Las lluvias torrenciales castigan Europa

El temporal, que ha causado al menos catorce fallecidos, se ceba con Grecia pero ha saltado también a Turquía y Bulgaria.

La ciudad de Volos es una de las más afectadas
La ciudad de Volos es una de las más afectadas
Reuters

En Volos, a unos 325 kilómetros al norte de Atenas, se encuentran en "situación de guerra". Las autoridades de la región de Magnesia lamentan una "catástrofe sin precedentes". La televisión pública, con sus reporteros sobre el barro, habla de "un desastre bíblico". Y los meteorólogos reconocen que se trata de "un fenómeno inédito". En Grecia no saben ya cómo definir a Daniel después de tres jornadas de precipitaciones torrenciales que han inundado el centro de un país que hace menos de una semana peleaba contra el fuego y ahora no sabe cuándo parará de llover. El temporal, que ha marcado su registro máximo en la localidad de Zagora, con 754 litros por metro cuadrado en 24 horas, casi cuatro veces más que la mayor cantidad caída en la reciente DANA en España, se ha llevado por delante viviendas, vehículos, negocios, puentes y carreteras, hospitales... y la vida de, al menos, tres personas. La tormenta tropical azota en las últimas horas también a Turquía, con siete fallecidos hasta ahora, y Bulgaria, con cuatro. Y se busca a media docena de desaparecidos entre los tres territorios.

La lluvia comenzó a caer el pasado lunes con fuerza sobre Grecia, donde el alivio inicial a semanas de incendios forestales -unas 150.000 hectáreas calcinadas, algo más del 1% de la superficie nacional- se convirtió en pocas horas en una auténtica tragedia. La peor parte se la ha llevado por ahora la ciudad de Volos, la sexta del país en tamaño, con unos 86.000 habitantes que este miércoles seguían sin electricidad ni agua potable y caminaban sobre lodazales. De las calles apenas se distinguía un pedazo de asfalto. En la zona donde las Fuerzas Armadas trataban de devolver algo de normalidad se han vivido en los últimos días situaciones agónicas, como el traslado de los 94 mayores que convivían en una residencia cerca del río -se tragó la carretera, dañó el edificio y anegó hasta la estación de tren- o el derrumbe del puente bajo el arroyo Kravsidonas. El agua lo pasó con toda su ira por encima.

"¡No hay razón para salir!", rogó el alcalde de Volos, Achilleas Beos, a sus vecinos después de que uno de ellos, un ganadero de 70 años, falleciera en las primeras horas de la tormenta sepultado por un muro que se vino abajo debido a un deslizamiento de tierra. Este miércoles fueron localizadas dos víctimas mortales más: otro hombre, de 82, aplastado por un vehículo en Karditsa y una mujer, de 85, hallada bajo una montaña de maderas en la costa de la península de Pelión. Y la cifra podría aumentar, ya que el temporal, que avanzaba hacia el oeste del país, no cesará en las próximas horas. La angustia se palpaba en localidades como Almiropotamos, donde llenaron cinco camiones sólo con las piedras arrastradas amontonadas, o en el pueblo de Sotiriou, en Larissa, con cien habitantes atrapados por la crecida. "Aquí sólo pueden llegar barcos y helicópteros. Nos vamos a ahogar", alertaban los afectados al periódico griego 'Ethnos'.

A los griegos no se les olvida el terrible desastre que causó el temporal de 2017, con 25 fallecidos y cientos de personas sin hogar, y eso se refleja también en el enorme volumen de llamadas recibidas por los bomberos desde que Daniel comenzó a inundar el país: casi 2.500 en apenas día y medio. Esta tormenta tropical, que ha afectado asimismo a Atenas, con calles convertidas en ríos y problemas incluso en el aeropuerto de la capital, ha batido cualquier récord anterior, como demuestran los propios meteorólogos, que anotan desde hace tres cuartos de siglo cada gota que cae sobre territorio heleno y jamás habían contabilizado tanta lluvia en tan poco tiempo. Las primeras mediciones señalan que la cantidad registrada desde el lunes superaría el volumen habitual de precipitaciones para el otoño -entero- en Grecia.

Atrapados en la biblioteca

Pero la furia de este temporal en la recta final del verano se ha hecho notar en las últimas horas también en el noroeste de Turquía, donde al menos siete personas han fallecido durante las intensas precipitaciones. La ciudad de Kirklareli, cerca de la frontera con Grecia y Bulgaria, ha sido una de las más golpeadas, con decenas de casas inundadas y al menos cinco vecinos que no lograron salir con vida de la corriente que les arrastró. Okay Memis, responsable de Gestión de Desastres, un departamento dependiente del Ministerio del Interior, aseguró que se estaban "movilizando todos los medios para llegar a los afectados", consciente de que la situación es crítica en la zona. Tampoco se ha librado del paso de esta fuerte tormenta Estambul, con estaciones de metro anegadas y más de 1.750 inmuebles dañados, que lamentó dos muertos -uno de ellos de origen guineano- en los distritos de Basaksehir y Kucukçekmece.

Inundaciones en una plataforma logística a las afueras de Estambul
Inundaciones en una plataforma logística a las afueras de Estambul
Efe

Las precipitaciones caídas sobre esta ciudad, unos 125 litros por metro cuadrado en menos de seis horas, lo que suele acumularse en todo el mes de septiembre, desató el pánico en la Biblioteca Nacional de Basaksehir, donde el nivel del agua comenzó a crecer con rapidez con una decena de personas atrapadas en su interior. 

Todas consiguieron salir con vida. Desde allí se lanzó una de las más de mil alertas por inundaciones que han atendido los servicios de Emergencias turcos en las últimas horas.

También trabajan sin descanso las fuerzas de seguridad en Bulgaria, con el temporal concentrado en la costa del mar Negro y, especialmente, en la localidad de Tsarevo, la zona cero del desastre en el país tras el desbordamiento del río Veleka. Las autoridades búlgaras contaban este miércoles cuatro fallecidos -entre ellos la presidenta del tribunal regional, que viajaba en coche cuando le sorprendió un auténtico tsunami- por una tormenta que algunos vecinos califican de "pesadilla" después de que el agua entrara en sus viviendas y les alcanzara hasta la rodilla. El Gobierno de Sofía calcula que la lluvia caída en apenas 24 horas cuadruplica la media para esta época del año. Y el temporal aún no ha dicho la última palabra.

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