Londres examina las grietas de seguridad tras el atentado

La muerte del agente acuchillado invita a plantear la presencia de policías armados en la entrada del Parlamento.

Imágenes del ataque en Londres
Imágenes del ataque en Londres
Reuters/Agencias

La primera mujer que estuvo al frente de los organismos británicos de seguridad, Stella Rimington, directora general del Servicio de Seguridad (MI5), decía que un problema central de la Inteligencia es el de conectar miles de fragmentos de información clasificados en diferentes soportes y que solo un evento lleva con posterioridad a unirlos. Similares circunstancias fueron subrayadas cuando Londres sufrió el mayor atentado terrorista por número de víctimas, 52 más sus cuatro autores, en julio de 2005. Las fuerzas de seguridad habían investigado a su inspirador, Mohamed Sidiqui Khan, semanas antes de cometer la atrocidad, pero no se consideró que representaba un riesgo inminente.

Las mismas interrogantes y respuestas parecidas se dieron este jueves, tras la identificación del autor de la masacre en Westminster como Khalid Masood, británico de 52 años con largo expediente penal y que, según la primera ministra, Theresa May, apareció "en la periferia"de alguna investigación de los servicios de Inteligencia. Pero no se le siguió la pista. Los recursos para controlar a personas que adoptan el integrismo islámico extendido entre poblaciones europeas con origen en países musulmanes sacudidos por guerras, dictaduras y desórdenes son limitados. La ministra de Interior, Amber Ruud, lo expresó así: "Que una persona sea conocida por los servicios de seguridad no significa que se le designe para un seguimiento".

Masood encajaba en una pauta que ha producido yihadistas. Tenía un historial delictivo variado -robos con violencia, lesiones, posesión de armas blancas-, había cumplido penas de prisión, pero nunca por terrorismo. Un padre de tres hijos que parece haber vivido entre delitos, cárcel y cambios frecuentes de domicilio, y que en un momento dado se convirtió al integrismo.

La Policía británica detuvo a ocho personas bajo sospecha de preparar actos de terrorismo. Las conexiones personales con Masood vienen sugeridas por los lugares de las detenciones: el este de Londres, donde había vivido; y Birmingham, desde donde se supone que partió para cometer el atentado y donde habría alquilado el vehículo con el que lo perpetró.

El cuadro de lo ocurrido es incompleto, pero la ejecución del atentado y la respuesta inmediata de la Policía es más visible y plantea otras cuestiones. Evitar que un conductor monte su vehículo en las aceras del centro de la ciudad para cometer tal atrocidad requeriría cambios arquitectónicos que nadie pide.

Relatos de diputados y periodistas que se encontraban en el Palacio de Westminster y en Portcullis House -edificio contiguo de oficinas y salas de comités- revelan un cierto desorden en la respuesta. Una de las razones obvias es que Masood estrelló su coche contra una verja lateral y luego corrió hacia uno de los accesos principales del Parlamento.

Sospechas de doble atentado

En esas circunstancias, los policías barajaron la posibilidad de que el vehículo empotrado contra la verja frente a Portcullis House podía contener una bomba. De ahí las sospechas iniciales de un ataque doble y las diferentes órdenes de que los ocupantes del edificio auxiliar subieran a los pisos superiores y descendieran después.

La entrada del asesino en el recinto parlamentario tras acuchillar al policía desarmado Keith Palmer, que murió por las heridas, plantea más interrogantes. La entrada a Old Palace Yard se compone de dos vías, una de ellas lateral para personas acreditadas, que acceden a pie por puertas giratorias de hierro y cristal, activadas por la acreditación personal mediante contacto electrónico.

Masood penetró por el portón central de verjas para el acceso de vehículos, que estaba abierto. Informaciones apuntan a una coincidencia: lo estaba para permitir la salida del Parlamento del jefe en ejercicio de Scotland Yard. Esa puerta tiene barreras variadas para impedir el paso de vehículos intrusos, pero el terrorista entró a pie, adentrándose unos quince metros en un patio ajardinado que lleva a lugares frecuentados por parlamentarios, personal de las Cámaras y público.

Se planteaba ester jueves si esa entrada no debería ser custodiada por policías armados. Medios británicos señalaban que Masood fue abatido por los disparos de un policía de protección del ministro de Defensa, que estaba allí no de manera permanente sino porque el miembro del Gobierno había acudido para votar en la Cámara de los Comunes.

Las víctimas

El paisaje desolador de las víctimas se va completando. Una profesora de origen español, Aysha Frade, que iba a recoger al final de la jornada escolar a sus dos hijas, es otra de ellas. La tercera es un ciudadano estadounidense, Kurt Cochran, que paseaba por el centro de Londres con su mujer, herida de gravedad, la víspera de su regreso a casa. Este jueves por la noche, la Policía Metropolitana informó del fallecimiento de uno de los heridos, de 75 años, al que no identificó. Otras seis personas siguen en estado crítico.

May lideró una sesión parlamentaria en la que se sucedieron las voces para mostrar simpatía por las víctimas y reafirmar la voluntad de perseverar en los valores de libertad y legalidad.

El entrenador de la selección de fútbol de Inglaterra, Gareth Southgate, quizás expresó el sentimiento general después de un partido disputado en Alemania: "Una de las características de nuestra nación es que, en momentos así, no dejamos que nos aparten de lo que queremos hacer cada día". Una excepción. Cuando llegaban las imágenes de la Puerta de Brandenburgo cubierta con los colores proyectados de la bandera británica, los organizadores de una manifestación prevista para este viernes en defensa de la Unión Europea la cancelaron porque la Policía ya tiene suficiente trabajo.

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