La ermita de Santa Quiteria de Encinacorba, al borde de la ruina

La restauración del edificio, del siglo XVI y propiedad de la Iglesia, lleva 10 años bloqueada

La ermita de Santa Quiteria de Encinacorba ha entrado en una etapa decisiva de su 'vida': o se inicia ya su restauración o se perderá para siempre. A lo largo de los últimos 20 años de nada han valido ni los esfuerzos de los alcaldes de la localidad, ni las gestiones de la comarca de Campo de Cariñena, ni la recogida de casi 1.000 firmas a su favor, ni las recomendaciones del Justicia de Aragón, ni su inclusión en la Lista Roja del Patrimonio, ni de su consideración como Bien de Interés Cultural, de la que se cumplen ahora dos décadas aunque posteriormente se rebajó. El edificio sigue cerrado al público y deteriorándose a ojos vista. "Yo ya no sé a qué puerta llamar -resume el alcalde de la localidad, Jesús Martín Casanova-. La ermita pertenece a la Iglesia (arzobispado de Zaragoza), que no la repara, y las administraciones no intervienen porque no es de propiedad pública. Si nos hubieran traspasado la propiedad ya estaría todo reparado, por nuestros medios o con la ayuda de la Diputación de Zaragoza, que estaba dispuesta a poner dinero". 

La ermita, de estilo gótico primitivo, está fechada en el siglo XVI y es de una nave y cabecera recta. En el exterior mezcla el tapial con hiladas de ladrillo y tiene unos vistosos contrafuertes. En el interior destacan el artesonado de madera y el coro. Según el alcalde de la localidad, en tiempos todo el pueblo participaba en una romería. "El día de Santa Quiteria se hacía misa y se celebraba una comida a sus puertas", recuerda..

Las primeras señales de alarma surgieron hace ahora más de 15 años, Y ya entonces se quiso intervenir, sobre todo en la techumbre, para evitar que la lluvia causara más daños.

Interior de la ermita, aún recuperable.
Interior de la ermita, aún recuperable.
Heraldo.es

"Se han redactado dos proyectos de restauración. El primero que hizo el arquitecto municipal tasaba los trabajos imprescindibles en unos 120.000 euros. Con ese dinero se podía reparar el tejado, el suelo y los contrafuertes, y se hubiera garantizado la supervivencia del edificio. Como el tiempo ha pasado sin que se hiciera nada, ahora el dinero que se necesitaría para esos mismos trabajos será muy superior. En los 12 años que llevo de alcalde la ruina ha ido avanzando cada día", apunta Jesús Martín Casanova. 

De haberse arreglado la ermita en su día, el municipio pensaba hacer allí un centro de interpretación dedicado al científico Mariano Lagasca (1776-1839), natural de Encinacorba. Se pretendía, incluso, arreglar el entorno y convertirlo en un jardín botánico. 

Pero todo esto es un dibujo en el aire que no se ha llegado a concretar porque el edificio sigue abandonada a su suerte. De hecho, unos años atrás hubo que colocar una nueva puerta de entrada para evitar que el ganado se metiera en el interior. También para que no hubiera saqueos: aunque el patrimonio mueble se retiró cuando las condiciones del templo amenazaban ruina, posteriormente se robaron algunas vigas de madera del techo. Al parecer, la ermita es propiedad de la Iglesia (arzobispado de Zaragoza) aunque el terreno en que se asienta es de titularidad municipal.

En 1982 la Dirección General de Bellas Artes y Archivos del Ministerio de Cultura abrió expediente para declarar el edificio Monumento Histórico-Artístico, lo que da prueba de su importancia. En 1985 se modificó está categoría por la de Bien de Interés Cultural, y en 2002 la DGA rebajó su categoría a la de Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés. En los últimos 20 años el deterioro del templo ha ido creciendo. Y en Encinacorba saben qué va pasar muy pronto si nadie lo remedia. "Tenemos el ejemplo de la antigua ermita de San Cristóbal: en cuanto perdió la techumbre desapareció. Ahora no quedan ni los restos", concluye el alcalde de la localidad.

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