Rafah, puerta de entrada a la guerra de Gaza y de salida hacia la esperanza

Por este puesto fronterizo llega la ayuda humanitaria y son evacuados los heridos de la Franja.

Refugiados palestinos buscan agua en el paso de Rafah.
Refugiados palestinos buscan agua en el paso de Rafah.
E. P.

Cientos de camiones cargados de ayuda humanitaria hacen cola para entrar en Gaza por el paso de Rafah, la frontera con Egipto. En una fila de varios kilómetros se suceden uno tras otro a ambos lados de la carretera luciendo en sus remolques y lonas quién dona su mercancía: desde el Ministerio de Solidaridad Social egipcio hasta el Comité Islámico Jordano pasando por el tío Mohamed al-Hajri y la ONG World Central Kitchen del chef español José Andrés. Procedentes de distintas partes del mundo, todos ellos tienen el mismo destino: la guerra de Gaza.

Para llegar hasta este enclave, bloqueado y bombardeado por Israel desde el salvaje atentado de Hamás, deben atravesar el norte de la península del Sinaí, una zona cerrada a los extranjeros y periodistas por la amenaza yihadista. Tras seis horas en autobús desde El Cairo, en las que cruzamos el túnel bajo el canal de Suez y recorremos una carretera plagada de baches y controles militares en medio del desierto, llegamos hasta el paso de Rafah en un viaje organizado por el Gobierno egipcio.

Por aquí pasan cada día 200 camiones con ayuda humanitaria, de la cual el 70% proviene de Egipto y el resto del extranjero. Antes de la guerra, eran 600. Desde el 21 de octubre han entrado en Gaza unos 11.000 camiones con más de 70.000 toneladas de comida, 8.000 de medicinas, 21.500 de agua, 6.500 de combustible y 23.000 de otro tipo de asistencia como las mantas que tanta falta hacen este invierno, uno de los más fríos que se recuerdan en la región.

Pero toda esta ayuda es solo una pequeña parte de la que necesitan los dos millones de habitantes de Gaza, de los que el 80% se ha refugiado en el sur de la Franja, alrededor del paso de Rafah, huyendo de los bombardeos israelíes en el norte y centro. Tras dejar más de 27.000 muertos y destruir la mitad de los edificios de Gaza, el Ejército hebreo se ha marcado ahora la zona de Rafah como el próximo objetivo de su ofensiva.

Esta nueva fase del conflicto hace temer más problemas a la ya difícil y lenta llegada de la ayuda humanitaria, que Egipto achaca a las inspecciones israelíes. Y es que cada camión tarda entre cuatro y cinco horas en entrar en Gaza porque, desde el cruce de Rafah, deben recorrer otros 40 kilómetros a lo largo de la frontera egipcia hasta el control de Al-Awja (Nitzana) y luego volver. Algunos conductores, como Mohamed Mudabed, se quejan de que llevan esperando ya casi tres semanas: "Transporto comida congelada y llevo aquí veinte días. Cada vez que voy al control de Al-Awja, los israelíes me envían de vuelta. ¿Por qué? Dicen que mi permiso no ha llegado todavía. Toda esta comida es para la pobre gente que la necesita. ¿Por qué les impiden recibirla? Debería entrar antes que cualquier otra cosa porque son alimentos perecederos. ¡Solo eso!".

Repatriaciones

Por el cruce de Rafah no solo entra la ayuda humanitaria, también salen los heridos evacuados y los refugiados con doble nacionalidad. Desde el 1 de noviembre, cuando Egipto abrió el paso fronterizo, han huido de la guerra unos 28.000 extranjeros y palestinos con doble pasaporte, como los 170 que fueron repatriados a España a mediados de noviembre. Desde entonces, la situación no ha hecho más que empeorar.

"La gente está al borde de la muerte. Gaza está sumida en el caos y el hambre, especialmente el norte y algunas zonas de Rafah y Jan Yunis. Todo el mundo ha huido de Jan Yunis y Deir al-Balah a Rafah. Hay más de un millón y medio de palestinos atrapados en Rafah, donde antes vivían 300.000 habitantes, y no sabemos adónde ir", se lamenta Ahmed Rizk nada más cruzar al lado egipcio de la frontera. A sus 57 años, ha sido evacuado junto a los once miembros de su familia gracias a la ayuda diplomática de Catar, que negocia junto a Egipto una nueva tregua entre Israel y Hamás.

Bajo la puerta del paso fronterizo, el trasiego es constante. A bordo de viejos Mercedes con la baca cargada hasta los topes, quienes escapan de la guerra se topan con los voluntarios egipcios que traen víveres en sus furgonetas. Los camiones que salen vacíos después de descargar la mercancía se cruzan con las ambulancias que llegan para recoger a los heridos palestinos y llevarlos a hospitales de Egipto. En los últimos cuatro meses, han sido evacuados de Gaza más de 1.600 heridos, acompañados de unos 1.900 familiares. Además de a la guerra, Rafah es la puerta a la esperanza.

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