POLÉMICA

El Gobierno, "abierto" a negociar que las menores informen del aborto a los padres

La ministra de Igualdad asegura que la reforma es fruto de "un año de trabajo" para "acercar a España a los países europeos".

La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, aseguró ayer que el Ejecutivo está dispuesto a negociar con los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados la reforma de la Ley del Aborto. En concreto, afirmó que están "abiertos" a que las menores de 16 años que quieran interrumpir el embarazo informen a sus padres de este hecho. De este modo, se modificaría el texto inicial en el que se recogía que estas chicas podrían abortar sin necesidad de informar a sus progenitores.

 

"En el Gobierno estamos abiertos al consenso en la negociación parlamentaria", manifestó la ministra de Igualdad, quien aseguró que la nueva ley permitirá "mayores garantías para las mujeres y los profesionales" y recordó que al Gobierno le "corresponde garantizar la seguridad y no dejar rendijas a la clandestinidad".

 

Del mismo modo, insistió en que la nueva Ley del Aborto ha sido fruto de un "año de trabajo" con el grupo de expertos en el Parlamento y tiene por objetivo "acercar a España a los países europeos" en esta materia.

 

El líder de Juventudes Socialistas, Sergio Gutiérrez, no ve con malos ojos el gesto del Gobierno de pactar este punto de la ley. "Si hay un punto de consenso, que se haga, porque beneficia al conjunto de la sociedad", aseguró. "Por respeto a las instituciones, las Cortes Generales deben buscar el mayor consenso posible en las leyes que salen, para que verdaderamente representen la voluntad popular", explicó.

 

No obstante, Gutiérrez opinó que esa polémica es "una hipocresía", porque la propuesta del Gobierno intenta acabar con una excepción "ilógica e incoherente" que consiste en que las chicas de 16 a 18 años tienen capacidad plena para decidir sobre su salud, excepto para interrumpir un embarazo.

 

También arremetió contra la jerarquía eclesiástica por su postura ante el aborto y sus advertencias sobre el riesgo de cometer pecado, y calificó de "intolerable" que la Iglesia "quiera influir a base de coacciones morales al Parlamento, que no representa una creencia ética, sino la voluntad de la soberanía popular". En cualquier caso, añadió, "la sociedad lo que quiere es que haya aborto cero, y eso se podría lograr mediante unas políticas que produzcan cero embarazos no deseados".