bóvedas para el hombre’, y en ese trayecto “se representa el pensamiento que el escultor desarrolla hasta realizar las Bóvedas”. Lola Durán revela que el título de la muestra lo tomó “del convivio que tuvo lugar con motivo de la exposición de Serrano en la Galeria Syra de Barcelona en 1957, en el que participan Juan Eduardo Cirlot, Cesáreo Rodríguez Aguilera, José María de Sucre, Juan Teixidor y José María Valverde”. 

Afirma que hay “piezas muy importantes, entre ellas, por ejemplo, Tauróbolo, que formó parte de la exposición ‘New Spanish Painting and Sculpture’ celebrada en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York en 1960. El comisario de la muestra fue Frank O’Hara, quien había viajado a España en marzo de 1960 y había sido testigo del proceso de creación de estas esculturas. También se exponen algunas de las ‘Bóvedas para el hombre’ que Serrano presenta en 1962 en la XXXI edición de la Biennale de Venezia”, informa.

Algunas de las piezas de la exposición y un retrato de juventud de Pablo Serrano.
Algunas de las piezas de la exposición y un retrato de juventud de Pablo Serrano.
Archivo Durán.

La exposición, que consta de más de 40 obras, está dividida en cuatro partes: ‘Hierros’, ‘Dramas y quemas’, ‘Ritmos’ y ‘Bóvedas para el hombre’. Los ‘Hierros’ son esculturas abstractas formadas por grandes chapas de hierro y materiales de desecho que el artista soldaba entre sí para construir una composición donde proponía una “ordenación del caos”. La segunda sección consta de piezas compuestas por una estructura de metal en cuyo interior hay una forma geométrica, realizada en un material combustible, concebida para ser quemada en un ‘happening’. “Pablo Serrano sostenía que la materia perece, pero que tras su muerte no desaparece del todo, nos deja ‘la presencia de una ausencia’”. Los ‘Ritmos’ nacen de dibujos de ritmos obsesivos hechos con radiograf, que se encarnarán después en varillas de metal soldadas y suspendidas en el aire. En 1957 escribió Serrano: “El gesto espontáneo de la mano envolviendo el espacio en rápido impulso, adquiere con el improvisado instinto, de pronto, una necesidad rotativa de ritmo tranquilo y obsesionante”. 

"Lo que mueve a Pablo Serrano es una profunda preocupación por el ser humano y su espacio vital, el vacío, la existencia, la vida y la muerte", dice Lola Durán

En el último epígrafe, ‘Bóvedas para el hombre’, aparece el pensador, el humanista, quizá el místico que aunaba trascendencia y materia. “El hombre, en vida, no hace más que ir conformando su propia bóveda. Sobre este principio filosófico del hombre y su espacio, llego a comprender su angustia, que se refleja muy especialmente en nuestros días y a su alrededor pretendiendo un nuevo espacio, el cual no tendrá otra diferencia con el hueco de la tumba que su conformación y ornamentación”, dijo el artista en 1962.

Lola Durán publicó en la Fundación Azcona el ‘Catálogo razonado’ del escultor, del que podría decirse que aquí, en estas obra que quizá sea la más experimental de su trayectoria, acusa el influjo de Julio González. Dice la comisaria: “Pablo Serrano es un filósofo de la materia. A través de la escultura lo que pretende es conocerse primero a sí mismo para, a partir de ahí, encontrar un lenguaje de comunicación con los demás; en la exposición se marca este recorrido de sus pensamientos”, indica, y redondea un poco más los cuatro apartados de la muestra: “En sus ‘Hierros’, Serrano ensambla materiales de desecho; más tarde experimenta con el fuego, y reflexiona sobre la huella que permanece tras la desaparición de los objetos quemados. Estas conclusiones sirven como base de nuevas investigaciones que nos llevan a la serie ‘Bóvedas para el hombre’. Señala el propio escultor: ‘De este espacio quemado –la presencia de la ausencia– queda su entorno, aparecen las bóvedas para el hombre o del hombre’”.

Pablo Serrano (Crivillén, Teruel, 1908-Madrid, 1985) recibió numerosos galardones, entre ellos, en 1976 fue nombrado por el Ayuntamiento de Zaragoza Hijo Adoptivo de la ciudad; recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 1980; recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1982; al año siguiente fue Doctor ‘Honoris Causa’ por la Universidad de Zaragoza y en 1984, un año antes de su muerte, fue distinguido con el Premio Aragón de las Artes. Tuvo una vinculación permanente con Aragón, al que cedió el grueso de su producción. Sin duda alguna, Pablo Gargallo, Pablo Serrano y Honorio García Condoy forman la trilogía de la escultura aragonesa con proyección nacional e internacional. 

Dos piezas de la sección 'Dramas y quemas' de Pablo Serrano.
Dos piezas de la sección 'Dramas y quemas' de Pablo Serrano.
Archivo Durán.
Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión