Uriz, el poeta del fútbol que sabía estar en todas partes
Paco Uriz estaba siempre para todos. Para colaborar en la grabación de un documental de David Trueba, producido por Joan F. Losilla (redactor de HERALDO y responsable del sello Madmua), sobre Chico Sánchez Ferlosio; para colaborar con Xavi Ayén, redactor jefe de Cultura de ‘La Vanguardia’, en un libro sobre la Academia Sueca y los premios Nobel de Literatura.
Y estuvo siempre en muchos proyectos animados por las editoriales Nórdica (con quien publicó un libro de Gunnar Ekelöf ilustrado por el pintor aragonés Natalio Bayo), Libros del Innombrable o Erial Ediciones, editora de la revista ‘Crisis’, que dedicó un número a la Academia Sueca y a sus vínculos con los países del frío.
Colaboró en Cosmopoética de Córdoba con una antología de fútbol que prologó Miguel Pardeza; él también hizo lírica del balompié con un sentido mítico y evocador: sentía debilidad por los Cinco Magníficos y por la Romareda, a los que recordaba en su libro ‘El rectángulo de hierba’, y le gustaba mucho hablar de las excelencias de Michael Laudrup. Y por poner otro ejemplo, tal como ha contado en estas páginas Pablo Ferrer, Paco Uriz y su esposa Marina Torres (traductora de Ingmar Bergman, por ejemplo) difundieron en la radio y televisión sueca las canciones de Chico Sánchez Ferlosio que grabaron dos estudiantes suecos en 1963, en un viaje por España, que publicó Madmua en 2021: ‘Canciones de la Resistencia Española’. Los jóvenes no identificaron al cantante para evitar represalias del franquismo; dos de aquellos temas, vertidos al sueco, tuvieron un gran éxito en el país.
Con discreción y amabilidad, Paco Uriz estaba en todas partes: redactó sus memorias, ‘Pasó lo que se recuerda’, y logró publicar su ‘Poesía reunida’ en Libros del Innombrable. En 2016, publicó en Erial ediciones ‘Viaje a la España de Franco’, escrito a cuatro manos con el dramaturgo, narrador y cineasta Peter Weiss. Aquel viaje, contaba Paco Uriz, fue “una aventura, una investigación y un homenaje a los brigadistas, y también una auténtica odisea llena de milagros y tesoros”. Weiss era bastante conocido en España. En Albacete le pasó algo excepcional: “No creo que en una ciudad alemana o sueca del tamaño del tamaño de Albacete haya tantos libros como aquí”.
