Contra todo pronóstico, la izquierda se abre camino en la política de Guatemala. Después de los comicios generales del domingo, el candidato de Movimiento Semilla, Bernardo Arévalo, -uno de los pocos opositores en la lista- disputará con la favorita de las encuestas, la ex primera dama Sandra Torres de Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), la Presidencia en la segunda vuelta, prevista para el 20 de agosto.

Los sondeos estaban encabezados por Torres, seguida del diplomático Edmond Mulet y la hija del dictador Efraín Ríos Montt, Zury Ríos -quienes solo obtuvieron un 6.5% de los sufragios-. Por primera vez en la historia electoral del país, el voto nulo y en blanco superaron lo conseguido por cualquier candidato. Una cuarta parte de los guatemaltecos mostraron su rechazo por los 21 aspirantes al poder.

Los comicios estaban ya desde antes minados por la desconfianza en que no se lograría ningún cambio. Hubo un 40% de absentismo. También habían varias denuncias de la oposición contra el Tribunal Superior Electoral, que había descalificado a cuatro candidatos de oposición, por «falta de transparencia». Una muestra del descontento fue la sorpresa de la jornada: el ascenso hasta segundo lugar del centroizquierdista Arévalo, de 64 años.

«Creemos que los votantes estaban hartos, cansados del sistema político actual y buscaban una alternativa decente y creíble», dijo tras conocerse los resultados.

La joven formación de Arévalo se consolidó en 2015 durante las manifestaciones que llevaron a la dimisión del entonces presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti. Comenzó como un grupo de análisis en lo se conoce como la 'primavera guatemalteca'. En 2019 presentó a su primer candidato presidencial. Pero sólo hasta ahora lograron llegar tan lejos en las urnas. El Movimiento Semilla «está tranquilo porque tenemos un plan de Gobierno y no es gente que ha estado metida en la política partidaria», explicó Arévalo, quien confirmó que solicitará asesoramiento para luchar contra la corrupción de las personas que tuvieron que salir de país por combatirla.

Guatemala es uno de los países con mayor desigualdad y corrupción de Latinoamérica, según el Banco Mundial. Periodistas, fiscales y jueces han sido arrestados por criticar al Gobierno del presidente Alejandro Giammattei. «Temo por mi propia seguridad. Ahora hay un ambiente de represión en el país», dijo un reportero al diario local 'la Voz de América'.

Según la ONG Human Rights Watch (HRW), Giammattei y sus aliados «profundizaron el deterioro de la democracia». Las investigaciones de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), respaldada por las Naciones Unidas, que funcionó entre 2007 y 2019, y el Ministerio Público pusieron al descubierto más de 120 tramas de corrupción en los tres poderes del Estado. Sin embargo, su operación fue cesada en 2019 por el entonces presidente Jimmy Morales, quien obligó a la comisión a abandonar el país.

Escándalo

El mayor escándalo del actual jefe de Gobierno fue cuando designó a dos funcionarios clave, la fiscal general y el procurador de los

derechos humanos, mediante procesos de selección «injustos y turbios», según HRW. Giammattei nombró el anterior año como líder de la Fiscalía a Consuelo Porras, quien está acusada por frenar investigaciones anticorrupción. Entonces, incluso, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) lamentaron la decisión y aseguraron que eso «suscita preocupación sobre el compromiso de las autoridades guatemaltecas para combatir a la corrupción y salvaguardar la independencia del poder judicial». La UE aseguró que «el Ministerio Público ha iniciado acciones legales contra varios jueces, abogados y fiscales involucrados en la investigación de casos de corrupción de alto nivel», algunos, incluso, había sido detenidos.

Arévalo, que compitió por primera vez a la Presidencia, se enfrentará contra Torres, de 67 años, exesposa del fallecido dirigente socialdemócrata Álvaro Colom (2008-2012). La ex primera dama estuvo detenida en 2019 por supuesto financiamiento irregular al interior de su partido, pero el caso fue cerrado tres años después. La candidata había ya conseguido pasar a segunda vuelta en dos ocasiones anteriores sin éxito. Esta vez «vamos a ganar, contra quien sea», añadió.