Fiesta de la primavera entre flores y pintacaras

Hace ahora dos años, Jesús Bayona asumió las riendas de Viveros Montecarlo; hace uno, celebró la puesta de largo de sus remozadas instalaciones y, ayer, en ellas se vivió la primera fiesta de la primavera. A la cita acudieron decenas de clientes, la mayoría en familia, para pasar una mañana entretenida y diferente.

Juan Abascal, encargado de ventas, y el resto de los trabajadores, se lo pusieron fácil. Sencillamente dejaron en perfecto orden de revista la colección de plantas de primavera, árboles, arbustos y trepadoras, y una explosión de colores inundó los diferentes espacios del vivero. "La mayoría las producimos nosotros –explicó Juan Abascal–, están acostumbradas al clima de Zaragoza y aguantan más que si las trajéramos de fuera".

Casi un centenar de plantas de flor se desplegaron en el recinto. Tres de ellas, las más clásicas, fueron las triunfadoras: el geranio, la petunia y la margarita. Pero hay vida más allá de estas flores. "Nuestro deseo con actos como este –comentó José Embid– es que la gente conozca y valore la gran variedad que existe".

Por ello, precisamente, la jornada en Viveros Montecarlo se convirtió en una cita lúdica y educativa en la que los niños tuvieron un gran protagonismo. Ángela Sarasa, Aitana Abascal y Laura Hernando fueron de las primeras en pasar por el pintacaras, dibujaron su jardín ideal, saltaron en los hinchables y aprendieron a trasplantar algunas especies. "Es nuestra forma de ir sembrando una cultura que dé más valor a las plantas, los jardines y los huertos". Así lo transmitió Jesús Bayona y también José Embid, que durante 50 años estuvo al frente de la empresa.