Declaran a unos padres culpables de dejar morir a su bebé tras parto en casa

No le cortaron el cordón umbilical, no le aspiraron las secreciones ni le dieron alimento durante 26 horas.

Un Jurado ha declarado este miércoles culpables de dejar morir a una recién nacida a unos padres de Vecindario (Gran Canaria), que decidieron que el parto fuera en casa sin ayuda y que durante todo el día siguiente no prestaron al bebé ningún cuidado, alimento o abrigo, a sabiendas de que así podía fallecer.

Por unanimidad, el tribunal que ha juzgado este caso, ocurrido el 1 de mayo de 2015, ha establecido en su veredicto que Sara M., de 25 años, y Jacinto S.H., de 59, son culpables de la muerte de la niña, a la que sólo llevaron al centro de salud de la localidad "cuando estaban totalmente seguros de su fallecimiento".

El Jurado reconoce que los dos procesados no querían directamente matar a su hija recién nacida, pero "sí se representaron como muy probable" que la niña muriera si no le ofrecían cuidado alguno.

La Fiscalía de Canarias ha recomendado a la Audiencia de Las Palmas que, en vista de este veredicto, condene a ambos a 18 años de cárcel por asesinato, ya que considera que concurre alevosía, dado que la víctima era un bebé sin opción alguna a defenderse.

De acuerdo con el relato de hechos probados, los padres de la niña decidieron llevar a cabo el parto por su cuenta en casa "a pesar de ser conocedores de que era un embarazo de alto riesgo".

La niña nació viva sobre una colchoneta tendida en el suelo del salón de la vivienda, pero sus padres no le cortaron el cordón umbilical, no le aspiraron las secreciones, no le dieron ningún alimento durante todo un día y no la abrigaron.

Los progenitores observaron cómo la niña se iba apagando poco a poco, cómo cada vez respiraba más lentamente, cómo ya apenas lloraba... y, a pesar de todo, subraya el veredicto, siguieron sin prestarle ningún tipo de cuidado, ni tampoco pidieron ayuda.

Trece horas después de haber nacido, la niña ya no se movía. "Aún así", continúa el relato del Jurado, su madre y su padre "solo dejaron pasar el tiempo, sin hacer nada por salvarla".

Y al día siguiente, transcurridas ya 26 horas del parto, acudieron al centro de salud con el bebé, ya muerto.

Durante el juicio, Sara M. intentó alegar que ella se informó en internet y en libros de cómo parir en casa sola, tras una mala experiencia con una tocóloga, y que en ningún momento se dio cuenta de que a la niña le pasara nada. "Pensaba que dormía", dijo.

Por su parte, Jacinto S.H. adujo en su defensa que se limitó a respetar el tipo de parto que había elegido la madre y que tampoco él fue consciente de que la vida del bebé corriera peligro.

Sin embargo, el jurado no ha creído su versión y declara probado que la muerte de la niña "se produjo como consecuencia de la falta de atención por parte de los acusados".

Tras escuchar este veredicto, Sara M. ha vuelto a defender que ella no quería que la niña muriese, aunque reconoce que se equivocó.

"Lo único que quería era protegerla. ¿Me equivoqué? Sí, me equivoqué y sé que tengo que recibir alguna pena por eso, pero yo no soy una asesina. Lo siento mucho, no puedo volver atrás, pero yo no cometí un asesinato", ha alegado la madre, que ya estaba en prisión desde que ocurrieron los hechos.

Por su parte, Jacinto S.H. ha dedicado sus últimas palabras en libertad -la Audiencia de Las Palmas ha ordenado su detención y encarcelamiento nada más terminar la lectura del veredicto- a cargar contra la Fiscalía, a la que acusa de haber utilizado "todo el poder del aparato del Estado para manipular las pruebas" contra él.

"Me siento avasallado, injuriado y ultrajado", se ha quejado el procesado, antes de intentar articular un discurso contra la madre de la bebé que la magistrada que ha presidido la vista, Pilar Verástegui, no le ha permitido continuar, por improcedente.

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