Martitegi declara estar orgulloso de ser de ETA y asume todas sus acciones

La Audiencia Nacional le juzga junto a otros dos etarras por un atentado con 7 heridos en Calahorra.

Los etarras (de izda a dcha), Jurdan Martitegi Lizaso, Arkaitz Goicoetxea Basabe e Íñigo Gutiérrez Carrillo (jersey rojo), durante el juicio
Martitegi declara estar orgulloso de ser de ETA y asume todas sus acciones

El etarra Jurdan Martitegi ha dicho en un juicio en la Audiencia Nacional estar "muy orgulloso" de ser militante de ETA, que asume las "acciones político-militares" de la banda "en su medio siglo de historia" y que no reconoce a este tribunal "para juzgar la resistencia vasca".


La Audiencia Nacional ha iniciado el juicio de Jurdan Martitegi Lizaso, Arkaitz Goicoetxea Basabe e Íñigo Gutiérrez Carrillo, para cada uno de los cuales el fiscal y la Asociación Víctimas del Terrorismo piden 675 años de cárcel por el atentado con coche bomba el 21 de marzo de 2008 en el cuartel de Calahorra (La Rioja), que causó heridas a siete personas, dos de ellas guardias civiles.


Los acusados han accedido a contestar solo a los abogados de las defensas, Martitegi se ha limitado a realizar las declaraciones referidas y ha añadido que no pensaba participar en "esta farsa que llaman tribunal", Goicoetxea ha asegurado que sus declaraciones inculpatorias tras ser detenido son falsas fruto de malos tratos y amenazas, y Gutiérrez ha negado su participación en los hechos.


Durante la vista han testificado la dueña del coche Honda Civic que los etarras sustrajeron para introducir la bomba y su cuñado que viajaba con ella en el vehículo cuando fueron abordados por los etarras cuando llegaron al Puerto de La Herrera (Álava) para hacer senderismo.


Han relatado que al llegar a ese lugar fueron abordados por dos encapuchados que les dijeron que eran de ETA, que iban armados y que les ataron las manos y les taparon los ojos.


Han añadido que les quitaron las llaves del coche y los móviles y les obligaron a ir tumbados en la parte de atrás del coche, con el que les llevaron a otro lugar donde les introdujeron en una furgoneta donde les dijeron que debían permanecer durante media o una hora.


Estos testigos han recordado que oyeron cómo cargaban algo en el maletero del coche que parecían bombonas y que les dejaron encapuchados en la furgoneta hasta que transcurridos unos treinta minutos se desataron y fueron andando hasta una carretera, donde les recogió una familia.


Otro de los testigos que han comparecido es un odontólogo cuya clínica se encuentra junto al cuartel y que ha comentado que la onda expansiva de la bomba destrozó su establecimiento, cuyos daños fueron tasados en casi 16.000 euros.


El empleado de la empresa que realizó la tasación ha señalado que durante la inspección el doctor sufrió una caída fuerte y se golpeó con el suelo debido al mal estado en que quedó el local.


Uno de los guardias civiles que participaron en las actuaciones han recordado que tras ser recibido dos avisos de la colocación del coche bomba se procedió a desalojar a vecinos de la zona.


Según el fiscal, los procesados, que formaban parte desde 2007 del comando de ETA "Askatasu Haizea", colocaron el coche bomba junto a la pared del cuartel, donde explosionó a las dos de la tarde del 21 de marzo de 2008.


La bomba estaba compuesta por dos barriles de cerveza de unos 50 litros cada uno con explosivo amonitol, que fueron preparados en una vivienda que tenía alquilada el comando en la localidad de Ezcaray y que luego trasladaron a una furgoneta hasta el Puerto de Herrera.


Una vez colocado el coche bomba, según el fiscal, Goikoetxea hizo una llamada de aviso a la DYA de Álava y otra a los bomberos de Calahorra, pero en el momento de la explosión el cuartel albergaba 33 personas, de la que al menos 23 eran guardias civiles. Resultaron heridas un total de siete, dos de ellas agentes.


También han testificado dos amigos de Íñigo Gutiérrez que han asegurado que en el momento del atentado éste estaba con ellos para acudir a unos conciertos en la localidad guipuzcoana de Lezo.


El juicio seguirá en la sede de la Audiencia Nacional en San Fernando de Henares (Madrid).