Aumenta el clamor internacional para que la ONU intervenga en Haití

El presidente Moise sufrió torturas en su dormitorio, mientras su hija logró escapar y uno de sus hijos fue amordazado junto a la sirvienta.

Dos militares de la República Dominicana, en la frontera con Haití, cerrada tras el asesinato de Jovenel Moise
Dos militares de la República Dominicana, en la frontera con Haití, cerrada tras el asesinato de Jovenel Moise
RICARDO ROJAS/Reuters

Cuando un devastador terremoto dejó a Puerto Príncipe convertido en un montón de escombros y cadáveres, el mundo se volcó en ayudas y juró aprovechar la oportunidad para sacar al país de la miseria de una vez por todas. El mundo fracasó, Haití también. Muchos lo han pagado con su vida, entre ellos el presidente, Jovenel Moise, asesinado en su propio dormitorio en la madrugada del miércoles con signos de tortura, según la prensa local.

Su escalofriante muerte podría ser el último empujón para que el país descienda al abismo del caos y la violencia, o una segunda oportunidad para la comunidad internacional que lo abandonó hace tres años cuando la ONU retiró a los cascos azules. Este jueves crecía el clamor para una intervención para la que los gobiernos del mundo tienen poco apetito, dado el fracaso de los intentos previos. La enviada especial de la organización para Haití, Helen La Lime, informó en las últimas horas al Consejo de Seguridad de la ONU a puerta cerrada.

Lo que empezaba a salir a flote eran los sórdidos detalles de la muerte del presidente Moise, de 53 años. Según declaró Carl Henry Destin, juez de paz del acaudalado distrito de Pétion-Ville, al periódico haitiano 'Le Nouvelliste', encontraron su cuerpo acribillado en el suelo con signos de tortura. "Boca arriba, con pantalones azules y una camisa blanca manchada de sangre, la boca abierta. Le habían sacado el ojo izquierdo y tenía orificios de bala en la frente y en cada uno de los pezones, además de tres en la cadera y uno en el abdomen", describió al rotativo.

Doce impactos de bala

En total, doce impactos de bala, algunos de gran calibre y otros de balas de 9 milímetros. Toda la habitación estaba revuelta, especialmente el escritorio del mandatario, pero nadie más en la residencia presidencial resultó herido salvo su esposa, Martine. Su hija mayor logró escapar, mientras que uno de los dos hijos apareció atado y amordazado junto a una sirvienta. A la primera dama la trasladaron en avioneta a un hospital de Miami en el que trataron varios impactos de bala en el abdomen y una "larga herida en el brazo". Según el Gobierno haitiano, se encuentra fuera de peligro.

No pueden decir lo mismo las personas detenidas por la Policía Nacional tras lo que las autoridades haitianas han descrito sin detalles como un intenso tiroteo con rehenes, en el que resultaron muertos siete de los presuntos atacantes. "¡Quemaron al presidente y ahora los vamos a quemar nosotros a ellos!", gritaban en la calle al paso de la camioneta que llevaba a los arrestados, sin que se haya confirmado que el mandatario tuviera quemaduras. Según dijo al diario 'Miami Herald' Mathias Pierre, ministro a cargo de las elecciones, los dos detenidos eran haitianos residentes en el sur de Florida.

Se cree que el comando estaba compuesto por 28 mercenarios armados con ametralladoras de alto calibre que hablaban entre ellos inglés y español. Entraron en la residencia al grito de "¡Operativo de la DEA, todo el mundo al suelo!", lo cual no resuelve el misterio porque nadie cree ni por un minuto que fuese obra de la agencia antidrogas estadounidense. "Eran asesinos entrenados profesionalmente", afirmó a la prensa Bocchit Edmond, embajador de Haití en Estados Unidos.

Moise se había convertido en un nuevo dictador desde que el año pasado disolvió el Parlamento de la isla y empezó a gobernar por decreto. En febrero detuvo a 21 altos cargos y miembros del Ejecutivo con el argumento de abortar un golpe de Estado, incluyendo al presidente del Tribunal Supremo. Este último era el primero en la línea sucesoria ante su muerte, pero precisamente falleció la semana pasada de covid.

Entre los escándalos de corrupción, el repunte de la violencia y el control de las mafias, Moise tenía muchos enemigos, pero "hay poca gente en el país con capacidad para perpetrar algo así", apuntó el representante diplomático haitiano.

A falta de Ejército en Haití, la Policía Nacional, a la que se acusa de contubernio con las mafias, ejerce ahora el control. El primer ministro, Claude Joseph, que acababa de ser sustituido el día antes, se ha declarado ahora presidente interino y asegura que seguirá con los planes de celebrar elecciones el próximo 26 de septiembre. En ellas no solo habría que elegir a un nuevo Gobierno sino también votar una nueva y polémica Constitución impulsada por Moise para eliminar su figura (la de primer ministro) y transformarla en la de vicepresidente. También desaparecía el Parlamento tal como se lo conocía hasta ahora, en lo que se consideraba una maniobra más para amasar el poder.

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