​Toni Hill: "No tengo claro que encontrar la verdad sea siempre terapéutico"

El escritor, traductor y psicólogo Toni Hill (Barcelona, 1966) acaba de publicar su última novela, 'Los ángeles de hielo' (Grijalbo).

Toni Hill, en el Hotel Oriente, uno de los escenarios de su novela 'Los ángeles de hielo'
Toni Hill, en el Hotel Oriente, uno de los escenarios de su novela 'Los ángeles de hielo'
P. Z.

Toni Hill (Barcelona, 1966) acaba de publicar 'Los ángeles de hielo', una nueva novela tras su trilogía del inspector Salgado en la que se adentra en una intriga psicológica ambientada en la Barcelona de principios del siglo XX.


'Los ángeles de hielo' se enmarca en un periodo histórico pero ¿es una novela histórica?

No. Tampoco era mi intención. Si que lo era que la ambientación estuviera bien representada, que el fondo fuera el adecuado. Los conflictos que me interesan son los de los personajes, los emocionales y estos en el fondo podrían darse en la época en que transcurre la novela, en las primeras décadas del siglo XX, y con ligeras variaciones podrían darse en esta. Sí que es verdad que la Gran Guerra, la eclosión del psicoanálisis o la burguesía barcelonesa forman un caldo de cultivo que da mucho juego y por eso la ambienté en ese momento, pero sin la pretensión de hacer la gran novela histórica sobre Barcelona, que además ya está hecha.


Su libro recuerda a 'La ciudad de los prodigios', de Eduardo Mendoza. Hasta aparece un Onofre entre sus personajes...

Hay pequeños homenajes escondidos en los nombres de los personajes. Del mismo modo que uno se documenta a través de libros de texto o ensayos sobre cómo era la Barcelona de 1916, también es agradable leer ficción y obras como 'La ciudad d los prodigios' o 'La verdad sobre el caso Savolta'. Sobre todo este último. En 'Los ángeles de hielo' hay homenajes a Mendoza pero también a Henry James o a Charlotte Brontë... y a un montón de libros que me gustan y que de alguna manera encajan en mi imaginario personal, que va desde finales del XIX hasta principios del XX. La obra de Mendoza se centra más en lo que son los conflictos sociales de la época y lo mío está más centrado en los conflictos emocionales de unos personajes en esa época y en ese momento. Creo que es una manera distinta de abordarlo.


Es una intriga psicológica, algo que usted conoce bien por su formación...

Bueno, no crea. En el fondo, como psicólogo lo que conozco son patologías y cosas así, no el mecanismo de la intriga, de cómo crearla. La intriga psicológica es un género que creo que es interminable pero sí que tuvo también una explosión a finales del XIX y principios y mediados del XX. Por ejemplo la novela 'Rebecca', de Daphne Du Maurier, con esos personajes torturados, ese ambiente que parece que esconde algo, la casa en sí, son recursos que se han usado y que se siguen usando ahora. Pero me apetecía mucho explorarlos por mi cuenta, hacer mi versión de esa novela de intriga psicológica de suspense, gótica, llámelo como quiera pero hay mil nombres para un poco lo mismo.


Para ello ha indagado sobre Freud y ha viajado a Viena.

Estuve tres veces. Por Freud y por todo. No tanto por Freud, porque puedes leer sobre él sin viajar allí pero me hizo gracia visitar su casa, donde conservan el diván y esas cosas de visitas para turistas. Pero también tuve la suerte de dar con una psicoanalista en un tour y sí que le estuve preguntando, sin contarle nada de que estaba escribiendo una novela, que siempre me parece un poco ridículo cuando lo dices en voz alta. Quería conocer un poco por la parte de Anna, la hija de Freud, porque de Freud hay mucha más información y la verdad es que todas las informaciones coinciden. Era muy amante de su familia y muy cariñoso con sus hijos. He leído seis biografías sobre él, aparte de artículos y en general, aunque luego lo pongan fatal, coinciden en que era una familia muy unida. Había una relación de celos entre Anna y su hermana. Esa relación familiar también daría para una novela. Parecían muy agradables, aparte de todo era un buen tipo, un buen marido, sobre todo se preocupaba de sus hijos.


¿Qué representan esos ángeles de hielo en la trama?

Lo primero que pensamos de los ángeles es que no tienen sexo. Si encima son de hielo, de alguna forma casi simbólica no tienen ni emociones. Están como petrificados en el sentido gélido de la palabra. Representan también un poco ese imaginario de represión sexual que hay en la novela, con personajes que quieren mantener relaciones sexuales y no se atreven, sea por la razón que sea. Por convencionalismo sociales, por propias barreras mentales... quería jugar un poco con esa idea. De ahí el título. No son angelitos querubines sonrosados (risas).


En su libro afirma que “la verdad, aunque necesaria, no siempre supone una liberación, y que a veces puede convertirse en una nueva condena”.

En general, soy muy defensor de sacar la verdad de todo pero las verdades no siempre son cómodas ni agradables de oír, y no siempre te exculpan de todo. Puedes intentar averiguar la verdad y acabar enredado en ella. Me hacen mucha gracia las novelas clásicas de detectives en las que cuando llegan al descubrimiento de la verdad parece que ya se acaba el conflicto. Pero ahí habían matado a alguien. La verdad te soluciona una parte, y es justo averiguarla, pero no siempre es una liberación. Pienso en casos reales, incluso. No tengo claro que sea terapéutica. Que es justa y necesaria sí, pero no siempre es terapéutica. Y obsesionarte en encontrarla no tiene por qué serlo.


Uno de los escenarios de su novela es Zaragoza, la habitación 204 del Hotel Oriente, en concreto...

Y aquí estoy alojado, aunque la verdad es que el número de habitación me lo inventé. Espero que exista. Blanca, una de las protagonistas, viaja a Zaragoza, aunque no puedo desvelar el motivo. Digamos que la experiencia en la ciudad, sin ser del todo mala, tampoco es muy buena, las cosas como son. Viene a encontrarse con alguien en el Hotel Oriente.


¿Y por qué en ese lugar?

La idea era elegir un lugar que estuviera en pie en aquella época. Comencé a buscar e incluso mandé algunos correos electrónicos a gente que conozco en Zaragoza para que me lo confirmaran. Pero todo tiene una lógica. Las niñas que aparecen en la novela habían estudiado en un internado y provenían de familias bien de Barcelona, la mayoría eran de allí o de las cercanías pero Zaragoza no quedaba tan lejos. Cabía la posibilidad de que una de las alumnas fuera de Zaragoza, que otra de ellas la viniera a ver y que aquí pasara algo que necesitaba que ocurriera fuera de Barcelona. La gente lo entenderá cuando lea la novela. Además, ambas ciudades ya estaban conectadas por vía férrea. Esto es importante a la hora de componer la novela, cuando de golpe te paras y te preguntas, por ejemplo, dónde había un teléfono en aquél entonces porque necesitaba que el protagonista telefonease. Los teléfonos ya existían pero no abundaban. Por eso el protagonista tiene que hacer la llamada desde la redacción de un periódico.


Al contrario que ahora. El móvil desbarata muchas tramas.

Sí, porque se plantean cuestiones como: y por qué no llama, está tonto, no hay cobertura, se ha quedado sin batería.... Es cierto que son detalles que hay que plantearse, sin escribir una novela histórica al uso, se tiene que situar a unos personajes que deben actuar y pensar como actuaba la gente de la época. Al final, lo más difícil no es si existía tal o cual lugar, porque al final lo encuentras. Lo que se tiene que intentar reflejar es cómo pensaba la gente de esa época. Es lo más difícil.


Una de las características de 'Los ángeles de hielo' es que resulta una obra muy cinematográfica...

Creo que ya es imposible incluso para los novelistas pensar fuera de imágenes. Tengo una mezcla de influencias que van, evidentemente, desde muchos libros a también muchas películas. Eso no es ni bueno ni malo. Es innegable que los autores del siglo XXI hemos visto tantas pelis... En el mejor de los casos hemos visto tantas pelis como libros hemos leído. Tengo una imaginación muy visual, veo un cuadro e intento explicar ese cuadro. Quería jugar un poco con la estética y con la escenografía. En esta novela hay una voluntad de recrear esa época a raíz de imágenes.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión