Unas 1.500 personas asistieron este viernes en la sala Mozart a un encuentro con el cineasta manchego Pedro Almodóvar, horas antes de que en la gala de los Premios Feroz reciba el galardón de Honor. Almodóvar sedujo al público, en el que había muchos jóvenes, habló de su trabajo, de ‘sus’ artistas, de cómo concibe el cine y de sus próximos proyectos. Le formularon preguntas María Guerra y Luis Martínez (presidenta y vicepresidente segundo de la AICE, Asociación de Informadores de Cine de España) y el aragonés Luis Alegre. “Soy español y hago cine español. Aparecí en el panorama internacional en un momento en el que había mucha curiosidad por lo que se hacía en nuestro país. Me cayó encima la responsabilidad de ser el director de cine español cuya obra se veía fuera. Yo parto de la Transición y soy resultado de ella”, confesó.

Luis Alegre supo incitarle a que hablara de los años que vivió en la localidad oscense de Poleñino y Almodóvar se emocionó y se metió al público en el bolsillo. “Mi padre, que quizá era el último arriero de La Mancha, consiguió trabajo como listero en el plan de regadío de los Monegros. Nos fuimos allí y nos encontramos con una hospitalidad y una bondad difíciles de creer. Yo era muy pequeño, pero mis hermanas recuerdan que al día siguiente de nuestra llegada apareció en la puerta un hatillo con frutas y verduras que nos regalaban los vecinos. Ese gesto nunca lo olvidaremos. Me alegra mucho estar sobre este escenario, a solo 70 kilómetros de aquel lugar tan encantador, y poder agradecerles los gestos que tuvieron”.

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El cine y la Transición

Almodóvar recordó también sus inicios en el cine, cuando tomaba una cámara de super-8 y rodaba cortometrajes. “Entre 1970 y 1982 yo trabajaba en Telefónica como auxiliar administrativo. Allí escribía mis guiones y cada cierto tiempo me pedía un permiso sin sueldo y rodaba las películas. Carmen Maura y Félix Rotaeta hicieron una especie de ‘crowdfunding’ y reunieron 300.000 pesetas para comprar el negativo de mi primer largometraje. Solo llegó para unos 50 minutos”. El rodaje se alargó, pero aquellos 50 minutos se convirtieron en ‘Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón’. Y a partir de ahí todo fue muy rápido.

Habló Almodóvar también de la Transición (“se hizo todo lo que se pudo pero no todo lo necesario”) y explicó que “aunque en muchos lugares establecen paralelismos entre mi cine y la evolución política de España”, no comparte esa visión. “Al principio de mi carrera yo quise hablar del momento que estaba viviendo, de todo lo que ocurría a mi alrededor, en la calle y en las discotecas. Mi venganza hacia el franquismo fue negar su existencia. No creo en ese paralelismo porque España es mucho más de lo que yo cuento en mis películas”.

Reconoció el cineasta que su ‘santísima trinidad’ la integran Luis Buñuel, Billy Wilder y Alfred Hitchcock, y desgranó películas en las que reconoce el influjo del calandino, especialmente entre ‘Ensayo de un crimen’ y ‘Carne trémula’.

Y habló de sus proyectos, como ‘Extraña forma de vida’, un ‘western’ que estrenará este año en Cannes. “El género es lo que es, y yo nunca lo había hecho. He puesto en boca de los vaqueros palabras que nunca se habían pronunciado en un wéstern”, dijo. También de otros proyectos que no han salido adelante, como su adaptación de la novela de Lucia Berlin ‘Manual para mujeres de la limpieza’, que iba a protagonizar Cate Blanchett.

Y finalmente llegaron las preguntas del público. ¿Qué consejo daría a alguien joven que quiera dedicarse al cine? “Si sientes una pasión, conviértela en realidad”.