Exposición retrospectiva

La pasión de Anglada-Camarasa por el color, en el Palacio de Sástago

La exposición, ubicada en el Palacio de Sástago, reúne 59 obras del artista catalán y estará abierta al público hasta el 1 de septiembre.

Una de las obras que componen la muestra
El Palacio de Sástago muestra la pasión de Anglada-Camarasa por el color
ASIER ALCORTA

El Palacio de Sástago de la capital aragonesa inaugura este jueves la exposición 'Anglada-Camarasa (1871-1959)', una muestra retrospectiva que refleja la pasión del pintor catalán por el color como hilo conductor de toda su trayectoria artística.


El diputado delegado de Cultura de la Diputación Provincial de Zaragoza, José Manuel Larqué, y las comisarias de la exposición, Silvia Pizarro y Charo Sanjuán, han presentado en rueda de prensa esta retrospectiva que permanecerá abierta al público hasta el 1 de septiembre.


El diputado José Manuel Larqué ha considerado que la exposición dedicada a Hermen Anglada-Camarasa es "extraordinaria" y ha agradecido "a todos los que han prestado las obras" --procedentes de colecciones privadas y públicas de la Diputación de Barcelona o la Fundación 'la Caixa', entre otros-- por hacer posible una "magnífica muestra" de la que "espero que todos disfrutemos durante el verano".


Charo Sanjuán ha indicado que el Palacio de Sástago reúne 59 obras, 38 óleos y 21 dibujos, que recorren la trayectoria del artista, su variedad temática y reflejan "la riqueza cromática" de sus obras, "las contraposiciones de los colores y el tratamiento de la luz".


Al haber sido cedidas por colecciones públicas y privadas, "muchas de estas obras no son visibles normalmente", de modo que se presentan al público por primera vez en Zaragoza, ha comentado Sanjuán, para precisar que los cuadros se acompañan de catálogos de sus exposiciones y, en la última parte de la muestra, se incluye un apartado documental "para que el visitante, además de conocer su trabajo, vea al artista como persona".


"Nos importa el aspecto didáctico de la muestra, que el visitante se haga una idea clara del trabajo del artista", ha subrayado la comisaria. Por ello, el recorrido propone un paseo por las distintas etapas y acerca al público obras como 'Los enamorados de Jaca' (1910), "que corresponde a su temática folclórica", o dos dibujos "que relacionan a Anglada con Aragón", sobre las 'Montañas de Alhama'.


Anglada-Camarasa tuvo "unos inicios realistas", conforme a los estudios académicos de los años 90 del siglo XIX, "una formación naturalista en la que pintaba paisajes pero ya tenía el deseo y la necesidad de buscar algo más", ha relatado Silvia Pizarro.


Buscando la belleza de París


Tras una primera etapa catalana, "consiguió algo de dinero de un familiar y se fue a París a estudiar, con una ansia tremenda por aprender y desarrollar lo que llevaba dentro", siempre como un artista "individualista e independiente, ajeno a las modas, amante de la belleza y claramente hedonista".


En París captó su atención la luz eléctrica, la elegancia y figura de las mujeres, los jardines, los clubes nocturnos y los caballos, "un animal que le fascinaba". También de esa etapa se encuentran obras sobre el baile gitano, del que logró captar su "fuerza y expresividad, su alma".


En 1904, Anglada-Camarasa viajó a Valencia y allí "cambió su visión del entorno y quedó muy impactado por el colorido del folclore valenciano". Comenzó entonces a pintar cuadros de gran tamaño, "con mucho protagonismo del color y los trajes", y que estaban destinados a decorar un palacio junto a otras obras dedicadas a las regiones españolas (como 'Los enamorados de Jaca'), proyecto que finalmente no se desarrolló.


Enamorado del paisaje


En 1914 se instaló en Port de Pollença, en Mallorca, una isla "que ya conocía y que era como un paraíso perdido, como la vida primitiva, y vuelve a cambiar el tema" de sus creaciones cuando "se enamora del paisaje". No obstante, ha comentado Pizarro, no dibuja paisajes "amplios, sino que se centra en Port de Pollença, en las rocas, en el mar, excusas que busca para disfrutar con el color".


En Barcelona, presentando sus nuevas obras, le sorprendió en 1936 la Guerra Civil y, como republicano y masón, no pudo regresar a Mallorca y se vio obligado a refugiarse en Montserrat y, después, al exilio en Francia, donde se centra en "una pintura muy basada en la memoria", con bodegones y flores "muy espectaculares de color". "Hasta en condiciones precarias buscaba el color y la luz", ha remarcado Silvia Pizarro, al apuntar que el artista regresó en 1948 a Mallorca.


Charo Sanjuán ha agradecido a la Diputación de Zaragoza su interés "por difundir la obra de un pintor importante, tan moderno en su momento y que todavía ahora nos sorprende", un artista al que "le importaba la pintura y el color por sí mismos".