Vilas dedica una página de su libro 'Alegría' al exdirector del colegio Tío Jorge de Zaragoza que le inspiró
La consejera María Victoria Broto ha destacado el trabajo de los docentes que, como Lorenzo Oro, “dejan sus raíces en los centros”.
El escritor Manuel Vilas ha dedicado este lunes una página de su novela "Alegría" al exdirector del CEIP Tío Jorge de Zaragoza Lorenzo Oro, en quien se inspiró para escribirla y de quien ha ensalzado su "entusiasmo, generosidad y bondad" y su labor "por la educación pública aragonesa".
El escritor ha participado en el homenaje que el CEIP ha brindado a Lorenzo Oro Giral, quien entró en el centro en 1978 con 30 años y en el que pasó 37 de su vida llegando a ser director, un homenaje con el que se ha iniciado el programa del 50 aniversario del centro y en el que también han estado presentes, entre otros, la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, Mariví Broto, y el director general de Cultura, Víctor Lucea.
Todos han resaltado la figura de Oro, su trabajo en el centro y la apertura del mismo a la realización de actividades como el esquí o el baloncesto, además de su familiaridad y preocupación por la comunidad educativa y su "explosión de vida", en palabras del escritor barbastrense.
Vilas ha reconocido que se quedaba "fascinado" con el "don" de Oro para solucionar los problemas que se presentaban en el colegio cuando él dejaba a sus hijos y lo ha definido con "un hombre bueno en el sentido machadiano" de la palabra.
Lucea ha leído las palabras con las que Vila recrea en 'Alegría' la acción docente de Oro, don Nicolás en el papel, como una persona "entregada a la pasión de educar" y a quien dejaba "lo mejor" de su vida, sus hijos. Mientras que la consejera ha agradecido que no se haya cumplido lo escrito por Vilas en el libro y ambos hayan podido volver a verse y coincidir en este homenaje.
Un homenaje organizado por el Departamento de Educación en el que también ha participado la directora del centro, Alicia Fernández, y la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Zaragoza, Lola Ranera, y que ha servido también, según Broto, como homenaje a las familias y a los educadores.
