Los cuatro muertos en el incendio de Vigo eran una madre y tres de sus hijos

De la familia, de seis miembros, consiguieron salvarse el más pequeño, un bebé, y su padre.

Un vehículo y dos agentes de Policía Nacional frente al edificio donde se ha producido un incendio
Un vehículo y dos agentes de Policía Nacional frente al edificio donde se ha producido un incendio
E. P.

Las cuatro personas fallecidas esta madrugada en el incendio de un edificio en Vigo son una madre y tres de sus hijos, Ezequiel, Aldara y Sara, de edades comprendidas entre los 8 y los 14 años, según sus vecinos.

De la familia, de seis miembros, consiguieron salvarse el más pequeño, un bebé, y su padre, gracias a que este metió al niño en el interior de la camiseta y salió por la ventana, de cuya cornisa estuvo colgado al menos quince minutos hasta que ambos fueron rescatados por los bomberos.

Amigos y familiares de los residentes en el inmueble siniestrado se han acercado a la zona en apoyo de los vecinos, que permanecen en el exterior mientras la Policía Nacional investiga las causas del fuego.

Los fallecidos están aún pendientes de identificación, sea por su ADN o por algún familiar, según fuentes policiales.

El incendio ha dejado, además de las cuatro víctimas mortales, nueve heridos, seis de los cuales se encuentran en la UCI y una niña de ocho años ha sido trasladada a la unidad de quemadas del hospital de A Coruña, según fuentes de la Consellería de Sanidad.

El Ayuntamiento de Vigo ha declarado tres días de luto oficial por las víctimas, mientras el pleno del Parlamento gallego ha arrancado este miércoles con un minuto de silencio.

Los vecinos han explicado a EFE que la familia vivía en el cuarto piso del edificio, situado en la calle Alfonso X El Sabio, el cual tiene cinco plantas y 30 viviendas, y que el fuego comenzó al mismo tiempo en el portal y en la quinta de las plantas.

Este hecho vendría a alimentar las sospechas de que fue provocado, un extremo que la Policía no confirma e insiste en que se están investigando las causas.

Los vecinos describen a la familia afectada como “súper alegre” y sospechan de un antiguo inquilino que vivía en el quinto y que fue desalojado hace un mes.

Este hombre, cuando le echaron, supuestamente dijo: “Si aquí no voy a vivir yo, no va a vivir nadie”.

Los problemas con este vecino comenzaron porque existía un proyecto para unificar las viviendas del quinto, donde él vivía, las cuales fueron posteriormente tapiadas, lo que no impidió que fuesen okupadas de nuevo.

El edificio tenía cortada el agua, de la que los vecinos se aprovisionaban por su cuenta, así como la luz, aunque algunas viviendas estaban enganchadas ilegalmente al suministro.

De hecho, fuentes de los servicios sanitarios que habían intervenido al menos dos veces en el edificio, lo describen como un “desastre” que “daba miedo” con cables descendiendo por las zonas comunes para ser enganchados ilegalmente, y con escaleras a punto de venirse abajo.

Los bomberos remitieron varios informes al Ayuntamiento por sendas intervenciones anteriores, con conatos de incendio, los cuales han sido puestos este miércoles en manos de la Científica, que investiga el suceso.

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