Adiós a la gran vedete Manolita Chen

La cantante y bailarina Manuela Fernández Pérez se hizo famosa en el Teatro Chino.

Manolita Chen destacó en el Teatro Chino por su descaro sexual.
Manolita Chen destacó en el Teatro Chino por su descaro sexual.
Montijano/Archivo Castillejo

Ha fallecido, a los 89 años y en la residencia sevillana donde vivía, Manolita Chen, la gran vedette del Teatro Chino del empresario oriental Chen Tse-Ping, conocido como Chepín, que era todo un personaje y que se había hecho famoso como lanzador de cuchillos. Manolita Chen fue el nombre artístico de una joven madrileña, Manuela Fernández Pérez, nacida en abril de 1927 (cumpliría, por tanto, en la primavera 90 años), que era hija de un conquense que trabajaba en las gaseosas La Revoltosa y una gallega que se empleó de criada en Madrid.

Una vedete sensual

Empezó a cantar y bailar muy pronto. Debutó en el Teatro-Circo Price. Allí trabajaba Chen Pse-Ping. Su misteriosa personalidad estaba envuelta en una leyenda, desmentida luego: se decía que, accidentalmente, había matado a su primera esposa con un cuchillo. Él ya había actuado en Francia y Alemania, pertenecía a una tradición de magos, funambulistas y acróbatas, los Chekiang, y tenía un hermano que hacía un número muy curioso: se colgaba del pelo en cualquier sitio, en el circo o en grandes edificios.


Aunque se llevaban más de veinte años de diferencia (él tenía 41 años y ella 17), Chen Pse-Ping y Manuela se enamoraron de inmediato. Años después, la vedete reconoció a su biógrafo Juan José Montijano que "cuando yo vi a ese hombre con ese cuerpo bailando los doce platillos y haciendo juegos orientales, me volví loca. Me encantaba cómo me besaba". Se casaron en 1944.


También le confesó al gran experto en revista española que le daba miedo el lanzamiento de puñales y dejó de ser la colaboradora de su marido. Se convirtió en Manolita Chen y en 1950 abrieron su propio teatro, el Teatro Chino, donde ella se convirtió en vedete. Una vedete atrevida, que hacía voluptuosas interpretaciones de chotis y pasodobles. Le decía a Montijano: "Yo salía muy guapa y tenía un buen cuerpo. Fui una de las primeras vedetes que se operaron el pecho". El éxito de los años 60 y 70 fue absoluto. Chepín y el Teatro Chino, con ella de auténtica figura, fueron pioneros del destape. En uno de los libros de Montijano, el actor aragonés Fernando Esteso decía: "Manolita Chen era la locura".


El zaragozano Rafael Castillejo, experto en variedades y cultura popular, explica: "El Teatro Chino de Manolita Chen (así se llamaba al final) fue uno de aquellos teatros ambulantes de variedades que gozaron de gran popularidad durante finales de la década de los 50, toda la de los 60 y hasta mediados de los 70. Más o menos, su época dorada es la misma que la de los circos".


Y añade: "Se instalaban en los recintos feriales. En Zaragoza estaba esto supeditado a los solares que estaban pendientes de construirse edificios de viviendas sobre ellos. En mi caso, como nací en el 52, las primeras instalaciones las recuerdo en los terrenos alrededor de la Romareda, después por la Hípica, en los 70 en Tenor Fleta-Miraflores, etc. Algunas veces, si la capacidad de los solares no era suficiente para albergar atracciones, circos y teatros ambulantes, alguno de estos últimos se instalaba donde se podía. Tengo, por ejemplo, un cartel del Circo Atlas, donde indica que está instalado en el Paseo de Teruel. O una foto del Circo Continental instalado en lo que hoy es la plaza del Carmen". La presencia del Teatro Chino en Zaragoza era todo un acontecimiento: "Algunas vedetes que trabajaron en el Teatro Chino me contaron que hicieron hasta seis funciones en días clave de las grandes fiestas locales". Montijano habla incluso de ocho.

El suplantador de Cádiz

El Teatro Chino cerró en 1986. Su lema había sido: "Piernas, mujeres y cómicos para todos ustedes, simpático público". Chepín falleció en 1997, pero ya desde mediados los años 60 le nació un suplantador. Una triste historia que se cuenta en monografías y en la prensa. Castillejo la resume así: "El empresario Encinas montó un teatro que se anunciaba como Teatro Chino, pero, a continuación, fijaba carteles que decían: “Con la actuación de Manolita Cheng”. Esta era un transformista gaditano, de nombre Manuel Saborido, que salía vestido igual que la auténtica. Por lo que fuese, Chen Tse-Ping nunca pudo hacer que ‘la otra’ desapareciera del mapa y todavía sigue creando confusión la historia".


Saborido había trabajado en Barcelona con el nombre de la Bella Elena y ha sembrado equívocos en la biografía de la mujer que acaba de fallecer. Saborido no tiene nada que ver, claro está, con Manuela Fernández Pérez, Manolita Chen, madrileña, con nacionalidad china y española, que cantaba y bailaba con electricidad corporal.

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