Miguel Poveda: "Soy mi peor crítico y me obsesiona crecer, nuestros mayores han puesto el listón muy alto"

El catalán presenta hoy en la Mozart (21.00) su ‘Recital de cante’, un repaso a palos tan diversos como los cantes mineros, las bulerías, los tangos de Triana o la soleá.

El cantaor barcelonés Miguel Poveda actúa en la sala principal del Auditorio de Zaragoza.
El cantaor barcelonés Miguel Poveda actúa en la sala principal del Auditorio de Zaragoza.
Imago

Este ‘Recital de cante’ le viene dando muchas alegrías. ¿Qué le genera indagar en la esencia del flamenco y hallar tal paleta de colores?

Siento el placer del aprendizaje continuo, de la sorpresa, de saberme navegando en una música que está viva; siento amor por todos los intérpretes y creadores que ha dado y sigue dando la historia de este género.

¿Qué palo del recital le resulta más natural, y con cuál ha tenido que trabajar más hasta llegar al tope de su autoexigencia?

El nivel de exigencia sigue siendo alto; soy mi peor crítico porque me obsesiona crecer, nuestros mayores han puesto el listón muy alto y quiero llegar a ese punto de disfrute absoluto en un escenario.Cuando cierro los ojos cantando quiero volver a hacer esos palos como cuando empezaba y los descubría...

Usted está asociado para siempre al cante de las minas... ¿Qué es lo mejor de este referente?

De toda la vida me han fascinado estos cantes, y después de llegar a La Unión y Cartagena, mucho más, son unos cantes de dolor y de trabajo... y son de la región en la que nacieron mis abuelos y mi padre; me gusta su variedad de matices y la dificultad que tiene el llegar a hacerlos verdad.

¿Se le remueve todo a usted desde el primer quejío, o la emoción es algo progresivo?

Ocurre ya con los primeros acordes de la guitarra, un instrumento que admiro y que despierta en un cantaor todo lo que está en sus entrañas. Si el guitarrista conoce el cante y le da el carácter que se requiere, y además tiene la virtud y humildad de acompañar, entonces es cuando se me remueven todos los sentidos.

¿Recuerda la primera vez que se emocionó hasta el llanto oyendo cantar a alguien?

He llorado muchas veces oyendo a Manolo Caracol y el Carbonerillo.

¿Cuál es la colaboración más interesante que ha hecho fuera del entorno flamenco?

Sería injusto quedarme con una, en cada una de las colaboraciones en las que he participado me he llevado algo de experiencia y crecimiento, aunque la mejor quizás sea la de Joan Albert Amargós; al final se convirtió en un compañero de viaje y amigo con el que llevo casi 20 años trabajando.

¿Qué templo de la música le falta por visitar?

Realmente no me planteo esas metas ahora; antes, sí. He llegado a muchos lugares, pero me preocupa más saber que en algunas personas existe todavía el deseo de reunirse conmigo en un teatro o un recinto para compartir cante, poesía...

¿Qué vamos a encontrar de usted en el nuevo disco de Vicente Amigo?

Estoy en un ‘Réquiem’ con otros compañeros y en una letra personal de Vicente Amigo por tientos, es un sueño haber podido participar ahí y estoy deseando que salga ya a la venta.

¿Qué le irrita más como personas del contexto social actual en el que vivimos, tanto en España como en el mundo?

Me irrita la pasividad y deshumanización con la que Europa afronta el tema de los refugiados por la guerra, me irrita y me crea impotencia sentir que ninguna imagen les conmueve el alma; eso me avergüenza como ser humano.

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