Toni Hill: "Un maltratado se puede convertir claramente en un maltratador"

Toni Hill, en el Hotel Oriente, uno de los escenarios de su novela 'Los ángeles de hielo'
Toni Hill, en el Hotel Oriente, uno de los escenarios de su novela 'Los ángeles de hielo'
P. Z.

El escritor y psicólogo Toni Hill, uno de los valores consolidados del género policíaco español y que acaba de publicar la inquietante 'El último verdugo', primera novela negra en la que un psicópata utiliza el garrote vil como arma homicida, considera que un maltratado "se puede convertir claramente en un maltratador".

En una entrevista, Hill sostiene que muchas veces "el hecho de no haber tenido una red afectiva que te aliente y te ayude se puede convertir en una especie de rencor, que a la que puedes vuelcas en el más débil".

En 'El último verdugo' (Grijalbo) una serie de brutales asesinatos desconciertan a la policía, con cadáveres que presentan una extraña marca en la nuca, y junto a ellos una nota con un mensaje enigmático: 'Alguien tiene que hacerlo'".

Ese alguien es Thomas Bronte, un inglés afincado en Barcelona, atractivo, refinado, culto y propietario de una galería de arte, que arrastra un lado oscuro que germinó en sus primeros años de vida.

"Los traumas de la infancia nos afectan más de lo que queremos reconocer, no sólo a los que sufren una experiencia traumática, que llevarán una carga de la que les va a costar desprenderse a lo largo de su vida, sino incluso en los que han vivido una infancia normal, porque siempre hay elementos que configuran la manera de ver el mundo".

En ese marco mental se sitúa Thomas Bronte, alguien que ha conseguido "ser de mayor lo que él imaginaba de pequeño, ha alcanzado su objetivo en la vida", pero que "tiene un problema: la necesidad de matar para tener esa sensación de poder".

El autor coloca al lector en la tesitura de "comprender" a Thomas Bronte, "una persona adaptada aparentemente, incluso popular, carismática, con amigos, pero con un lado oculto que no puede reprimir".

Una de las peculiaridades de Thomas es que aparece como un asesino e investigador al mismo tiempo, pues selecciona a sus víctimas tras analizarlas y confirmar que entran dentro de los cánones que plantea y que "merecen morir", pero sin llegar a ser un vengador, porque no cree en la venganza como fin supremo ni le gustan los justicieros en la literatura o en el cine.

Se podría decir que Thomas Bronte es un "psicópata ilustrado", como Dexter o Hannibal Lecter, que "no procede de los bajos fondos, sino que es un tipo con una sensibilidad determinada, con habilidades sociales y en su caso con interés artístico".

Recurrir al garrote vil como arma homicida fue la consecuencia de buscar "un elemento distintivo que no hubiera tenido ningún otro psicópata, y que además fuera algo muy arraigado en la tradición hispana" y resultaba fascinante situar a un tipo culto y refinado utilizando un método que es de lo más bárbaro, y todo ello ubicado en Barcelona que siempre ha tenido una aire de ciudad 'cool'".

Con esta séptima novela, además de hacer algo distinto siempre, el autor de "El oscuro deseo de Teresa Lanza" quería ante todo "escribir un thriller y punto, no un thriller psicológico o social", con "un señor que asesine a gente y al que hay que capturar".

La soledad es un tema que atraviesa a todos los personajes de la novela y tiene que ver con que la historia se ambienta en 2021, cuando todavía la pandemia y el confinamiento se dejan notar y "los problemas de soledad claramente afloraron, aunque no fueran su causa".

Toni Hill escoge lugares especiales de Barcelona donde el asesino abandona los cuerpos como si la ciudad fuera una parte importante de su mensaje: "Se trata, como en todas mis novelas, de una visión muy poco romantizada de la ciudad, que además se sale de sus fronteras".

No oculta Hill que le gustaría que "El último verdugo" se convirtiera en una serie, y si así sucediera no le importaría implicarse.

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