Turquía cede a la presión de la OTAN y retira su rechazo a la adhesión de Finlandia y Suecia

Asegura ahora que no cierra la puerta, pero plantea que quiere negociar con los dos países sobre los kurdos.

Militares ucranianos cargan cuerpos de soldados rusos en Kiev.
Militares ucranianos cargan cuerpos de soldados rusos en Kiev.
REUTERS

Turquía rectifica. De insinuar un veto, a mantener que «no cierra la puerta» a la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN. Y todo en un puñado de horas. Coincidiendo con una reunión de ministros de Exteriores que arrancó ayer en Berlín. Y después de que funcionarios estadounidenses reconociesen que estaban trabajando para «aclarar la posición» de Ankara. Y, por supuesto, subrayar a continuación que Estados Unidos apoyaría sin reparos la incorporación de los escandinavos a la organización militar. Alemania volvía a remarcarlo también. ¿Relación causa-efecto? Demasiadas evidencias.

Por partes. La candidatura de ambos países entraba de lleno en la agenda de esa cita informal en la capital alemana. Un nuevo formato «pequeño e íntimo», destacaban los organizadores, con ese asunto trascendental encima de la mesa. Y una nueva discusión sobre las fórmulas para brindar más apoyo a Ucrania. El encuentro se encapsuló en una cena de trabajo que arrancaba a las siete de la tarde y a la que asistieron en calidad de invitadas Ann Linde, responsable de Relaciones Exteriores de Suecia, y el finlandés Pekka Haavisto. Informaron a sus homólogos de la OTAN sobre la opinión pública y el estado de las discusiones en sus países con respecto al ingreso en la organización militar. Y claro. El punto de partida (éste no oficial) era conseguir que la amenaza lanzada el viernes por el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se quedará en simple fuego de artificio. El mandatario otomano lanzaba un mensaje disonante, con aquello de «no tengo una opinión positiva» sobre las incorporaciones de estos países a los que acusó, incluso, de albergar a «organizaciones terroristas», en clara alusión a los miembros del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y del revolucionario DHKP-C. «Algunos se sientan en sus parlamentos», añadía.

Ankara había captado toda la atención. Y se temía alguna fisura más entre los 30 países aliados. Pero, al menos ayer, no se sucedieron. Sí los contactos con Ankara. Por la mañana se reconocía una conversación telefónica entre el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el canciller turco, Mevlüt Çavuşoglu. No se ofrecían detalles. Y antes de la cena de trabajo en Berlín, el ministro finlandés volvía a tantear a su colega turco.

Carga sobre Estocolmo

En Helsinki trascendían a la prensa algunos detalles de ese diálogo. El diario finlandés ‘Iltalehti’, que citaba fuentes de los departamentos de Exteriores y Defensa, aseguraba que Çavuşoglu trasladó a Haavisto que «la actitud crítica de Turquía solo afectaba a la candidatura de Suecia en la OTAN». Algo que coincidía con lo que expresaba públicamente la primera ministra Sanna Marin; que Turquía ha enfatizado que no quiere obstaculizar ni complicar este proceso de ninguna manera, dijo Marin. El ‘suffle’ comenzaba a bajar.

El mensaje de repliegue llegaba horas después desde Estambul. «No estamos cerrando la puerta. Básicamente estamos planteando este tema como una cuestión de seguridad nacional para Turquía», aseguraba Ibrahim Kalin, portavoz de Erdogan y su asesor de política exterior. Él mismo ponía el foco en Suecia donde la presencia de los «grupos terroristas» a los que aludió Erdogan es «fuerte, abierta y reconocida». «Lo que hay que hacer está claro: tienen que dejar de permitir que los puntos de venta, las actividades, las organizaciones, las personas y otros tipos de presencia del PKK... existan en esos países», añadía. En definitiva ha visto la oportunidad para que se tengan en cuenta sus viejas reivindicaciones sobre los kurdos.

Distensión con Turquía en vísperas de la reunión de la Comisión de Política Exterior y de Seguridad del Gobierno y el Presidente de la República en Finlandia. Un paso decisivo para que Marin lance la propuesta al Parlamento para que Finlandia solicite el ingreso formal en la OTAN, algo que se debatiría mañana lunes.

Simultáneamente a ese proceso seguirá hoy en Berlín el encuentro de ministros de Exteriores. El programa prevé una comparecencia de Stoltemberg a media tarde desde Bruselas -dio positivo por coronavirus hace tres días-. Se espera que el máximo responsable de la Alianza Atlántica anuncie de algún modo el pistoletazo de salida al procedimiento de incorporación de Finlandia, a la espera de que Suecia avance en las autorizaciones nacionales a lo largo de los próximos días.

El canciller finlandés volvía a remarcar ayer que no tenía dudas de que su país se convertirá en miembro de pleno derecho de la organización militar. «Es muy probable que haya una fuerte mayoría en nuestro Parlamento en apoyo de un ingreso en la OTAN y podremos presentar la solicitud durante la próxima semana», remarcaba Haavisto.

Y asumía que el proceso se dilará al menos un año. «Sabemos que llevará varios meses para que los parlamentos y los responsables políticos lleguen a conclusiones».

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