LITERATURA E HISTORIA. OCIO Y CULTURA

Paco Cerdà: “La proclamación de la II República es una historia de película”

El periodista y escritor valenciano publica ‘14 de abril’, una crónica panorámica de aquel día histórico de 1931 para España

Paco Cerdà ha hecho un caleidoscopio nacional de lo que sucedió el 14 de abril en diversos lugares del país.
Paco Cerdà ha hecho un caleidoscopio nacional de lo que sucedió el 14 de abril en diversos lugares del país.
Mikel Ponce.

Paco Cerdà (Genovés, Valencia, 1985) es periodista, editor y escritor. Con ‘El peón’ (Pepitas, 2020) logró el Premio al Mejor Libro del Año 2020 en España en los Premios Cálamo, que ha sido traducido al francés y que será adaptado al cine y publicado en Estados Unidos en inglés, y de ‘Los últimos’ (Pepitas, 2017). Con ‘14 de abril’, que ofrece una visión panorámica del día de la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, ha ganado el II Premio de No Ficción Libros del Asteroide. El viernes 16 de diciembre lo presenta en la librería Cálamo en conversación con el historiador Ignacio Peiró.

¿Por qué ha querido ir al día de la proclamación de la República, qué le llamaba, como surge la idea?

En el origen de este libro se cruzaron mi pasión por la Historia, mi interés por las personas más humildes que apenas dejan rastro en los periódicos o los libros, y el intento de emular con nuestra revolución –puesto que eso fue el 14 de abril– lo que había hecho el novelista francés Éric Vuillard con la Revolución francesa. Retratar un solo día de la Historia. Trabajar dos años para recomponer esa anatomía de un instante. Había una motivación extra: es enorme el desconocimiento general sobre lo ocurrido aquella jornada. Hay cientos o miles de libros acerca de la República y la guerra. Y en cambio, el 14 de abril es un enigma más de 90 años después.

Dicho así casi suena desconcertante. ¿En qué momento decidió que fuese un libro de historias corales, de una ilusión, en todo el país?

Desde el principio. En mi opinión, el 14 de abril hubo dos grandes protagonistas. Uno era el rey Alfonso XIII, con una historia casi cinematográfica: dubitativo, reuniendo a sus ministros, decidido a abandonar España, atrincherado en el Palacio Real, escapando en coche por las carreteras nocturnas del país. Y el otro protagonista era el pueblo. La masa. El coro, en el sentido clásico de la palabra. Por eso quería que este libro palpitara a ritmo de coro. Con muchas voces. Menos himnos y banderas y muchos rostros, muchas vidas que aquel día dan un tumbo.

¿Esperaba que aquella España fuese tan convulsa y diversa, que hubiese tantos enconos?

En absoluto lo esperaba. Y es una de las sorpresas, si me permites, de este libro. Siempre ha circulado el tópico de que la República llegó sin derramamiento de sangre. Y sin embargo, eso no fue así por completo. Sin duda, predominó la alegría, los bailes, las verbenas, las manifestaciones callejeras al ritmo de ‘La Marsellesa’ o de ‘La Internacional’. Todo eso se ve en el libro: ese estallido de ilusión. Pero también se refleja la tensión en las cárceles, el destrozo de monumentos, el asalto a la sede un partido de ultraderecha, las cargas de caballería, la violencia latente... Y lo que más me sorprendió: las muertes.

"Y el otro protagonista era el pueblo. La masa. El coro, en el sentido clásico de la palabra. Por eso quería que este libro palpitara a ritmo de coro. Con muchas voces. Menos himnos y banderas y muchos rostros, muchas vidas que aquel día dan un tumbo"

¿Las muertes?

Sí. Hubo algunos olvidados que pagaron con su vida la llegada de la República. Y este libro rescata su memoria. Y todo pasó en aquel día. Como si estuviera ya concentrado el germen de lo que vendría después en los años 30.

Paco Cerdà considera que ha escrito una novela, con algo de 'thriller', de no ficción.
Paco Cerdà considera que ha escrito una novela, con algo de 'thriller', de no ficción.
Archivo Libros del Asteroide.

¿Por qué empieza y cierra con el encuadernador Emilio Arauzo Honorio, uno de los muertos?

Porque es, justamente, uno de ellos, de los que pierde la vida el 14 de abril. Emilio es un encuadernador en paro, que se desangra lentamente en la madrugada del 14 de abril después de haber sido tiroteado en una manifestación que pedía el fin de la monarquía. El libro aporta datos inéditos y nuevos detalles sobre su caso, la última víctima del reinado de Alfonso XIII. También rescata las historias de Cándida, una pescadera de Moaña; del joven telegrafista Pàmies, tiroteado aquella noche; de Antonio el jornalero, de Francisco el manifestante, o del militar Eduardo. Todos ellos, vidas rotas en aquel 14 de abril. Reflejan, en parte, el precio individual en todo avance colectivo. La parte de sinsentido que tiene toda revolución. Y el 14 de abril fue nuestra revolución.

Recuérdenos los vínculos con Aragón: los presos de Jaca, y la convulsión en la Academia Militar de Zaragoza, por donde andaba Franco.

Son historias muy curiosas. El libro recorre numerosas ciudades como Madrid, Barcelona, València, Granada, Salamanca, Tarragona, Eibar, Jaca, Huesca, Palma, Cartagena, Moaña, Huelva, Cádiz, Melilla, París, Roma o Washington. Y de Aragón, se fija en varias historias. La primera es Jaca: los presos políticos derivados del pronunciamiento de Jaca cuatro meses aguardando en la cárcel, mientras oían por el teléfono que sujetaba un camarero de una cafetería de Zaragoza cómo sonaba ‘La Marsellesa’. Su libertad dependía de la República. La segunda es la Academia Militar de Zaragoza, dirigida entonces por un general llamado Francisco Franco, que pasó aquel día muy nervioso y que aquella tarde se negaba a izar la bandera tricolor como le ordenaban.

¿Qué sucedió en Huesca?

Sucede otra buena historia que está envuelta por la épica. Toda la ciudad desfilando por las calles rumbo al cementerio para honrar la memoria de los mártires de la República, los capitanes Galán y García Hernández, fusilados después del pronunciamiento de diciembre. Y todos, saludando a Conchita Monrás, pareja del artista Ramón Acín que estaba exiliado por motivos políticos. Son escenas de gran contenido emotivo. La pasión de la Historia congelada en un momento. Imposible no emocionarse al ver arder la llama de esos ideales.

"Y de Aragón, se fija en varias historias. La primera es Jaca: los presos políticos derivados del pronunciamiento de Jaca cuatro meses aguardando en la cárcel, mientras oían por el teléfono que sujetaba un camarero de una cafetería de Zaragoza cómo sonaba ‘La Marsellesa’. Su libertad dependía de la República"
Ramón Acín con su familia: sus hija Katia, Concha Monrás y la asistenta.
Ramón Acín con su familia: sus hijas Sol y Katia, Concha Monrás y la asistenta.
Fundación Ramón y Katia Acín.

Insiste en que es no ficción, pero ¿no cree que algunas historias parecen inverosímiles?

Todas las historias son reales. Todos los detalles, todas las declaraciones. Esa es la regla básica de la no ficción: ajustarse a la realidad de manera estricta pero sin renunciar a las técnicas narrativas que diferencian este libro –que algunos insisten en que se lee como un ‘thriller’– de un ensayo de Historia. Y si te refieres a que algunas historias parecen increíbles, podríamos estar de acuerdo. ¡Es de campeonato, por ejemplo descubrir que aquella jornada la selección italiana de fútbol, del país de Mussolini, se encontraba en España para disputar un partido amistoso contra la selección española, y se vieron rodeados y atemorizados ante la revolución súbita de signo contrario al de su país que estaba convulsionando las calles!

Sí, eso resulta muy paradójico y se ha contado en vísperas del Mundial a partir de su libro. Conmueve la peripecia de Teresa Claramunt, la virgen ácrata. ¿Le ha conmovido a usted también?

Sin duda. Es un personaje muy interesante. Una pionera. Una abanderada de la libertad. Una maestra con discípulas necesarias. Me recuerda a la futura Federica Montseny, con quien trató. Y a todas esas mujeres que rompieron en la Edad de Plata el silencio impuesto. Ahora bien: Teresa Claramunt desprendía un carisma incomparable. El perfume del absoluto. El romanticismo del ideal puro, utópico.

También cuenta la historia de la gran actriz Margarita Xirgu, que actuaba ese día. ¿Qué le interesa de su caso?

Al ver en los periódicos de la época que actuaba aquel día en el teatro de Madrid, quise reunir todos los detalles posibles. Qué obra era, cómo iba vestida, cuál era su primera frase al salir a escena. Y, casi por casualidad, en los fondos de su fundación hallé una carta que aquel 14 de abril Margarita Xirgu le mandó a su hermano. Me interesa que ella ya veía, en esa jornada, cómo de inflamable era el ambiente que se estaba gestando en las calles.

¿Qué tipo de periodismo quería hacer? ¿En qué medida ‘El 14 de abril’ es un inventario o en qué medida es un libro de investigación?

Considero a ‘14 de abril’ una novela de no ficción, una crónica literaria que ojalá sea deudora de grandes cronistas clásicos como Chaves Nogales o Ramón J. Sender, o de cronistas modernos a los que admiro como la escuela americana del ‘New Yorker’, entre ellos Joseph Mitchell o Gay Talese, autores de la crónica latinioamericana actual como Martín Caparrós o Leila Guerriero, o escritores franceses de no ficción como Emmanuel Carrère o Éric Vuillard. No es un inventario, porque detrás hay investigación de numerosos detalles en muchos de los pasajes narrados. Por encima de todo, quería relatar una única jornada, un solo día, primando el factor humano y abordando la narración desde muchos puntos de vista distintos. Del punto de vista de un preso en Jaca con la maleta preparada. Del ayuda de cámara del rey. Del jefe de la Guardia Civil. De un poeta catalán que inspira a los independentistas. De una chica joven de extracción burguesa que se rebela contra sus orígenes Del militar que saca de Cádiz al infante don Juan, y que era republicano acérrimo y masón…

¿Cómo ha sido el proceso de documentación, qué le ha exigido y cuántos meses o años ha invertido?

Se ha alargado más de dos años y ha sido muy laborioso. He consultado docenas de periódicos de abril del 31, archivos fotográficos, vídeos, documentales, películas, ensayos, tesis doctorales, artículos académicos, libros de memorias, crónicas, diarios personales, cartas, dietarios, telegramas, radiogramas, cables diplomáticos, partes policiales, pasquines políticos, alocuciones radiofónicas, informes de partido, fichas de afiliados, gacetas oficiales… Era el esfuerzo que exigía poder contar la realidad de aquel 14 de abril con los detalles que permitían revivir aquel día con fuerza narrativa. El mayor piropo que me han hecho es que con la lectura de este libro no se conoce el 14 de abril, sino que uno vive el día que llegó la República.

Proclamación de la II República el 14 de abril en Zaragoza, en el Paseo de la Independencia.
Proclamación de la II República el 14 de abril en Zaragoza, en el Paseo de la Independencia.
Miguel Marín Chivite/Heraldo.

¿Por qué ha elegido esos capítulos tan cortos, casi pequeños cuentos?

Perseguía un efecto mosaico, con pequeñas teselas que compusiesen el paisaje emocional de aquel día. Aquella epopeya sin guión, totalmente improvisada, que fue el 14 de abril. La brevedad del fragmento incrementaba la sensación de intensidad, de espasmo y convulsión. Porque así fue aquella larga jornada.

"Me recuerda a la futura Federica Montseny, con quien trató. Y a todas esas mujeres que rompieron en la Edad de Plata el silencio impuesto. Ahora bien: Teresa Claramunt desprendía un carisma incomparable. El perfume del absoluto. El romanticismo del ideal puro, utópico"

¿Qué se aprende de España en su libro? ¿O qué ha aprendido usted? ¿No le da la sensación de que ahora vivimos un polvorín idéntico de contradicciones y extremismos y desencuentros?

Lo que más me cautiva es la esperanza inmaculada, si quieres con un punto de ingenuidad, que imperó aquella jornada. La ilusión de todo un país. Ahora bien: después de una guerra civil y una cruenta posguerra, con tantas cicatrices y desengaños posteriores, tal vez sea irrepetible vivir un estallido de ilusión tan puro como el del 14 de abril. Por eso, revivir hoy aquel día, rememorar aquella primera épica republicana y democrática, es reconfortante. Es una historia de película.

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