Kiev reactiva la demanda de cazas F-16 tras los últimos ataques rusos

Las tropas de Putin bombardearon el fin de semana bases aéreas o un centro de transfusión de sangre en Járkov, con dos víctimas mortales.

Volodímir Zelenski estampa su firma en un avión de combate, en el Día de las Fuerzas Armadas de Ucrania, este domingo.
Volodímir Zelenski estampa su firma en un avión de combate, en el Día de las Fuerzas Armadas de Ucrania, este domingo.
Reuters

Ucrania no ha enterrado nunca su demanda de cazas F-16 pese a los obstáculos que ha encontrado en sus aliados occidentales por el nuevo rumbo que su presencia daría a la guerra, pero, en las últimas semanas, con el foco puesto en la contraofensiva, la petición había quedado algo soterrada. Hasta este domingo. El ministro de Asuntos Exteriores, Dimitro Kuleba, aprovechó los últimos ataques rusos para volver a incidir en la necesidad de que sus socios no dejen de enviar armamento al país, un paquete de ayuda militar en el que incluyó los ansiados aviones de combate.

«La comunidad mundial debe centrarse en hacer cumplir una paz justa y duradera: armar a Ucrania, incluso con F-16 para cerrar el cielo, e implementar nuestro plan de paz», defendió Kuleba el mismo día en que se cerraba la cumbre de Arabia Saudí que abordó ese proyecto. Allí, la delegación ucraniana también reiteró la demanda de cazas. Su llegada ha sido una de las prioridades de las autoridades de Kiev desde el inicio de la invasión y, a pesar de la resistencia inicial en Occidente por temor a que su uso supusiera una escalada bélica y por las propias dificultades que entraña su entrega, en los últimos meses se habían dado pasos para facilitar su envío. El más importante, y con el obligatorio plácet de Estados Unidos, fue el visto bueno al entrenamiento de las tropas de Zelenski en el manejo de estas aeronaves.

En la cumbre de la OTAN en Lituania celebrada hace un mes se anunció que el adiestramiento comenzaría «este verano» -Dinamarca y Países Bajos, por ejemplo, comunicaban que ofrecerían instrucción a partir de agosto- y el propio Jens Stoltenberg, el máximo responsable de la Alianza, confirmó que esas maniobras «facilitarían» la llegada de F-16 a suelo ucraniano. Sin embargo, no se espera que el aterrizaje de cazas se produzca hasta bien entrado 2024. Y Kiev, como evidenció este domingo Kuleba en sus palabras, los quiere ya. Los aviones de combate reforzarían su obsoleta flota aérea, ayudarían a proteger los corredores para la exportación de cereal y darían, o eso esperan en Ucrania, un empujón a su contraofensiva después de que las expectativas en torno a este movimiento se hayan diluido desde la pasada primavera por la escasez de avances en el frente.

"Crimen de guerra"

Para el Kremlin, el uso de F-16 es jugar con fuego. Una «amenaza nuclear» ha llegado a decir que suponen estas aeronaves por la posibilidad que tienen de portar armas atómicas. Kuleba, sin embargo, hizo hincapié en su necesidad, precisamente, en vista de los ataques sufridos en las últimas horas por Ucrania: «Rusia ha soltado otra descarga de misiles. No se detendrá hasta que sea detenida». Y, en su opinión, mejor contar con aviones de combate para ello. Una de las acciones más graves se produjo en la ciudad de Kupiansk, en la región de Járkov (noreste del país), donde un bombardeo aéreo en la noche del sábado derivó en un gran incendio, causó daños en un centro de transfusión de sangre y provocó, al menos, dos muertos y cuatro heridos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó lo ocurrido como un nuevo «crimen de guerra».

Esa noche también se produjeron ataques masivos rusos contra bases aéreas militares de Ucrania cerca de las localidades de Starokonstantinov, en la región de Jmelnitski (suroeste), y Dubno, en la región de Rivne (oeste), especificó el Kremlin. Hasta cuarenta misiles de crucero -una treintena acabaron derribados, según las autoridades ucranianas-, varios drones Shahed de fabricación iraní y tres misiles hipersónicos Kinzhal fueron detectados en esas acciones. Otro bombardeo se dirigió contra las instalaciones de la empresa aeronáutica Motor Sich, en Zaporiyia (sur), cuya importancia para la capacidad de Kiev en el conflicto es vital ya que la firma construye aviones y helicópteros.

Las tropas de Kiev se han fijado también en las últimas horas en infraestructuras clave y, según denunció Rusia, atacaron varios puentes que conectan el sur de Ucrania con la anexionada península de Crimea, entre ellos el de Chonhar, que permite realizar la ruta más corta desde ese punto hasta la línea del frente en el sureste del país.

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