"Soy un cineasta naturalista y no puedo ni quiero adaptar nuestra historia al presente"

Agustín Díaz Yanes presentó ‘Oro’, sobre la Conquista, en compañía del actor y director Raúl Aréval en el ciclo ‘La buena estrella’.

Agustín Díaz Yanes, director de 'Oro', y el actor Raúl Arévalo, un expedicionario con coraje, ante uno de los cuadros de Pepe Cerdá.
Agustín Díaz Yanes, director de 'Oro', y el actor Raúl Arévalo, un expedicionario con coraje, ante uno de los cuadros de Pepe Cerdá.
Guillermo Mestre

"Me ofrecieron el texto de ‘Oro’ de Arturo Pérez-Reverte y me encantó. Es muy bueno. No es muy largo pero sí lo suficiente y teníamos incluso más personajes que los 32 de la película, pero se quedaron por el camino en la redacción del guión. Es la historia de unos expedicionarios en busca de fama y fortuna, que parten en pos del Dorado, vinculados más a los cronistas de Indias que a figuras como Lope de Aguirre. No tienen ese tipo de locura", dice Agustín Díaz Yanes, que presentó ayer la película en ‘La buena estrella’ en diálogo con su actor Raúl Arévalo y Luis Alegre, coordinador del ciclo. Hacía ocho años que no rodaba.

El cineasta explicó a HERALDO que invirtió más de dos años y medio en la preparación y la grabación de una película en la que domina la crudeza, la hostilidad de los elementos y la violencia. Como siempre este licenciado en Historia Contemporánea, enamorado de los toros y seguidor apasionado del Atlético de Madrid, empezó a leer libros y más libros. Se preparó a conciencia, con el asesoramiento de su amigo Pérez-Reverte, de quien ya había adaptado ‘Alatriste’. "Quise hacer una película de verdad, donde la gente se manchase de verdad, sin trampa ni cartón ni figuritas de papel, donde se percibiesen el peligro y las condiciones terribles. Yo soy un director realista y esta es una película naturalista. ‘Oro’ empieza con Raúl Arévalo que se arroja al fango, frío y sucio. Y como él lo hicieron los demás", agrega el director, a la vez que desmiente que el clima de la conquista y de su película ser parezca a Vietnam.

Un batallón de desesperados

"Lo dije pero creo que no es exacto. El Vietnam español fue Flandes. En la conquista los españoles emplearon la violencia con algunos indígenas y otros grupos nativos se aliaron con los españoles". Con todo, recuerda que sí se interesó por el clima opresivo y a veces salvaje de algunas películas sobre Vietnam como ‘Platoon’ o ‘Apocalipse now’, aunque explica de inmediato que no son las referencias de ‘Oro’. "He dicho que mi película es un western, porque es un género maravilloso, quizá el mejor del cine, y mis expedicionarios viven su travesía como los vaqueros. Sí tuve en la cabeza otras películas, especialmente ‘La venganza de Ulzana’ de Robert Aldrich", matiza Díaz Yanes.

Tampoco ha querido aludir, al menos simbólicamente, a la incapacidad de los españoles de entenderse entonces y compararla con la situación contemporánea. "Yo no quiero dar lecciones a nadie ni de historia ni de la convivencia. Cuento historias, hago películas. Sí es cierto que hay varios niveles de violencia: la de la conquista, que admite muchos matices, y la de los españoles entre sí, que son como un pelotón de desesperados del siglo XVI. Son de pueblos y lugares distintos, y esa tensión está ahí presente".

Es la violencia sorda que padece un colectivo en circunstancias adversas en plena selva. Matiza el director que es una violencia de daga y puñales y de ballesteros, "directa a los ojos, porque las circunstancias eran así". Casi todos tenían sus ambiciones: la codicia, el deseo de emprender una aventura grandiosa en un lugar más bien desconocido, el puro placer de descubrir accidentes, ríos, gentes. O, sencillamente, deseaban redimirse lejos de casa y regresar luego con el orgullo y ya leyenda del vencedor.

‘Oro’ es, entre otras cosas, una película coral, en la que participan grandes actores: Raúl Arévalo, cuyo personaje Martín Dávila se enfrenta al alférez que encarna Óscar Jaenada; son compañeros ante las amenazas ajenas pero entre ellos hay una tensión soterrada. Están José Coronado, José Manuel Cervino, Luis Callejo, Antonio Dechent, Juan José Ballesta, entre otros, y tan solo dos mujeres: Bárbara Lennie y Anna Castillo.

Solo dos mujeres

"Bárbara Lennie hace un trabajo impresionante. De entrega absoluta. Creo que, en el fondo, es el personaje más ‘poético’ del relato. Para ella la travesía es un poco distinta que la de los demás: es su territorio de libertad, es la travesía donde podrá materializar sus propios sueños, en todos los órdenes de la palabra –explica Díaz Yanes–. No he querido que sea un objeto decorativo, ni su personaje ni el de criada de Anna Castillo, pero también debemos entender cómo se trataban a las mujeres del siglo XVI. Lo que no puede un director es acomodar la historia al presente", concluye.

Saura, Sender y un soldado de Barbastro

"Claro que he visto las películas sobre el Dorado. Pienso en la de Carlos Saura, que es un gran maestro, y en la de Werner Herzog, ambas sobre Lope de Aguirre. ‘Oro’ tiene poco que ver con cualquiera de las dos. Es más pequeña. No es una superproducción ni nos hemos podido manejar en esos espacios tan amplios aunque esté hecha con intensidad", dice Díaz Yanes.

El director reconoce que ha leído la novela ‘La aventura equinoccial de Lope de Aguirre’ del aragonés Ramón J. Sender, que recrea la expedición por el Amazonas de Pedro de Ursúa y la rebelión de Lope de Aguirre . "La leí hace muchos años y lo he vuelto a hacer. Es una pasada: maravillosa. Hay algunos guiños a algunos de sus términos. Sender habla de ‘la soldada de los perros’, y uno de mis personajes también. Lo he tenido en la cabeza, y Saura me gusta mucho". Hay otro guiño aragonés, del propio Pérez-Reverte: José Coronado encarna al expedicionario Bastaurres, que es de Barbastro. "No era frecuente que hubiera aragoneses en la Conquista", señala Díaz Yanes.

Raúl Arévalo está muy feliz. "Quería trabajar con Agustín Díaz Yanes desde hace años y me encanta que sea mi primera película como actor, de nuevo, tras el estreno de la mía: ‘Tarde para la ira’. Trabajar con él es todo un sueño para mí. Lo admiro y lo sigo desde hace años", cuenta el actor. Y revela algo curioso. "No sé qué he aprendido con él. De entrada, he aprendido tranquilidad. Es todo lo contrario que yo. Y eso me ha encantado. ¿Mi papel? Tenía que hacerlo de verdad, y si estoy sucio y cansado, que sea de verdad. Ha sido muy placentero trabajar con un equipo tan estupendo", dice Arévalo.

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