Zaragoza regresa al siglo XII

El Mercado Medieval ha comenzado este viernes con la inauguración de los puestos y un pasacalles.

Mercado medieval de Zaragoza.
Mercado medieval de Zaragoza.
Sandra Lario

Zaragoza regresa desde este viernes al siglo XII. El Mercado Medieval vuelve e imprime un ambiente festivo que se respira en ambas orillas y que transporta a los visitantes a la Edad Media. Una época en la que convivían tres culturas en nuestra ciudad, y que con esta iniciativa se trata de revivir. 


El buen tiempo ha dado un respiro a los comerciantes de la feria que amanecían preocupados por las fuerte tormenta que sacudió este jueves la ciudad de Zaragoza. "Ha salido el sol y tenemos que aprovechar", comenta uno de los organizadores del evento. "Animo a todos los zaragozanos a visitar este mercado. Es una forma de viajar en el tiempo y de conocer otras culturas y oficios de otras épocas", dice el joven. 


"Pensaba que el día estaría peor, pero hasta el momento estamos teniendo suerte. Solo espero que se mantenga, aunque las previsiones de lluvia para la tarde harán que la gente se quede en sus casas", lamenta Iris, la tendera de Nacnic, un puesto de cuadros de patchwork. 


Pero, las previsiones de lluvia no solo preocupan a los tenderos del mercadillo. "El año pasado las ventas fueron a peor", apunta Iris, quien asegura que ella ha optado por poner su puesto porque es de Zaragoza y no tiene que pagar costes de alojamiento. "Sé que muchos comerciantes no han venido porque no les sale rentable pagar alojamiento y manutención además de abonar al Ayuntamiento de Zaragoza las tasas por colocar el puesto", dice Iris. 


El precio del puesto depende de los metros que ocupe. Ingrid es la tercera vez que viene junto a su familia al mercado medieval de Zaragoza. Se dedican a fabricar cosméticos naturales en un pueblo cerca de Barcelona. Recorren casi todas las ferias medievales de España y asegura que la de Zaragoza es de las más caras del país


"Hemos tenido que abonar más de 300 euros por dos metros", dice Ingrid. "Es un precio muy elevado y aunque este año hay más puestos, en 2014 había siete comercios de cosmética artesanal. Hoy solo he visto tres", detalla Ingrid. 


Por su parte, Rosa produce patés de origen aragonés. "Los elaboramos en Uncastillo", recalca orgullosa. Pero, a pesar de su satisfacción por el producto aragonés asegura que este tipo de ferias se han desvirtuado en los últimos años. "Hay mucha oferta y no tanta demanda. La gente viene a visitar el mercadillo y ver el ambiente; pero no tanto a comprar", explica. 


Además, "cada año se vende menos y observo que hay muchos productos de reventa", critica Rosa, que anima a los aragoneses a comprar productos artesanos. "Son de más calidad y no existen intermediarios. De la fábrica al consumidor", dice Rosa. 


El problema, continúa Rosa, es que además de la gran oferta de productos que se venden en este mercadillo, "el precio en algunos puestos es elevado y por ese tendero pagan los demás". Además, advierte Rosa, quién gana dinero con esta feria son los que la organizan. "Los tenderos dependemos de muchos factores: la lluvia, el excesivo calor, la crisis económica, la competencia, etc. para sacar beneficios. Si no sacamos para los gastos tenemos que recortar en otras cosas", apunta. "Si se vende mal el que organiza la feria no te devuelve el dinero. Así que solo espero que la gente se anime", concluye. 


El lado positivo existe. Rosa asegura que participar en estos eventos es una manera de acercarse al público y que este conozca el producto. Además, "contamos con clientes muy fieles que vienen a las ferias para comprar nuestros patés", señala Rosa. 


Además de puestos gastronómicos de productos típicos aragoneses como quesos, embutidos, ternasco y patés elaborados en la zona de la Comarca de las Cinco Villas, entre otras exquisiteces, se pueden encontrar desde este viernes en la zona del casco antiguo otro tipos de artículos como bisutería, accesorios, sandalias de piel, complementos de plata traídos de países exóticos, como Tailandia, y bolsos de piel hecho a mano por artesanos de la zona. 


Los puestos de comida son los que más abundan y en los que más se detienen los visitantes. "Tienen mucha curiosidad por probar sabores nuevos o comida recién hecha que no es fácil de encontrar en los supermercados", explica Javier, un tendero de puesto de tartas artesanales. 


Pero quizás lo más original del mercadillo de las tres culturas sea conocer oficios antiguos de la época, que todavía perduran aunque "con mucho sudor y esfuerzo", como asegura Josep, el alfarero del mercadillo.


El oficio de cantero, alfarero o cómo tejer lana son algunas de las técnicas que se pueden aprender y con la que disfrutan los más pequeños. Álex, natural de León, es la primera vez que acude a la feria medieval de Zaragoza. Se dedica al oficio de cantero desde hace más de quince años y asegura que es una manera de mostrar a la sociedad este quehacer que pocos conocen. "Venir aquí es una manera de reivindicar que no podemos dejar perder estos oficios tradicionales", comenta el leonés. "Los más pequeños se quedan embobados mirando cómo trabajo porque jamás han visto esculpir una piedra", dice Álex. 


- Consultar la programación completa del Merrcado Medieval de las Tres Culturas.


- Consultar otros eventos en Heraldo Ocio.