LITERATURA. OCIO Y CULTURA

Muere el poeta, narrador y filósofo José Luis Rodríguez García

Leonés afincado en Zaragoza y autor de medio centenar de títulos, dirigió las Prensas Universitarias de Zaragoza, y deja una valiosa obra literaria

José Luis Rodríguez García
José Luis Rodríguez García en una imagen de archivo
Oliver Duch

“Me interesó mucho la vida de Vincent Van Gogh y sus 'Cartas a Theo', las de August Strindberg, Hölderlin y Antonin Artaud. Para mí la literatura es contacto, misterio, comunicación y confesión, pero aún así me interesan algunos de esos autores difíciles, complejos, como Artaud y Hölderlin, al que también le he dedicado muchas páginas y muchos artículos. Son dos referencias para mí: escritores de la complejidad, de la locura, del abandono del mundo. Hölderlin buscaba algo nuevo y su obra tiene algo de mágica, profética, que me sigue atrayendo”, decía José Luis Rodríguez García (León, 1949) en 2010 en una larga entrevista en HERALDO. El escritor acaba de fallecer por un fallo multiorgánico en Zaragoza, la ciudad adonde llegó para ejercer de profesor de filosofía con 25 años. José Luis Rodríguez era colaborador asiduo de las páginas de opinión de HERALDO. 

Había estado de paso en un viaje a Venecia y había dicho que jamás viviría aquí por el calor. Sin embargo, Zaragoza se convertiría en la ciudad de su vida a la que dedicaría una parte de su intensa actividad profesional, política y literaria. Se va un intelectual en todos los sentidos: un pensador, un ensayista, un creador de ficciones, un poeta y un profesor universitario que deja huella y abundantes discípulos y amigos. Estos días, cuando se celebran los 40 años de Prensas de la Universidad de Zaragoza, se recuerda su apuesta y su ambición: fue de los primeros en creer en un proyecto editorial consolidado en todo el país.

En aquella entrevista, José Luis Rodríguez. ‘Pepo’, recordaba una de sus grandes pasiones, Jean Paul Sartre, el intelectual que ha sido un modelo y un espejo para él. “Yo sé que lo real es algo muy complejo y que no puede manifestarse en un nivel de representación sencillo. Mi propia obra y estilo es una apuesta estilística que contiene propuestas transversales donde convergen lo poético, lo narrativo y lo ensayístico. Y en eso en buena parte lo he aprendido de Sartre. El Sartre que más me gusta no es el filósofo, ni tampoco el dramaturgo, su teatro ya está obsoleto, sino al que ama la noche, las artes populares, el cine, el jazz, a figuras como Boris Vian. Me gustan de él la trilogía 'Los caminos de la libertad' y los artículos que dedicó a sus amigos, Camus, Paul Nizan, Merleau-Ponty, o a figuras más lejanas como Tintoretto”.

José Luis Rodríguez García nació en León. Muy pronto se marchó interno a un colegio religioso de Guernica (Vizcaya) y durante años pasaba los veranos en La Coruña, en una fonda de la plaza de María Pita. Solía recordar: “Mi padre era militar. Mantuvimos una relación difícil durante años, y la hemos mejorado Al final. Después de la Guerra Civil estuvo un tiempo en Zaragoza, en la Academia General Militar, donde dio clases de matemáticas. Le gustaba mucho La Coruña, y yo he pasado muchos veranos en la playa de Santa Cristina, jugando entre las dunas, y en los alrededores de la torre de Hércules”, confesaba.

Más tarde, hacia 1974, recaló en Zaragoza. “Aquí tenía una amiga, Carmen Asiaín, vinculada con el profesor y poeta Eugenio Frutos, me llamó a Madrid y me dijo que había una plaza vacía en Filosofía. Obtuve la plaza y empecé a trabajar aquí a los 25 años”. José Luis recordaría con inmenso cariño su relación con Eugenio Frutos. “Me acogió maravillosamente y él me causó una impresión gratísima. Era afable y sabio, intentaba comprender a los jóvenes. Tenía un pasado ambiguo, pero siempre se portó con generosidad. Durante mucho tiempo iba todos los domingos a comer con él, con su mujer Lola Mejías”. Para entonces ya había ganado el premio de poesía 'Café de Marfil' de Elche y había sido finalista del premio Nadal en 1974. Ya entonces intentaba compaginar la enseñanza, la escritura y la política. Realizó su tesis doctoral sobre estética.

“Yo era comunista, de orientación trotskista en una primera etapa, y luego maoísta. Cuando vine a Zaragoza me integré en el Movimiento Comunista (MC) y entré en contacto con gentes como José Ignacio y Esperanza Lacasta, Merche Gallizo, Teresa Duplá, Jesús Membrado, Ricardo Berdié... En aquellos días aún vivía Franco y la política estaba sometida a todo tipo de presiones y no tenía posibilidades de una vida pública normal. Si te encontrabas en un bar con Ricardo Berdié o Membrado, por ejemplo, casi pasabas de largo para no levantar sospechas”.

Desembocó en la intensa vida cultural de la ciudad y se incorporó a ‘Andalán’.¿Cómo fueron sus años en 'Andalán' “Escribí sobre todo crítica literaria, algunos editoriales conflictivos, y ese periodo me permitió integrarme perfectamente en Aragón, donde fui muy bien acogido por Eloy Fernández Clemente y José Antonio Labordeta, entre otros. Recuerdo que se sometió a votación mi incorporación y la de Agustín Sánchez Vidal, la aprobaron, y nos marchamos a Calaceite, con la que iba a ser mi segunda, y actual, mujer, Mar, en su 'dos caballos', a entrevistar a José Donoso. La cosa no fue bien: Donoso bebía mucho y yo tampoco me quedaba atrás. Donoso me dijo que volvía a Chile, controlado por el dictador Pinochet. Discutimos por eso, y al final salió una entrevista tensa. Se la mandé y él me llamó enfadado pidiéndome que no la publicase. Así lo hice”, recordaba.

José Luis Rodríguez dirigió durante varios años las PUZ con sensibilidad, ambición y profundidad. Ensanchó las colecciones. Y, a la vez que daba Filosofía en la Universidad de Zaragoza y desplegaba una intensa vida política y pública (es el letrista de la canción ‘Cass’ de Más Birras, colaboró con grupos de teatro), compuso una obra literaria variada y personal de alrededor de 50 títulos donde hay todo de todo: numerosos ensayos sobre Sartre, Fichte, Marx, Camus o Hölderlin, al que le dedicó dos volúmenes; uno de sus últimos títulos fue ‘Postutopía’ (2020). Firmó una veintena de libros de poesía, entre ellos ‘La región más transparente’ (1993), ‘Voces en el desierto’ (2008), ‘Vidrio y alambre’ (2011), ‘Estado de sitio’ (2016), la lírica quizá fuese el género donde obtuvo sus mayores logros, se sentía poeta por encima de todo; libros de relatos como ‘La residencia’ o ‘Incidencias’ sobre el Titanic, y novelas variopintas, como ‘Adiós Buonarrotti’, ‘El rorcual azul’, sobre Chopin, como ‘El último concierto’, Shakespeare, como ‘Parque de Atracciones’; también ensayó la novela policiaca en ‘Las manos negras’ .

Elegante, refinado, un tanto afrancesado, enamorado de Julio Cortázar y Paul Celan, amó Zaragoza y se sintió querido. Decía: “Zaragoza es una ciudad extraña. Parece desapacible, poco acogedora, dura, y a medida que vas conociendo a la gente esa impresión se desvanece. Aquí he logrado ser feliz en mi barrio, en mis bares, en mis librerías, rodeado de un sinfín de afectos que percibo de veras". Su último libro fue  ‘Almanaque de la intemperie’ (papeles mínimos, 2021) y en él, entre otros asuntos, analizaba la covid-19, que también le atacó y fue determinante. “La pandemia ha sido un reto espectacular de la naturaleza. No puedo opinar médicamente del asunto. Culturalmente, nos ha destrozado. Como filósofo soy capaz únicamente de subrayar el cataclismo que supone la pérdida de valores que se han ido difuminando: responsabilidad, empatía, cuidado del otro, esperanza para superar esta intemperie si se respetan los valores que acabo de mencionar… Pero a algunos filósofos les ha dado por creerse miembros de la Royal Society of Science y pontifican. Como poeta, no puedo responder. Ya lo hicieron los narradores florentinos, Daniel Defoe o Albert Camus… Todos admirables. Lamentablemente, están muertos y no nos pueden vigilar”, decía en HERALDO el año pasado en marzo.

El poeta David Mayor era uno de sus mejores amigos. Lo retrata así: “José Luis es una de las personas más importantes en mi vida. Mi maestro. Un referente intelectual y vital, con quien las últimas generaciones hemos aprendido a mirar el mundo desde el asombro y la melancolía y a pensar sobre él sin olvidar nunca que es necesario un mundo mejor donde no haya desigualdad y en el que cualquiera pueda disfrutar de la belleza. Su obra literaria y filosófica es a la vez de una altura y de una profundidad formidables,  que no ha sido reconocida como merece”. 

Fernando Morlanes, director de la revista 'Crisis', donde solía colaborar a menudo, escribe: "Sentimos que su ausencia nos priva de luz, de discernimiento y claridad, de esa voz sosegada y profunda que nos ayudaba a dirigir nuestros pasos por el camino de la ética, la amoral y el humanismo". 

El cuerpo de José Luis Rodríguez -que fue premio Artes & Letras de Literatura en 2019- podrá ser velado el martes 12 en el cementerio de Torrero desde las 15.00 y será despedido en una ceremonia civil el miércoles, 13, en la sala 2. 

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