Fernando Cayo: "Scrooge es el monstruo de buen corazón en el fondo, todos tenemos uno dentro"

El actor pucelano encarga al avaro dickensiano en el clásico ‘Cuento de Navidad’, que se estrena este jueves 22 de diciembre en el Teatro Principal (19.00) y permanecerá en cartel hasta el 2 de enero

Fernando Cayo, caracterizado como Ebezener Scrooge, pasará las navidades en el Teatro Principal.
Fernando Cayo, caracterizado como Ebezener Scrooge, pasará las navidades en el Teatro Principal.
Seda

Se pasa usted aquí las fiestas de Navidad, aunque no haya función en Nochebuena.

Eso es, las paso en Zaragoza. Afortunadamente, estaré con mi pareja, así que disfrutaremos de vuestra Navidad, de esta hermosa ciudad. Es algo insólito, suelo pasar estos días con mi familia, pero aquí estaré; a mi hija la veo el día 3, porque vamos cinco fechas a Valladolid con la obra.

A usted le van los personajes con carácter. ¿Ha sido Scrooge un reto muy complejo?

Sin duda es un papel icónico, sientes responsabilidad al interpretarlo, pero te sumerges en el trabajo y se te olvida todo. He visto todas las versiones previas posibles en cine, televisión y teatro, desde la de los años 30 al ‘Muchas gracias, Mr. Scrooge’ de 1970 o la última de Robert Zemeckis en formato de animación. Esta historia nos acompaña desde siempre; al igual que me ocurrió con ‘La vida es sueño’, cuando hice a Segismundo, luego sale fácil. Scrooge es el monstruo de buen corazón en el fondo, todos tenemos uno dentro; resulta divertido hacer un recorrido por este ser huraño, avaro… es como el Pantaleón de ‘La comedia del arte’. Los fantasmas le provocan la conocida catarsis, y empieza a ver el mundo con empatía y sentido de la comunidad.

Ha reconocido que se emociona en cada representación. Todo un desgaste… pero es bonito.

Sí me emociono, sí; es un viaje increíble, con momentos maravillosos. Además, Mingo Ruano y su equipo han hecho una versión muy cercana, familiar, muy divertida. Ojo, sin perder todo ese mundo de historia de terror y emotividad que dibujó Dickens hace casi 200 años. Traemos un cuento musical, de estilo Broadway, un espectáculo maravilloso. Espero que os guste en Zaragoza.

El gran público le vio por primera vez en ‘Manos a la obra’. ¿Qué recuerda de aquella serie?

Pues que durante una temporada, además de actuar, fui director de ‘casting’, algo que me sirvió para aprender mucho de la profesión. Era muy amigo de José Antonio Escribá, fueron tres años de trabajo e hicimos grupo, familia. Mi primer papel protagonista en una serie fue el de Tino; además, recuerdo que rodaba mi primera película a la vez, ‘Shacky Carmine’, de Chema de la Peña. Fueron años muy intensos y bonitos.

Raro es el intérprete que no habla con arrobo y deleite del teatro. ¿Es su caso?

Cualquier proyecto que tenga interés, que suponga un reto, con un equipo que motive y del que aprenda me entusiasma, me divierte. Obviamente, el teatro tiene un contacto directo con lo más artesanal del oficio, y con el espectador, se comparte energía; es un lugar de encuentro, de asamblea de ciudadanos ante una obra de teatro en la que se piensan y viven cosas. Por eso el teatro sigue vivo, más allá de las vicisitudes de los últimos 3.000 años.

"El teatro tiene un contacto directo con lo más artesanal del oficio, y con el espectador, se comparte energía"

¿Qué intérpretes tiene en su altar personal?

De los históricos, José María Rodero es mi favorito. También las Gutiérrez Caba, maravillosas, o Lola Herrera, que es de mi ciudad. Carlos Hipólito también tiene una carrera sensacional. Y me fijo mucho en los actores ingleses y los del este de Europa, sobre todo rusos y polacos, me encanta su implicación en el trabajo.

Lo de ‘La casa de papel’ ha sido tremendo. ¿Le dicen Tamayo por la calle, o coronel?

Afortunadamente, la vida me ha ido trayendo trabajos muy diferentes, y sacándome de todo encasillamiento posible. Con ‘Manos a la obra’ hice comedia pura tres años, me apetecía cambiar y lo conseguí. Al acabar con Tamayo he hecho un poli de otras características en ‘Hasta el cielo’, tanto la película como la serie, un tipo paternal y acogedor. Sigo de gira en el teatro con ‘El peligro de las buenas compañías’, una comedia en la que hago de víctima, canto y toco el piano… no me quedo quieto. ‘La casa de papel’ ha sido algo impresionante; ya he rodado en México después de eso, y obviamente abre puertas en nuevos lugares. Si me llaman Tamayo por la calle, yo encantado de la vida.

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