Acampadas masivas de estudiantes en Italia por la carestía de los alquileres

Una habitación en un piso compartido en Roma sale por un mínimo de 500 euros mensuales más gastos, inasumible para muchos jóvenes.

Estudiantes acampados ante la Sapienza de Roma ITALY STUDENT PROTEST
Estudiantes acampados ante la Sapienza de Roma ITALY STUDENT PROTEST
FABIO CIMAGLIA

Son cada vez más las tiendas de campaña plantadas a la sombra de la estatua de la Minerva, la diosa de la sabiduría ubicada frente al rectorado de la Sapienza de Roma, la universidad con el mayor número de estudiantes de Italia. Allí duerme desde hace varias noches un grupo de alumnos para protestar contra el alto coste de los alquileres, cuyo precio no ha parado de aumentar en los últimos años.

En la capital italiana tiene suerte quien encuentra una habitación individual en un piso compartido por menos de 500 euros mensuales, una cifra a la que hay que sumar los gastos de electricidad, gas e internet. El precio sube en unos 100 o 200 euros al mes en Milán, ciudad turística por excelencia donde comenzó esta ola de protestas que se ha extendido cada vez por un mayor número de ciudades italianas desde el norte al sur del país.

"El alquiler supone un coste demasiado alto para los estudiantes, por lo que en la mayor parte de los casos tiene que ser asumido por las familias. Y si tus padres no pueden permitírselo, te toca buscar un trabajo que por lo general es precario y está mal pagado", denuncia Vicky Angelini, que cursa el segundo año del grado de Ciencias Políticas en la Sapienza. Las estadísticas le dan la razón. Según la federación italiana del consumidor, el 54% de los treintañeros percibe un salario inferior a los 7 euros la hora y cada vez resulta más frecuente ofertar trabajos a tiempo parcial.

Originaria de un pueblo de la provincia de Roma, Angelini ha pasado la noche en una de las tiendas de campaña plantadas frente al rectorado. Pese a la incomodidad y a la humedad del lugar, ha conseguido así ganar varias horas de sueño al ahorrarse el trayecto cotidiano que le toca hacer desde el piso que tiene alquilado en un barrio de la periferia de la capital italiana. "Reclamamos que un derecho fundamental como el del estudio vaya ligado al derecho a una residencia digna", exige esta veinteañera que forma parte de un grupo de militantes de izquierdas.

Aunque la carestía de los arrendamientos afecta a todos los universitarios, el Gobierno de Giorgia Meloni se ha agarrado al componente ideológico para defenderse de las críticas. "Yo creo que el problema es grave, pero afecta a las ciudades gobernadas por el centroizquierda, donde han surgido campamentos de los estudiantes sin que los ayuntamientos hayan puesto en marcha políticas a favor de los jóvenes", afirmó el ministro de Educación, Giuseppe Valditara.

Sus palabras propiciaron la inmediata reacción de la oposición. Elly Schlein, líder del izquierdista Partido Democrático, acusó al Ejecutivo de haber cometido un "error brutal" por cancelar el fondo para ayudar a los universitarios a pagar el alquiler. Una de las raíces del problema viene precisamente del hecho de que los estudiantes italianos tengan que recurrir al mercado inmobiliario, pues sólo un 5% vive en residencias frente al 17% de media en Europa.

Digno y a bajo coste

La difícil búsqueda de un techo por parte del amplio colectivo estudiantil se ha instalado en el centro del debate político italiano y en una de las necesidades más perentorias de resolver por parte del Gobierno. Precisamente, para tratar de responder a las exigencias de la comunidad académica, el Ejecutivo de Meloni decidió este jueves dedicar 660 millones de euros a la adquisición y habilitación de inmuebles que puedan albergar a los jóvenes.

Entre los edificios que podrían utilizarse hay antiguos cuarteles y conventos ya deshabitados por todo el país. Según explicó en el diario 'La Stampa' Salvatore Cuzzocrea, presidente de la Conferencia de Rectores, se podría ofrecer de esta manera un alojamiento digno y a bajo coste a unos 20.000 estudiantes.

Italia dispone de una oferta de unas pocas decenas de miles de camas ¬para atender a una comunidad de 750.000 alumnos, atraídos por el número y la calidad de sus universidades, según un informe del Consejo Nacional de Estudiantes Universitarios. Si el problema resulta angustioso en general, se agrava más en las ciudades turísticas, ya que el mercado de apartamentos vacacionales absorbe la mayoría de los pisos de alquiler.

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