NARCOTRÁFICO

Estados Unidos teme que la guerra de la droga en México cruce la frontera

Las autoridades de Estados Unidos temen que la violencia criminal que vive México esté empezando a cruzar la frontera y se asiente en el país. Como muestra, un hombre armado disfrazado de policía entró en una casa en Phoenix y ejecutó a un hombre.


Los secuestradores armados raptan a las víctimas de sus coches e incluso en centros comerciales de la localidad, lo que ha convertido a Phoenix en la 'capital del secuestro' de Estados Unidos. Violencia de este tipo es común en México, donde las ejecuciones y secuestros de los cárteles de la droga son un suceso diario que costó la vida de 6.000 personas al sur de la frontera el pasado año.


"La lucha en México es por el control de los pasillos de contrabando y esos corredores no paran en la frontera", dijo Terry Goddard, fiscal general de Arizona.


Los asesinatos por ejecución, los asaltos violentos a las casas, y un ritmo creciente de secuestros en Arizona - donde la Policía informó de una media de un secuestro diario relacionado con el crimen mexicano en 2008 - no son el único ejemplo a lo largo de la frontera.


En el sur de California, la Policía ha investigado casos de americanos secuestrados por grupos armados relacionados con el tráfico de droga en Tijuana. En el sur de Texas, se localizó en enero una granada de mano procedente de un cártel mexicano en una mesa de billar de un bar frecuentado por oficiales de Policía.


Los traficantes mexicanos siempre han sido violentos, pero el número de muertes se ha elevado desde que el Presidente Felipe Calderón tomó posesión del cargo a finales de 2006 y envió decenas de miles de tropas para luchar contra los poderosos cárteles de cocaína del país.


Los soldados han librado batallas con bandas de narcotraficantes en varias ciudades mexicanas y oficiales de la Policía han escapado de las fuerzas municipales por la frontera. En muchos casos, los policías habían sido pagados por las bandas de la droga o incluso unidos a ellos.


Las dificultades que tienen las autoridades mexicanas para contener la violencia fue puesta de relieve por la policía federal de Arizona en noviembre pasado, cuando policías mexicanos enfrascados en una batalla armada en Nogales, Sonora, les pidieron ayuda con una demanda urgente de munición.


Mientras las autoridades estadounidenses resaltan que ellos no han visto nada como batallas callejeras y las decapitaciones horrorosas que son ahora comunes en México, ya toman medidas para contener lo que ha llegado a conocerse como "excedente de población".


El gobernador de Texas, Rick Perry, ha dicho que quiere que 1.000 soldados vigilen la frontera. El fiscal general, Greg Abbot, está tomando medidas legislativas contra el blanqueo de dinero y el tráfico de personas, droga y armas en el estado que realizan los cárteles enfrentados del Golfo y Sinaloa.


Planes para lo peor

Washington ha dado pasos adelante para apoyar a Calderón, con la promesa de dar helicópteros a México, aviones de vigilancia, equipos de investigación y entrenamiento de policías en un plan de 1.400 millones de dólares para vencer a los cárteles de México y Centroamérica.


La secretaria de Seguridad de las Fronteras, Janet Napolitano, declaró en una vista en el Congreso la semana pasada que estaba centrada en poner freno al tráfico de armamento hacia el sur que está siendo utilizado para armar los cárteles violentos.


Los senadores norteamericanos anunciaron la semana pasada que dedicarían dos sesiones para evaluar la capacidad de las Fuerzas de Seguridad de Estados Unidos a la hora de tratar el aumento del crimen en el país.