Las fuerzas de seguridad extreman la vigilancia de radicales por temor al efecto imitación de Algeciras

Los servicios antiterroristas tratan de evitar que los ataques de Kanjaa con arma blanca sirvan de acicate a 'lobos solitarios'.

El presidente andaluz, Juanma Moreno, en el punto donde falleció el sacristán de Algeciras
El presidente andaluz, Juanma Moreno, en el punto donde falleció el sacristán de Algeciras
Efe

En la cafetería de la céntrica plaza Alta de Algeciras, a escasos 50 metros del lugar donde el sacristán Diego Valencia fue asesinado, la clientela apura cafés. El tema de conversación sigue siendo el mismo: el supuesto atentado yihadista del pasado miércoles. Una mujer rubia conversa con las camareras y se enciende al escuchar la televisión, que suministra en carrusel las últimas noticias. "Que respetemos, que seamos tolerantes, pero... ¿esto es respetarnos a nosotros?". El ataque, al que investigadores y políticos tratan de poner apellido, ha dejado en la ciudad gaditana una herida que tardará en cicatrizar.

Las Fuerzas de Seguridad saben que lo ocurrido activa una alerta con tres focos diferentes. Tanto Policía Nacional como Guardia Civil han intensificado la vigilancia sobre las amenazas tradicionales -detectar células, agentes solitarios o radicales-, los fenómenos de imitación o posibles brotes de islamofobia derivados de esta situación. El primer objetivo no es nuevo; sólo se trata de elevar aún más la guardia que implica el Nivel 4 (alto) de Alerta Antiterrorista, en el que España se encuentra actualmente. El segundo y el tercero, en cambio, son consecuencia directa del ataque del supuesto lobo solitario Yassine Kanjaa.

Responsables de la lucha antiterrorista confirmaron que existe la alerta por el llamado 'efecto copycat' (imitación), sobre todo porque es la primera vez que en España se recurre al asesinato con arma blanca, que fue una de las técnicas que más promovió el Daesh para aquellos yihadistas que no podían desplazarse a hacer la 'guerra santa' al autodenominado Califato.

Sorprendentemente, España -a diferencia del resto de los países europeos y en especial Francia y sobre todo Alemania- no había sido hasta ahora objeto de un atentado de estas características a pesar de que se trata del ataque más fácil de perpetrar. Y es precisamente esa la facilidad de repetir una acción como la de Algeciras lo que preocupa particularmente. El 'ejemplo' Kanjaa -afirman mandos de la lucha antiterrorista- pueda inspirar o servir de acicate a otros posibles lobos solitarios, sobre todo por la fortísima repercusión en los medios (nacionales, pero también internacionales) que ha tenido el ataque del sacristán de la iglesia de La Palma y el apuñalamiento de Antonio Rodríguez, párroco de la capilla de San Isidro.

No sería la primera vez que un atentado en particular enciende la chispa y despierta a esos 'actores solitarios' o activa a grupos que hasta entonces no habían pasado de la retórica, el adoctrinamiento o el proselitismo. En 2015 -recuerdan analistas de los servicios de seguridad del Estado- se dispararon los atentados yihadistas en Francia después de la gran cobertura que tuvo el atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo en enero. Solo ese año, que acabó con los atentados de la sala Bataclán, en el país vecino se registraron 36 atentados de tipo yihadista con 161 muertos y más de 300 heridos.

Precisamente, el arrasador 'copycat' que se desató en 2015 en Francia fue el que provocó que en España el 26 de junio de ese año se elevara la alerta antiterrorista del nivel 3 (riesgo medio) a 4 (riesgo alto).

Desarraigo

A los mandos policiales también les preocupan otros fenómenos de imitación procedentes de individuos no radicalizados, pero que tienen problemas de desarraigo o sufren algún trastorno mental y que, espoleados por lo sucedido en Algeciras, pueden protagonizar incidentes violentos contra los ciudadanos, los bienes o las Fuerzas de Seguridad. Y ponen como ejemplo el episodio ocurrido este mismo jueves en Fuengirola, donde un joven destrozó al menos siete coches aparcados en la calle mientras profería gritos en árabe y acabó enfrentándose a los agentes que acudieron a detenerlo (lesionó a los cuatro). Los investigadores creen que actuó de este modo envalentonado por el ataque de Algeciras, pero no han hallado indicios de radicalización en él. Al parecer, se trataría de un enfermo mental.

Aparte del efecto imitación, también preocupa la posible respuesta que el ataque de Algeciras pueda provocar en contra de la comunidad islámica, que hasta ahora había convivido de forma pacífica. Por ello, han ordenado intensificar la vigilancia -con agentes de paisano- sobre puntos masivos de culto, en particular las mezquitas, que se han multiplicado en Algeciras en los últimos años, para prevenir posibles represalias o brotes de islamofobia.

El reto es, en definitiva, suturar la herida y recuperar el pulso pacífico de una ciudad que se caracteriza por la multiculturalidad y por vivir entre una doble frontera: la marítima, con Marruecos a apenas una hora en ferry, y la verja con Gibraltar, ese apéndice de Reino Unido en la Península.

Entre los 122.000 habitantes de Algeciras conviven 120 nacionalidades. Casi el 9% de la población es extranjera y, de ella, más de la mitad es de origen marroquí; ya hay vecinos hasta de tercera generación, apunta una fuente policial, que asegura que hasta ahora apenas habían tenido delitos de odio, lo que confirma los resultados del estudio realizado en 2017 por la Fundación Márgenes y Vínculos.

Convivencia

El informe de esta organización, que trabaja desde hace más de una década en el ámbito de la migración en el Campo de Gibraltar, refleja que para el 66% de la población autóctona los migrantes contribuyen a mejorar la vida en comunidad o al menos a mantener la convivencia, y que el 81% de los extranjeros ven respetadas siempre o casi siempre su cultura y sus costumbres.

Sin embargo, existe otra realidad "tremendamente compleja" que en los últimos años, con el cierre de fronteras de Marruecos tras la pandemia, se ha acentuado, porque las órdenes de expulsión no se cumplen o al menos no desembocan en la repatriación. De hecho, ya ni se les ingresa en los centros de internamiento de extranjeros (CIE) porque es inútil, así que se les deja directamente en libertad.

"Hay cientos de chavales que se han quedado en la calle y se han instalado como okupas en casas en ruinas y viven en la absoluta indigencia y la marginación social, entre ratas y basura", describe una fuente policial, que sin pretenderlo está definiendo el lugar donde moraba Yassine Kanja, en el número 10 de la calle Ruiz Tagle. Él también tenía una de esas órdenes de expulsión sin cumplir.

Las Fuerzas de Seguridad van a intensificar la vigilancia sobre esas viviendas como vía para identificar a todas las personas que residen en ellas y mantenerlas dentro de su radar. La fuente dice sentir auténtico "temor" por la cantidad de jóvenes que hay "sin controlar" deambulando por las calles de la ciudad, porque son los más "manipulables e influenciables" debido precisamente a esa falta de arraigo. "Muchos tienen 17 o 18 años y ya tienen la vida arruinada. Tenemos actuaciones con ellos porque un día acaban borrachos como cubas o drogados con pegamento y tienen un accidente en la calle o una pelea a navajazos. Son gente desesperada, con poca red social, que se sienten marginados. Y de eso pueden aprovecharse quienes los manipulan para adoctrinarlos".

No sólo son utilizados en procesos de radicalización. "También los introducen en organizaciones dedicadas al tráfico de drogas para que ejerzan como mulas (personas que transportan droga en su cuerpo), alijadores o puntos (los que vigilan). Y ya entran en un circuito criminal, con las consecuencias de los delitos conexos que llevan aparejados, como ajustes de cuentas, amenazas, extorsiones, lesiones, homicidios... Los años que suponen más productivos para formarse o aprender un oficio -reflexiona la fuente-, los tiran por la borda, con la consiguiente pérdida de valores, subcultura, marginalidad, rechazo a lo establecido y enfrentamiento al orden establecido".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión