El conflicto del Nilo Azul

Etiopía culmina la Gran Presa del Renacimiento, vehículo de discordia con Egipto y Sudán

Imagen de archivo de la Gran Presa del Renacimiento etíope en el Nilo Azul en Etiopía
Imagen de archivo de la Gran Presa del Renacimiento etíope en el Nilo Azul en Etiopía
Yirga Mengistu/Adwa Pictures Plc / DPA - Archivo

La última colada de hormigón se verterá dentro de siete meses. Entonces finalizarán los trabajos de la Gran Presa del Renacimiento, también conocida como GERD. Diez millones de metros cúbicos de agua procedentes del río Nilo saciarán a esta descomunal infraestructura, construida en la región etíope de Benishangul Gumuz, al oeste del país. Su demanda se halla acorde con las pretensiones del gigante de África Oriental y es que ha de generar con sus 13 futuras turbinas más de 5.000 megavatios, duplicando la actual producción nacional de energía eléctrica del país. Una política de hechos consumados ha arrollado, hasta ahora, las objeciones de Sudán y Egipto, muy afectados por la pérdida de caudal.

No se trata tan sólo de un vehículo de desarrollo. Esta iniciativa también canaliza, literalmente, el afán de Addis Abeba por convertirse en un coloso continental. El proyecto es mastodóntico, acorde con su ambición económica y geopolítica. Etiopía ha inundado una superficie similar a la del territorio guipuzcoano para captar el flujo procedente de una extensión de más de 172.000 kilómetros, equivalente a la tercera parte de España. Este sacrificio comporta su control efectivo sobre el Nilo Azul, uno de los dos afluentes del río más importante de África.

Sudán y Egipto resultan muy perjudicados por la construcción del embalse ya que limitará significativamente los aportes. Su oposición no ha obstaculizado once años de construcción. Las conversaciones para alcanzar un acuerdo se interrumpieron en 2021 y se han reanudado con tres infructíferas rondas tripartitas celebradas en agosto, setiembre y octubre del pasado año. El proyecto no se ha detenido y la delegación abisinia reconoce que se ha completado en más de 94% y los egipcios aseguran que Etiopía negocia secretamente con los países ribereños de la cabecera para asegurarse el suministro.

Las consecuencias de este dominio son imprevisibles. El régimen de Jartum ha confiado en los recursos hidroeléctricos para paliar la pérdida del 75% de sus hidrocarburos, hoy bajo soberanía de Sudán del Sur. En los últimos años, ha ampliado la presa de Roseires sobre el mismo río, creado la de Merowe y diseñado dos más. El esfuerzo puede resultar vano, porque la puesta en funcionamiento de Gerd condiciona su viabilidad. Tras una oposición inicial, su planteamiento era favorable a la negociación. Hoy, en cualquier caso, la actual coyuntura de guerra civil en la que se encuentra el país, dificulta cualquier estrategia efectiva.

El Gobierno de cariz militar de El Cairo se ha mostrado mucho más beligerante. Egipto se acaba de integrar en el club de los países emergentes, una organización que, actualmente, engloba a Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica. Pero la república árabe es un coloso que se hunde en el limo del Nilo. La explosión demográfica amenaza su crecimiento económico. La población se ha duplicado en tan sólo cuarenta años, el 97% de sus nacionales vive en la cuenca y su tasa de natalidad alcanza el 2%. En 2050 alcanzará los 135 millones de habitantes. Entonces, si no se accede a soluciones, el acceso al agua y alimentos estará en riesgo.

El grupo de potencias en ciernes invitó a Etiopía, el gendarme del Cuerno de África, a integrarse en sus filas. El país del emperador Haile Selassie y las terribles hambrunas de los años ochenta se ha convertido en uno de los Estados más poderosos de África. Pero las debilidades internas también condicionan el futuro. La elite dominante se halla en guerra con diversas facciones étnicas por su afán centralizador y el deseo de acabar con las milicias locales, un propósito que quiere imponer a sangre y fuego. La lucha se inició en el Estado de Tigray y se ha extendido el vecino de Amhara.

Obtener electricidad

La presa del Renacimiento es un instrumento esencial para ese modelo homogeneizador que pretende Abiy Ahmed, el hombre fuerte. El objetivo es proporcionar electricidad y un nuevo nivel de vida al 60% de la población carente de servicios fundamentales e, incluso, convertirse en exportador de energía. Etiopía, que ya cuenta con 126 millones de ciudadanos, aspira a satisfacer su demanda y controlar el mercado regional. Pero se cuestiona la existencia de un caudal suficiente para una región abocada a la superpoblación, especialmente en estos tiempos en los que el cambio climático altera dramáticamente los ritmos de lluvias estacionales.

El Gobierno de El Cairo se retiró en el año 2000 de la Iniciativa para la Cuenca del Nilo, organización formada por los países ribereños, consciente de que los cambios demandados por sus miembros cuestionaban su condición de privilegio, un status milenario que ya se ha alterado materialmente. El régimen abisinio ha alegado que Egipto remite a acuerdos coloniales que le favorecían.

El Ejecutivo de Abdelfatah El-Sisi ha llevado su rechazo a la iniciativa unilateral de Etiopía hasta el Consejo de Seguridad de la ONU. Los egipcios incluso sacuden los tambores de guerra al advertir que tomarán las medidas necesarias para preservar su seguridad nacional. Occidente se encuentra ante el riesgo de conflicto armado entre sus dos aliados más importantes en África.

El riesgo es inasumible. El Ejército de los Faraones es el decimotercero más importante del mundo y el abisinio ocupa el vigesimonoveno, aunque sufre una gran convulsión interna por las mencionadas disputas intercomunitarias. La tensión se ha agudizado a medida que el proyecto tomaba forma. Addis Abeba ha decretado que el cielo sobre su megapresa es un área de exclusión aérea. Las negociaciones, complejas, se imponen para evitar un desastre en los tiempos de aguda sequía, cada vez más frecuentes.

La posibilidad de una crisis sustancial entre Addis Abeba y Egipto, nos introduce en un escenario de pesadilla, posiblemente en el primer conflicto de grandes dimensiones producido por la crisis hídrica. En la actualidad, una cuarta parte de la población carece de agua potable y, durante los próximos años, según informes de Unesco, la escasez empeorará tanto en el medio urbano como en los ecosistemas naturales y la producción agrícola. El Renacimiento etíope puede derivar en muerte en el Nilo.

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