Elecciones presidenciales

Niinistö logra una victoria histórica en Finlandia

La victoria de Niinistö supone un espaldarazo a la actual política europeísta del Gobierno de coalición liderado por el primer ministro y líder conservador, Jyrki Katainen.

El candidato del partido conservador Kokoomus, Sauli Niinistö
Niinistö logra una victoria histórica en Finlandia
AFP

El candidato del partido conservador Kokoomus, Sauli Niinistö, logró una victoria histórica en la segunda vuelta de los comicios presidenciales de Finlandia, al derrotar por un amplio margen al ecologista Pekka Haavisto, tal y como auguraban las encuestas.


El triunfo de Niinistö, quien obtuvo el 62,6% de los votos con el 99,9% de los sufragios escrutados, le convierte en el primer presidente conservador desde 1956 y pone fin a tres décadas de hegemonía socialdemócrata en la jefatura del Estado nórdico.


Asimismo, supone un giro a la derecha sin precedentes en Finlandia, ya que los conservadores del partido Kokoomus ostentan al mismo tiempo la presidencia y la jefatura del Gobierno por primera vez desde la independencia del país en 1917.


Niinistö contó con el apoyo mayoritario de los electores conservadores, centristas, democristianos y ultranacionalistas, lo que permitió alcanzar la victoria más amplia en unas elecciones presidenciales desde que se instauró el sufragio directo en 1994.


La homosexualidad declarada de Haavisto, unido por lo civil a un peluquero ecuatoriano desde 2002, fue su mayor desventaja a la hora de ganarse las simpatías de los votantes de las zonas rurales y de los ciudadanos de más edad.


Tras reconocer la derrota, Haavisto aseguró no sentirse decepcionado con el resultado, ya que, en su opinión, tanto él como sus colaboradores han hecho una buena campaña y han quintuplicado el apoyo que su partido tiene en el Parlamento de Helsinki.


"Esta campaña va a dejar una profunda huella en la política finlandesa, porque hemos logrado que se hable de la tolerancia y de los excluidos de nuestra sociedad", declaró Haavisto.


Política europeísta


La victoria de Niinistö supone un espaldarazo a la actual política europeísta del Gobierno de coalición liderado por el primer ministro y líder conservador, Jyrki Katainen.


"Durante mi presidencia no va a haber una revolución en la política exterior de Finlandia. Vamos a mantener una posición estable dentro de la UE y a reforzar la cooperación con Rusia y con nuestros vecinos nórdicos", aseguró un Niinistö exultante.


Niinistö es uno de los principales artífices de que Finlandia adoptase el euro cuando era ministro de Economía, desmarcándose del resto de países nórdicos, que optaron por mantener sus propias monedas, en el caso de Suecia y Dinamarca, o por permanecer fuera de la UE, como hicieron Noruega e Islandia.


También es un firme defensor de la pertenencia de Finlandia a la eurozona, a pesar de la grave crisis de la deuda que sufre la UE y al coste de los rescates de países con problemas financieros, principal motivo del fuerte aumento del euroescepticismo entre los ciudadanos finlandeses.


En los últimos meses, Finlandia se ha vuelto más exigente y crítica con sus socios europeos a raíz de la crisis del euro, hasta el punto de ser considerado en Bruselas como un socio incómodo.


"Finlandia ha sido muy crítica, pero tenemos todo el derecho a ser críticos porque al mismo tiempo hemos sido más solidarios que ningún otro país europeo", afirmó Niinistö.


Aunque Finlandia es uno de los cuatro países de la eurozona que gozan de la máxima calificación crediticia, la triple A, su economía, muy dependiente de las exportaciones, se ha resentido por los efectos de la crisis financiera.


Recientemente, el Gobierno finlandés rebajó sus previsiones de crecimiento para 2012 y pronosticó que el producto interior bruto (PIB) del país nórdico sólo aumentará un 0,4 %, en lugar del 1,8 % de estimaciones anteriores, sin descartar una nueva recesión.


La receta de Niinistö para superar la crisis del euro pasa por incrementar la disciplina fiscal, recortar el gasto público y aumentar el control de la Comisión Europea sobre las cuentas públicas de los Estados miembros.


"Si Finlandia no hubiera frenado su endeudamiento a finales de los años noventa, nuestra deuda pública sería hoy proporcionalmente mayor que la de Grecia", afirmó recientemente para justificar la austeridad de su gestión como titular de Economía entre 1996 y 2003.