Arabia Saudí gira a China para instalar su primera planta nuclear

China es el mayor comprador de petróleo saudí y con este movimiento busca reforzar su presencia en la región.

El príncipe heredero saudí, Mohammed Bin Salman, se reúne con el presidente chino, Xi Jinping, en Riad.
El príncipe heredero saudí, Mohammed Bin Salman, se reúne con el presidente chino, Xi Jinping, en Riad.
Bandar Algaloud/Saudi Royal Cour

Arabia Saudí quiere contar con energía nuclear para 2030 y valora la posibilidad de aceptar la oferta de China para levantar una planta en la frontera con Catar y Emiratos Árabes Unidos. El diario estadounidense The Wall Street Journal ha tenido acceso a fuentes saudíes cercanas a esta negociación que han confirmado que China National Nuclear Corporation podría ser la elegida para trabajar en el reino ante el recelo mostrado desde Estados Unidos sobre el programa atómico saudí. El diario recoge las condiciones que Washington impone a Riad para desarrollar la industria nuclear, entre las que se encuentran el compromiso de no enriquecer uranio y de no explotar los depósitos de este elemento del país, algo que no exigiría Pekín.

China es el mayor comprador de petróleo saudí y con este movimiento busca reforzar su presencia en la región, donde ha logrado mediar con éxito entre Arabia Saudí e Irán. Levantar una planta nuclear supondría un contrato de decenas de años entre las dos naciones. La diplomacia china lleva meses de intenso trabajo y en diciembre el presidente Xi Jinping viajó a Riad y cerraron diversos acuerdos millonarios.

El príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, tiene prisa para llevar a buen puerto su plan 'Visión 2030', que busca reducir la dependencia del petróleo a través de la diversificación de las inversiones y fuentes de ingresos, pero desde Washington la respuesta es que "llevará tiempo negociar todos los complejos detalles de la cooperación nuclear". Tanto EE UU, como Israel, desconfían de un programa que podría derivar al plano militar y dar la bomba atómica a los saudíes.

Riad defiende el carácter civil de su plan, es firmante del Tratado de No Proliferación y el órgano nacional responsable del desarrollo nuclear es el Saudi National Atomic Energy Project. Éste defiende que la introducción de este tipo de energía "tendrá un impacto positivo en el reino, servirá para crear empleo y desarrollar los sectores energético y de inversión".

Normalización con Israel

Tras la firma de los Acuerdos Abraham, gracias a la mediación del expresidente de EE UU Donald Trump, el siguiente paso para Israel sería la normalización de relaciones con Arabia Saudí. Washington vuelve a ser el mediador y sobre la mesa parece estar la petición de los saudíes de recibir a cambio una planta nuclear. Ariel Levite, ex alto cargo de Comisión de Energía Atómica de Israel, declaró a The Times of Israel que "no importan las garantías que ofrezca el Organismo Internacional de Energía Atómica" porque "esto sería un peligroso precedente y abre las puertas a una carrera armamentística nuclear".

Los países árabes que han normalizado relaciones con el Estado judío han recibido importantes contraprestaciones por parte de EE UU y los saudíes no quieren ser menos. Otro aspecto clave es que, aunque iraníes y saudíes han recuperado sus vínculos tras siete años de ruptura, mantienen su fuerte rivalidad como grandes potencias del Islam suní y chií y la república islámica cuenta con un importante programa atómico.

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