El 70 % de los franceses quiere que el candidato conservador a la Presidencia, François Fillon, renuncie a la carrera por el Elíseo tras la investigación abierta por desvío de fondos en relación con el empleo de su esposa como asistente parlamentario suyo, según un sondeo publicado este viernes.

La popularidad del ex primer ministro se deteriora puesto que hace una semana era el 60 % el que consideraba que debía retirarse, según la encuesta de Odoxa para la emisora 'France Info'.

Tampoco le van bien las cosas entre el electorado de derechas, puesto que el 61 % cree que no debe optar a la Presidencia.

La rueda de prensa que ofreció el pasado lunes, en la que por vez primera dio explicaciones sobre las acusaciones que pesan contra él y pidió perdón a los ciudadanos, no parece haber convencido, según la encuesta.

El 79 % de los encuestados -entre ellos, el 61 % de los simpatizantes de la derecha- aseguró que no le convencieron sus argumentos.

Según el sondeo, el 74 % de los franceses tiene una mala opinión del candidato, 29 puntos más que en noviembre pasado.

Este deterioro también se registra entre los votantes de la derecha: un 53 % le desaprueban, 15 puntos más que antes de publicarse las sospechas de corrupción.

En caso de que Fillon desista, el sondeo revela que el también ex primer ministro Alain Juppé, a quien derrotó en noviembre en las primarias de la derecha y el centro, es el preferido para sustituirle.

Uno de cada dos encuestados cree que es el hombre ideal para hacerse con la candidatura conservadora, frente al 15 % del exministro François Baroin y el 13 % del presidente de la región Norte, Xavier Bertrand.

Favorito para ganar las presidenciales tras su victoria en las primarias conservadoras, Fillon no ha dejado de caer en los sondeos desde que el semanario 'Le Canard Enchaîné' sacó a la luz el pasado 25 de enero las sospechas del empleo ficticio de su esposa.

La Fiscalía Nacional Financiera abrió una investigación sobre el caso que fue extendida a dos de los cinco hijos de Fillon, quienes trabajaron también como asistentes suyos cuando era senador.

El aspirante ha mostrado su intención de proseguir la campaña pese a las acusaciones, que considera "un golpe de Estado institucional" montado por la izquierda.