El ayuntamiento de Albalate del Arzobispo, como integrante del Parque Cultural del Río Martín, y el Ministerio de Cultura y Deporte, a través de la Dirección General de Bellas Artes, emprendieron entre los meses de mayo y julio de 2018 un proyecto de estabilización de urgencia de algunos puntos del soporte rocoso donde se localizan diferentes paneles de pinturas rupestres declaradas Patrimonio Mundial en el abrigo de los Chaparros. En la tarea participaron un nutrido grupo de especialistas cuya asistencia técnica y coordinación ha corrido a cargo del Parque Cultural del Río Martín y el Gobierno de Aragón.

El objetivo era frenar en lo posible el proceso de degradación del soporte rocoso, cuyo estado y fragilidad amenazaba con la pérdida inminente de fragmentos de pintura. Para ello se consolidaron las zonas de mayor riesgo y se realizaron también un estudio termográfico para localizar las patologías más graves que afectan al abrigo al objeto de evitar la pérdida irreparable de fragmentos pintados hace más de 6.000 años.

El director del Parque, José Royo, que coordinó la actuación, indicó que "en la actualidad las pinturas estaban amenazadas por fisuras de la roca, descamaciones, desplacamientos y pulverulencias entre otros". Aclaró que el proceso de consolidación consistió en "el rellenado de las fisuras con mortero de cales y arenas tamizadas en partículas muy finas, aplicándolo con espátulas o inyectado en las fisuras más finas".

También indicó Royo que se realizó un completo estudio sobre la composición de la roca y un seguimiento mediante termografías de la superficie objeto de trabajo, para evaluar y localizar estas alteraciones, las zonas huecas o sueltas con más riesgo de desprendimiento y su tamaño.

El alcalde de Albalate del Arzobispo, Antonio del Río, dijo que la inversión ha superado los 7.000 euros, además de la asistencia técnica. Añadió: "El arte rupestre es un patrimonio muy susceptible de degradación y su conservación es una obligación que nos compete a todas las administraciones como parte integrante de un patrimonio que pertenece a la humanidad en su conjunto".

Los trabajos corrieron a cargo de los restauradores Laura Ballester y Eudald Guillamet. El seguimiento del estudio termográfico fue realizado por el ingeniero Rubén Pérez y en la asistencia técnica participaron el arqueólogo José Ignacio Royo y la geóloga Blanca Latorre de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de Aragón, bajo la coordinación del citado José Royo.