Cambio de criterio

La mala memoria es un ingrediente de la felicidad que no pueden permitirse los políticos. A quienes se dedican a lo público, les persigue su pasado hasta con tintes shakesperianos, como le está pasando al exministro de Defensa, Federico Trillo. Antes de que el PP llegara al poder, en los años noventa, Trillo aseguró que se les caería la cara de vergüenza si, instalados en el gobierno, se negaran a entregar papeles cruciales en procesos judiciales. Ahora, las heridas sin cerrar del Yak-42, la tragedia aérea en la que murieron 62 militares españoles en mayo de 2003, recuerda las cosas que se hicieron mal por parte del gobierno de entonces, con Aznar de presidente y Trillo en Defensa, los detalles ocultados, los papeles perdidos. Más de una década de reclamaciones judiciales, una vía ya cerrada y relevada por la administrativa , no despejó todas las incógnitas ni cubrió la responsabilidad política. Asumir los errores con convicción es la mejor manera de curar los daños y de cimentar sólidamente la justicia. Este es el camino que toma el actual Gobierno del PP, al asumir el dictamen del Consejo de Estado y las tesis de las familias. Un cambio de criterio acertado.