El Paraninfo exhibe los 'Apuntes de Aragón' de Josep Rocarol

El artista catalán realizó dos centenares de dibujos del patrimonio cultural y etnológico de varias localidades aragonesas entre 1940 y 1942

El pintor e ilustrador Josep Rocarol i Faura (Barcelona, 1882-1961) fue condenado a doce años y un día de cárcel por pertenecer al Servicio de Archivos de la Generalitat de Cataluña y haber sido designado conservador del monasterio de Pedralbes durante la guerra civil. El 20 de diciembre de 1939 llegó al campo de trabajadores de Belchite, donde permaneció hasta el 11 de diciembre de 1942, cuando recuperó su libertad. Pero durante su estancia en tierras aragonesas no dejó de trabajar en lo suyo. Gracias al coronel Roque Andrada, de la Dirección General de Regiones Devastadas, dispuso de lápiz, pinturas y papel, y con ellos retrató en varios álbumes la situación en la que quedaron algunas localidades aragonesas tras los combates de la guerra. Al quedar en libertad, Rocarol entregó cuatro álbumes de esos dibujos a Roque Andrada, y los familiares de este, hace un par de años, los cedieron a la Universidad de Zaragoza.

Dos especialistas académicos, Elisa Sánchez, profesora de Antropología Social, y Alberto Castán, profesor de Historia del Arte, han estudiado ese legado, que se expone al público hasta el próximo 17 de marzo en la Biblioteca del Paraninfo. 

"Josep Rocarol es un artista muy citado pero poco conocido -asegura Alberto Castán-. Fue amigo de juventud de Picasso, con quien viajó a París, aunque luego sus caminos vitales y artísticos se separaron del todo. Y después de sobrevivir a la guerra, apenas se saben cosas de él. Su trabajo para Regiones Devastadas, donde Belchite era un emblema fundamental, es muy importante como testimonio vital y artístico".

Aunque Belchite fue uno de los principales objetivos de su lápiz y sus pinturas, también retrató diversos aspectos de localidades zaragozanas como La Puebla de Albortón, Fuentes de Ebro, Letux y Codo; de Huesca, como Biescas, Oto, Broto, Gavín y Torla; y de Teruel, como Cutanda o Navarrete del Río.

Rocarol prestó especial atención a la arquitectura tradicional aragonesa, con sus fachadas monumentales y galerías superiores de arquillos, pero también a sus interiores, a través de zaguanes, cocinas, escaleras y bodegas.

"El dio una mirada antropológica a las viviendas, y especialmente a las cocinas, de las localidades aragonesas de la época -señala Elisa Sánchez-. Cuando hablamos del hogar, el representa la lumbre baja, los pucheros, las cadieras... Se pueden ver las viviendas vacías y limpias, mujeres trabajando el esparto, haciendo el pan, separando las vainas de las judías... Miró muy etnográficamente todo lo que hacía. Una mirada muy sincera y veraz".

La Universidad de Zaragoza digitalizó todas las imágenes de los álbumes y las ha colocado en el repositorio público Zaguán. Son 225 dibujos en horas de 31 por 41 centímetros. La muestra se inaugura este lunes, con la asistencia de varios representantes de la familia Zabala Andrada, que donó los cuatro álbumes al campus zaragozano, y que ayer mostraba su satisfacción por que ese material esté ya a disposición de estudiosos y aficionados al patrimonio histórico.

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