Sánchez y Feijóo libran una guerra de nervios sobre su legitimidad para ser investidos

El líder del PSOE reaparece tras el 23-J para dar por hecho que repetirá y el PP incide en que la legislatura será inviable si no gobierna Feijóo.

Sánchez y Feijoo, en un momento del debate.
Sánchez y Feijoo, en un momento del debate en Atresmedia antes de las elecciones generales.
JUAN MEDINA

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo mantienen el pulso para asentar sus respectivos relatos tras el 23-J y situarse en una posición de ventaja respecto a su rival de cara a una muy incierta investidura. La insistencia del PP para que deje gobernar a la lista más votada no ha hecho mella en el presidente del Gobierno en funciones, que mantiene su disposición a repetir en el cargo pese a la endiablada aritmética parlamentaria que salió de las urnas. 

El dirigente socialista está convencido de que conseguirá aglutinar una mayoría suficiente tras el 17 de agosto, fecha en la que se constituyen las nuevas Cortes, para sacar adelante su investidura por más que Feijóo reivindique su derecho a liderar el proceso "como ganador de las elecciones" y pese a no tener todavía garantizado el voto de Junts. "Estoy convencido de que existe una mayoría social para seguir avanzando", aseguró en un vídeo difundido este lunes por el PSOE.

Sánchez, que tenía en un principio intención de descansar hasta mediados de mes, reapareció un día después del intercambio epistolar con Feijóo y ocho tras su comparecencia la noche electoral para dejar claro que, al igual que el líder del PP, él también está trabajando para intentar sumar apoyos a la investidura. Su intención es recabar el respaldo de los mismos socios que ya lo sostenían hasta ahora -ERC, EH Bildu, PNV y BNG- y, además del partido del prófugo Carles Puigdemont. Considera que el pronunciamiento del electorado fue "claro" y que existe una mayoría en favor de que el PSOE y, con él, las medidas sociales y reformas emprendidas en los últimos años continúen al frente del Gobierno. "Trabajaremos para lograr -señaló el líder socialista- una investidura que nos permita seguir avanzando cuatro años más".

Sánchez, de hecho, se expresó con el traje presidencial del futuro. Después de una legislatura marcada por "adversidades, contratiempos y calamidades", cree que se abre ahora un horizonte diferente" en el que se consolidará el crecimiento económico, se reindustrializará España con el concurso de los fondos europeos, se crearán "más y mejores empleos", o se avanzará hacia la igualdad "real y efectiva". También apuesta por "seguir reconstruyendo la cohesión política y social y territorial" como ha hecho en esta legislatura con el Govern de Pere Aragonès para dejar atrás el "enfrentamiento estéril".

Los socialistas quitan hierro al desafío de atraer el apoyo de la formación que lidera Puigdemont, de la que necesitarían al menos el sí de dos de sus siete diputados -y la abstención del resto- y que sitúa como requisitos imprescindibles para su apoyo la amnistía y el referéndum de autodeterminación. Más allá de posibles cesiones en la negociación, que Moncloa sitúa siempre dentro del marco constitucional, el presidente en funciones atribuye el "distanciamiento" de algunas formaciones del Gobierno en esta legislatura a "la intensa propaganda desplegada por el dúo PP y Vox". Una referencia velada a Coalición Canaria, cuyo voto favorable podría ser clave para inclinar la balanza hacia el bloque de la derecha o el de la izquierda -empatados a 171 escaños- en el caso de que Junts se apuntara a la abstención.

En la investidura de Sánchez en 2020 la dirección canaria optó por abstenerse con el argumento de que la oferta del PSOE era "claramente insuficiente", aunque su entonces representante, Ana Oramás, se saltó la disciplina y votó en contra. El partido de Fernando Clavijo, que gobierna después del 28-M en coalición con el PP en el archipiélago, se abre a mantener una "negociación bilateral" con cualquiera de las formaciones mayoritarias.

No negociación con Junts

Desatada la guerra de nervios para tratar de condicionar un escenario que apenas registra movimientos visibles y tangibles desde el 23-J, el PP quiere acelerar las conversaciones con otras formaciones cuanto antes. Feijóo pretende presentar su candidatura a la presidencia del Gobierno en la ronda de contactos con el Rey -que se prevé para la semana del 22 de agosto-, y necesita del mayor respaldo posible.

"Marginar a millones de ciudadanos no es conformar mayorías", respondió ayer vía Twitter a las aspiraciones de su rival. El líder gallego del PP no tira la toalla y se presentará a una investidura con la "legitimidad" que le otorgaron las urnas y porque no está dispuesto a aceptar en ningún caso "que se pretenda convertir en minoría a la mitad de los españoles".

Al expresidente de la Xunta se le van se le van agotando en todo caso las opciones de armar una mayoría suficiente tras confirmarse el rechazo del PNV, que se jacta de haber frustrado sus aspiraciones, y después de que de Sánchez haya relegado verle hasta después de que se constituyan las Cortes. Una indiferencia que los de Feijóo creen una "falta de respeto a los españoles" y que, aventuran, el presidente no habría tenido con los independentistas. "No hubiera tardado ni medio minuto para ponerse a su disposición", ironizó Cuca Gamarra.

Y en paralelo, los populares tuvieron que salir ayer al paso del enredo generado por ellos mismos al alentar la posibilidad de negociar con Junts siempre dentro de la Constitución, una opción que Pedro Rollán dejó en el aire el sábado y cuando en lo que insiste Génova es en que el único "veto inalterable" va dirigido a Bildu. "Esta cuestión (la negociación con Junts) no ha estado ni está sobre la mesa", zanjó Gamarra.

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