No hay Certamen de Jota sin barambán

Los cantadores Elena Casaña y Javier Badules ganan el Extraordinario, en una final con polémica al quedar desierto el baile

La provincia de Huesca dominó este domingo el Certamen Oficial de Jota de Zaragoza. La cantadora de Albalatillo Elena Casaña y el cantador Javier Badules, de Huesca y con raíces en San Lorenzo de Flumen, ganaron el Extraordinario, tal y como ya lo hicieran ambos en la edición de 2017. Los dos han sido, para mayor coincidencia, escolanos de José Antonio Villellas, santo y seña de la jota en Tardienta. Hoy, Elena Casaña se prepara con Laura Martín Montalbán, y Javier Badules con Nacho del Río. 

El Premio Ordinario lo han ganado, en canto, Francisco Javier Gracia y María de los Ángeles Altés; y, en baile, Esther Gimeno y Adrián Tomás. Segundos han quedado los cantadores  Sara Serena y Julio Bellido, y la pareja de baile de Pilar Gerique y Aarón Rosé. 

Había 'hambre' de jota, como ya quedó patente en la jornada anterior durante la disputa del certamen infantil, y la verdad es que el concurso no ha defraudado. Ha habido calidad, mucha calidad, en un concurso con voz de mujer

¡Qué cosas tiene el certamen! Hace unos pocos años, casi anteayer, se celebró una edición con una sola voz aspirando al Extraordinario... y el jurado lo declaró desierto. Esa voz era la de Elena Casaña, mujer de las que no se arrugan. Otras, en su lugar, se hubieran deprimido, pero ya lleva dos Extraordinarios desde entonces.

Este domingo, Irene Alcoceba, Elena Casaña, Lorena Palacio, Mercedes Budíos y Lourdes Escusol han protagonizado una de las ediciones más competidas que se recuerdan. Y eso que en los días previos, una pena, había renunciado a participar Inés Martínez Fabre. Su forma tan personal de entender la jota hubiera añadido mordiente a un concurso que ya la tuvo por arrobas. En las horas previas renunció también José Manuel Ibáñez, el cantador invidente de Jérica.

En el sorteo previo a la competición salió de obligada la jota de Huesca para los bailadores; 'Y hablaremos por la reja', en la versión de María Pilar de las Heras, para las cantadoras; y 'Tengo que darle a mi novia', en la versión de Cecilio Navarro, para los cantadores.

Javier Badules y Elena Casaña presentaron muy pronto sus credenciales para hacerse con el Extraordinario: estilo, potencia, serenidad, dicción... Pero los artistas que vinieron después no se lo pusieron fácil. Destacaron Javier Lasmarías en sus rondaderas; la espectacular Lorena Palacio, que adornó '¡Maldito sea el vivir!' con infinitos calderones; el sentimiento y abolengo de Mercedes Budíos; o el estilo brillante de Lourdes Escusol. Mención aparte merece Antonio José Julve. El oscense parece ser consciente de que no va a ganar el premio, que ese fierrocarril ya pasó de largo por su estación, pero le da igual. Concibe el certamen, la jota y la vida como una oportunidad para disfrutar él y hacer disfrutar a los demás, y por eso se le quiere tanto. Quizá el creer que no va a ganar, ni falta que le hace, le libera. Y en un espectáculo tan encorsetado como el del certamen, se atrevió con todo. En las rondaderas puso toda su retranca: las únicas gotas de humor de la mañana: "Tus ojicos me clavaste/y de ti me enamoré./Y al verte sin mascarilla/que sustico me llevé", cantó una de sus letras. 

El Premio Ordinario tuvo también sus momentos: la potencia y estilismo de Francisco Javier Gracia; la brillante interpretación, con la pausa justa, de 'Huele a pólvora o incienso', de María de los Ángeles Altés; la torrentera de voz de Héctor Montesinos; el estilazo tan personal de Olga Pilar Poza; la energía y coordinación de Esther Gimeno y Adrián Tomás, que bordaron la jota de Albalate y que ya al acabar se abrazaron satisfechos, presumiendo que podían ganar; las letras bellísimas que siempre elige Julio Bellido; cómo cantó 'Las miajas de tu cariño' Paquita Urbano; lo bonito que interpreta Pilar Flores; la gallardía y el estilo de Sara Serena...

Y hubo, era de esperar, lío, barambán, zapatiesta y tracamandana. Hay un momento mágico en el certamen, cuando los bailadores del Extraordinario han terminado su jota obligada. Acuden a beber agua, exorcizan sus demonios y en la sala Mozart se hace un silencio de velorio. Todo el mundo sabe, ellos los primeros, que bailar la jota de Zaragoza es un esfuerzo sobrehumano, una prueba de fuego. Este año la bailaban dos parejas pero el Extraordinario quedó desierto, lo que no gustó nada al público. Llevamos así desde que en 2010 lo ganaran Álex Aldea y Patricia Sariñena, el jurado entiende que los que se presentan no tienen el nivel. Ahí hay tema para reflexionar.

Presentó el concurso Sara Comín, con su elegancia de siempre; dirigió la rondalla el maestro Sergio Aso; y cantaron para los bailadores Yolanda Larpa y José Luis Urbén, que no quisieron que el acto se cerrara sin dedicar una copla a los habitantes de la isla de La Palma, tan castigados por la Naturaleza en los últimos días. "Allá va la despedida/con la Palma en el corazón/queridos palmeros nuestros/va la jota en vuestro honor".

Javier Badules y Elena Casaña comparten amor a la jota y vinculación con Aires Monegrinos, grupo que hace años estuvo a punto de desaparecer y que hoy es uno de los punteros de Aragón. Campeones no le faltan, desde luego. Humildad, tampoco.

"Yo no me considero mejor que mis compañeras de esta mañana, simplemente subo al escenario y hago lo que puedo", confesaba la cantadora. Y el cantador añadía: «No compito con mis compañeros, lo hago conmigo mismo. En los certámenes intento hacerlo lo mejor que puedo y sé, y no me preocupo de más. Luego, ya se sabe que el triunfo es una fruta que solo se come uno. El jurado es quien decide quién».

Los dos coinciden también en que el certamen "ha sido un éxito", sobre todo en lo que ha tenido de reencuentro entre público y artistas. Y esta semana han coincidido en algo más. En los últimos días ambos han tenido alguna pequeña afección en la voz, hasta el punto de pensar seriamente en no presentarse a la final. Los dos se probaron horas antes de la competición (en el caso de Javier Badules, tras desayunar un plato de huevos fritos con chorizo; en el de Elena Casaña tras superar el mal fario de haberse olvidado en casa el mantón y tener que tomar uno prestado). Y a última hora decidieron continuar adelante. "Ayer era el día de quejarse y hoy el de cantar", resume Badules.

Fue una sabia decisión. Ambos son ya los cantadores de Huesca con mayor número de Extraordinarios, en el caso de Elena Casaña, igualada con Inés Martínez Fabre. 

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