Los dibujos más escatológicos y groseros de Goya se subastan en Francia

Se trata de una hoja, con obra en las dos caras, que tiene un precio estimado de entre 800.000 y 1.200.000 euros y que perteneció al ‘Álbum B’

'La Tía Chorriones enciende la hoguera', uno de los dibujos que se subastará en París.
'La Tía Chorriones enciende la hoguera', uno de los dibujos que se subastará en París.
Heraldo.es

Una sencilla hoja de papel de 23 por 14 centímetros puede venderse a finales de mes en París por cerca de un millón de euros. La hoja perteneció en su día al llamado ‘Álbum B’ de Francisco de Goya y tiene dos dibujos del de Fuendetodos, uno por cara. Se subastará el próximo 29 de noviembre en la sala Remy Le Fur & Associates, ubicada en el número 9 de la rue de Duras de la capital francesa.

Se da la circunstancia de que en una de sus caras tiene el que seguramente es el dibujo más escatológico y grosero de Goya, el que dio lugar al ‘Capricho’ número 69, ‘Sopla’. La escena principal está protagonizada por la Tía Chorriones, que utiliza las ventosidades de un niño para avivar el fuego de un brasero, en un entorno con brujas, figuras en penumbra y algún personaje mitad ave y mitad humano. A la hora de realizar el ‘Capricho’, el pintor introdujo algunas modificaciones respecto al dibujo.

Lo escatológico aparece en varios dibujos de Goya, como ‘La ayuda’, en el que tres personajes se disponen a realizarle una lavativa a un cuarto, tema que en cierta medida tocó también en el ‘Capricho’ 58, ‘Trágala, perro’. También, en el dibujo ‘Comer mucho’, Goya presentó a una figura masculina con los pantalones bajados sentándose en un retrete. Y en ‘Tuti li mundi’, un joven que se inclina para mirar por un cosmograma, un aparato de entretenimiento popular en el siglo XIX, deja inconscientemente al descubierto su trasero porque tiene el pantalón roto.

En cualquier caso, la escena de ‘La Tía Chorriones enciende la hoguera’ (o ‘Brujas a recoger’, que tiene dos rotulaciones) es solo el dibujo de una de las caras del papel. En la otra está representada una escena grotesca  en la que una mujer de perfil achatado se inclina ante un hombre con nariz en forma de órgano genital masculino, haciéndole gestos. El hombre introduce una de sus manos en la bragueta de su calzón. Entre ambos hay un tercer personaje, de rostro deforme, que con una de sus manos hace el símbolo de los cuernos. Este dibujo tiene también dos títulos, ambos en la parte inferior, ‘Caricaturas’ y ‘Le pide cuentas la mujer al marido’.

La sala estima que el precio de venta se situará entre 800.000 y 1.200.000 euros, aunque en realidad es una incógnita. Hace ahora menos de un año, Ansorena no encontró comprador para el dibujo ‘Dieciséis cabezas caricaturescas y autorretrato de Goya’, que ofreció al mejor postor a partir de 800.000 euros. Pero también se puede recordar que en 2011, ‘Útiles trabajos’ se adjudicó en Christie’s de Londres por 2,5 millones y que tres años antes se pagaron 2,8 millones por ‘Bajan riñendo’, en lo que constituye el récord de venta por una obra en papel de Goya.

'Le pide cuentas la mujer al marido', uno de los dos dibujos a subasta.
'Le pide cuentas la mujer al marido', uno de los dos dibujos a subasta.
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La hoja de papel perteneció al llamado ‘Álbum B’ o ‘Álbum de Sanlúcar-Madrid’, una colección de dibujos realizados por el pintor durante su convalecencia en Sanlúcar de Barrameda y Doñana, en el verano de 1796, mientras estaba allí invitado por la duquesa de Alba. Y que terminó en 1797, ya de regreso en Madrid. Es un álbum de gran contenido satírico, y en buena parte precursor de los ‘Caprichos’. Se conocen un centenar de dibujos de este álbum, uno de los que más dispersión de su contenido sufrió. Cinco de sus hojas están en el Museo del Prado.

El recorrido de la obra

La pieza cuenta con todos los avales de autenticidad, y su procedencia está clara. Según la casa que lo saca a subasta, en el año 1828, cuando falleció el pintor de Fuendetodos, pertenecía a su hijo, Javier Goya y Bayeu, que había conservado numerosos dibujos de su padre. A la muerte de Javier Goya, en 1854, pasó a manos de su nieto Mariano. Este vendió obras con cierta rapidez.

Así, según los especialistas, un extenso conjunto de dibujos pasó a manos de Federico de Madrazo o de su entorno familiar, en especial de su cuñado, Ramón Garreta y Huerta. Y desde ahí empezaron a dispersarse por todo el mundo. Se sabe que esta pieza concreta que se subasta en París se vendió en 1877, gracias a la intermediación del marchante Paul Lebas, junto a otras 104 en el Hôtel Drouot, la gran sala de subastas de París. A partir de ese momento, y durante más de un siglo, estuvo en la colección de Paul Meurice. En 1906, tras una nueva venta en Hôtel Drouot, entró a formar parte de la colección de Alfred Strölin. Finalmente, a la muerte de este coleccionista, la pieza fue vendida en subasta a un comprador anónimo en la galería parisina Charpentier en 1957. 

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