Muhamad Mustafa, el nuevo primer ministro palestino tecnócrata que solo satisface a EE. UU.

Mustafa, doctor en Economía por la Universidad estadounidense de George Washington, trabajó durante 15 años en el Banco Mundial.

El presidente palestino Mahmoud Abbas (izq.) entrega un mandato a Mohammad Mustafa en la ciudad cisjordana de Ramallah
El presidente palestino Mahmoud Abbas (izq.) entrega un mandato a Mohammad Mustafa en la ciudad cisjordana de Ramallah
Europa Press/Contacto/Palestinian President Office

Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Palestina desde hace dos décadas, nombró este viernes como nuevo primer ministro a un rostro conocido de su círculo de confianza, su asesor en materia económica y ex alto cargo gubernamental Muhamad Mustafa, un perfil tecnócrata del agrado de EE. UU, pero que para muchos palestinos constituye un simple lavado de cara que perpetúa el status quo.

Mustafa, doctor en Economía por la Universidad estadounidense de George Washington, trabajó durante 15 años en el Banco Mundial, se desempeñó también como asesor económico del Gobierno de Kuwait y del fondo de inversión pública de Arabia Saudí.

Desde 2005 es el presidente del Fondo de Inversión de Palestina (PIF) y en el pasado trabajó como asesor económico de Abás, ministro de Economía e incluso viceprimer ministro de un breve gobierno de unidad nacional formado en 2014 para la reconstrucción de Gaza tras la guerra de ese año, por lo que puede ser una figura aceptable para Hamás.

Su nombramiento pretende ser un intento de reformar y revitalizar la ANP, ante la intención de EE. UU, la Unión Europea y gran parte de la comunidad internacional de que sea esa entidad la que asuma el control civil y administrativo de la Franja de Gaza cuando termine la guerra, algo que Israel rechaza.

Mustafa tiene el encargo de formar un nuevo gobierno, aunque seguirá bajo el mando de Abás, de 88 años, con problemas de salud, acusado de autoritario y corrupto, y que no se somete a las urnas desde 2005, con su popularidad desplomándose en cada encuesta.

Para el analista palestino y director del Centro de Ayuda Legal de Jerusalén, Issam Arouri, el nombramiento de Mustafa no supone un cambio real y se produce en exclusiva como respuesta a las demandas internacionales, sobre todo norteamericanas, de formar un nuevo gabinete de tecnócratas sin afiliación directa con el partido de Fatah de Abás.

La idea es que este grupo "remodelado y revitalizado", como sugirió el consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan, en una visita a Tel Aviv a mediados de diciembre, pueda volver a gobernar en Gaza una vez concluya la actual devastadora guerra y el gobierno de facto de Hamás en teoría no exista.

Pero según Arouri, el nombramiento de Mustafa no responde a la voluntad de lo que la mayoría de los palestinos quiere, sino más bien a los deseos de EE. UU., que busca reformar una ANP desprestigiada e impopular para que pueda asumir el control de la Franja de Gaza cuando termine el actual conflicto.

"El tipo de cambio que necesitamos y que queremos es una representación más inclusiva de las facciones palestinas (en el gobierno) con la misión de preparar el terreno para (la celebración de) elecciones generales vía un proceso democrático", explica a EFE Arouri.

Tampoco se sabe si alguno, o cuáles, de los poderes que ostenta el presidente palestino Abás -al que un 88 % de los palestinos pide que dimita, según una encuesta reciente del Centro Palestino de Investigación de Encuestas y Políticas, por atrincherarse un partido paralizado y corrupto-, serán transferidos al primer ministro.

La analista política Nour Odeh, investigadora, periodista y primera portavoz mujer del gobierno palestino en 2012, considera también que el nombramiento de Mustafa no va a revitalizar la ANP, que más que un cambio se trata de un "reciclaje" de nombres.

"Gran parte de por qué tenemos una parálisis (política) total se debe a no haber tenido elecciones," explica Odeh, que concuerda en que un nuevo gobierno solo tendrá legitimidad cuando surja "del diálogo palestino", que dice ahora mismo es inexistente, y cuente con "la aceptación de todas las facciones palestinas" capaces de abordar las necesidades "abrumadoras" de Gaza.

Mustafa también forma parte del Comité Ejecutivo de la Organización para Liberación de Palestina (OLP), después de que Hanan Ashrawi, legendaria negociadora palestina y una de principales voces críticas con el liderazgo de Abás, renunciase a su cargo en 2022.

"Es algo muy hipócrita e irónico por parte de EE. UU. y otros aliados occidentales, que no querían ver a los palestinos ir a las urnas por miedo a cómo votarían y qué tipo de camino seguirían", recuerda Odeh, en relación a las elecciones convocadas y luego suspendidas por Abás en 2021 "con el beneplácito de Occidente".

"A la hora de la verdad casi eclipsa lo que el pueblo palestino quiere. Y lo que los palestinos demandan es un cambio real y genuino", sopesa Odeh. Y ahora "se sienten casi intimidados porque no quieren ser asociados con esta agenda exterior orquestada por Washington".

Una agenda, dice, que supone "una tragedia añadida a la situación general" e impide que Mustafa se convierta en la punta de lanza de un cambio democrático real por y para los palestinos. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión