Ocho de cada diez españolas han sufrido algún episodio de acoso callejero

El 60%, sobre todo las más jóvenes, variaron su vestimenta o aspecto, sus rutas diarias o sus hábitos de ocio para evitar nuevas intimidaciones.

El acoso mata
Acoso en la calle.
Pixabay

España, pese a los cambios sociales de las últimas décadas, sigue siendo un país en el que las mujeres sufren con demasiada frecuencia humillaciones, sustos o ataques en la calle por el simple hecho de serlo.

Una demostración es el enorme grado de acoso callejero. El 77% de ellas, prácticamente ocho de cada diez, asegura que ha sufrido alguna vez este tipo de vejaciones o intimidaciones por hombres que las dirigen expresiones o proposiciones de carácter sexual en espacios públicos. Así lo indican los resultados para España de una encuesta realizada a finales de 2023 en 20 países por la multinacional demoscópica Ipsos para la firma L'Oreal. Sus conclusiones coinciden con la dimensión del problema apuntado en el pasado por otros sondeos.

Si el nivel general de la injerencia machista callejera ya es elevado, se convierte en universal cuando se le pregunta a las más jóvenes. Entre las españolas menores de 35 años quienes han recibido en alguna ocasión comentarios, bromas, miradas, gritos, silbidos o persecuciones que atentan contra su libertad sexual en plena calle o en espacios públicos llegan al 92%.

Este tipo de ataques machistas no solo son desagradables o violentan a la persona sino que tienen repercusiones en su comportamiento, su vida social e incluso en su salud mental. Seis de cada diez españolas reconocen haber realizado cambios en la vestimenta que utilizan o en su apariencia física para evitar más episodios vejatorios o traumáticos como los que padecieron.

El 60% de las menores de 35 años que ha sufrido uno o más casos de acoso callejero asegura que estas agresiones le han causado angustias, inseguridades o miedos que han afectado a su salud mental y emocional. Para evitar pasar otra vez por situaciones similares han modificado sus actividades de ocio y su vida social y, también con alta frecuencia, han cambiado los lugares y trayectos de desplazamiento diarios. La mayoría confiesa que después del acoso optó por dejar de caminar o moverse por determinados lugares y más del 80% evita salir hasta tarde por las noches, sobre todo si en algún momento se iba a encontrar sola.

El alto temor al acoso callejero nocturno coincide casi milimétricamente con el detectado por otra encuesta también hecha a finales de 2023, en este caso por Funcas, el centro de investigación social de las Cajas de Ahorros. El 85% de las españolas de entre 20 y 35 años confesaron que en ocasiones se sienten inseguras y amenazadas por el simple hecho de ser mujer cuando deambulan de noche por las calles. Algo más de la mitad siente este agobio solo algunas veces, pero hasta un tercio aseguró padecer el temor con frecuencia.

El problema crece

Siete de cada diez españolas han vivido las mismas situaciones de acoso machista nocturno en otro tipo de espacios públicos, como los bares o discotecas, y casi la mitad pasaron por idéntico clima traumático tras acudir a conciertos musicales o eventos deportivos. El problema añadido que detectó el trabajo de Funcas es que, además, más de dos tercios de las jóvenes españolas estaban convencidas de que, pese a las campañas y cambios legales que se han producido, el acoso machista callejero ha crecido en los últimos cinco años.

El estudio de Ipsos indica que de hecho este problema puede ser incluso más frecuente de lo que sus propias conclusiones indican, pues bastantes víctimas admitieron que su falta de información y la normalización histórica de muchos comportamientos machistas hace que en ocasiones no sepan identificar un episodio de acoso callejero y que ni siquiera reaccionen a la injerencia.

El sondeo tampoco es muy optimista en cuanto a las posibilidades de que esta lacra se corrija solo por efecto del repudio colectivo. Casi nueve de cada diez consultados cree que cuando un tercero interviene para frenar o afear una situación de acoso callejero se arriesga a ser agredido o intimidado por el autor, convencimiento que aumenta cinco puntos, hasta el 93%, entre las mujeres de más de 50 años.

Un delito específico desde hace año y medio

La ley del 'solo sí es sí', en vigor desde octubre de 2022, introdujo el acoso callejero como nuevo delito específico. El artículo 173 del Código Penal, en su apartado 4, dice que incurrirán en este delito quienes "se dirijan a otra persona con expresiones, comportamientos o proposiciones de carácter sexual que creen a la víctima una situación objetivamente humillante, hostil o intimidatoria, sin llegar a constituir otros delitos de mayor gravedad". Puede ser castigado con pena de localización permanente de 5 a 30 días, con la obligación de realizar trabajos en favor de la comunidad por un período equivalente o como mínimo con una multa de uno a cuatro meses (la cuantía día la fija el juez). El reproche penal no incluye los piropos que objetivamente merezcan tal nombre y el único requisito obligado para que se persiga este nuevo delito es que la persona o personas agraviadas lo denuncien oficialmente.

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