La liberación de Faluya no frena el terror del Estado Islámico en Iraq

?Los yihadistas causan la mayor matanza del año en la capital iraquí tan solo una semana después de perder su bastión.

El Daesh mata a más de 120 personas en Bagdad.
El Daesh mata a más de 120 personas en Bagdad.
AFP

Una semana después de la liberación de Faluya, Iraq entierra a las víctimas del atentado más sangriento cometido por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Bagdad en lo que llevamos de año. Al menos 125 personas perdieron la vida tras la explosión de un camión frigorífico bomba en el barrio de Karrada, zona de mayoría de chií situada en pleno centro y uno de los lugares donde más tiendas y cafés hay de toda la capital iraquí.


A diferencia de lo ocurrido en el aeropuerto internacional Atatürk de Estambul, aquí el grupo yihadista reivindicó de forma inmediata el ataque suicida, que calificó de "parte de las operaciones de seguridad" contra "las milicias chiíes". Pero Karrada no es zona de paramilitares y el lugar atacado era un centro de ocio en el que familias enteras disfrutaban de una de las últimas noches del mes sagrado del ramadán.


La gente -entre los muertos hay muchos niños, según destacaron todos los medios iraquíes- estaba de compras, cenando, viendo los cuartos de final de la Eurocopa entre Italia y Alemania, aprovechando la frescura de la noche en un Bagdad que durante el día sobrepasa los 45 grados. cuando les sorprendió el terror. Como ha sucedido esta semana en Estambul, Dacca o Bagdad, el EI golpea a la población civil.


La enorme explosión causó daños importantes a ambos lados de la calle. Durante todo el domingo los servicios de rescate sacaban restos de los cuerpos de entre los edificios calcinados. Las familias se agolpaban frente a los hospitales en busca de sus seres queridos desaparecidos. Una vez más, como tantas otras desde la invasión estadounidense de 2003 que abrió las puertas a la guerra sectaria, toca levantarse y seguir.


El primer ministro, Haider al-Abadi, quiso acercarse al lugar del atentado, pero tuvo que darse la vuelta porque, como mostraron varios vídeos subidos a las redes sociales, fue recibido a pedradas y al grito de "ladrón" y "perro". Abadi, como el resto de la cúpula de poder, vive en la fortificada Zona Verde, al otro lado del Tigris. Los iraquíes de a pie viven a expensas de los coches bomba y acusan a sus dirigentes de preocuparse más de llenarse los bolsillos que de garantizar la seguridad.

Sin festejos en las calles

Tras la liberación de Faluya, bastión del EI situado apenas a una hora en coche de Bagdad, Abadi pidió al país que saliera a celebrarlo a las calles, pero su llamada no tuvo excesiva respuesta. Las autoridades decidieron lanzar la operación contra Faluya después de que una oleada de coches bomba dejara casi 200 muertos en la capital. El argumento principal para justificar la ofensiva fue que estas operaciones suicidas se planeaban y lanzaban desde allí, pero ahora no hay ni EI, ni vida de ningún tipo en una Faluya arrasada, y los atentados no se detienen.


Estados Unidos se solidarizó con las familias de las víctimas y un comunicado de la Casa Blanca señaló que "permanecemos unidos con el pueblo de Iraq y el Gobierno para destruir al EI". La alianza que lidera Washington ha logrado arrebatar a los seguidores del califa Ibrahim la mayor parte del terreno que llegó a ocupar el califato, pero la respuesta yihadista a estas derrotas en el campo de batalla ha llegado en forma de oleada de atentados.


Los datos del Pentágono apuntan a que el grupo ha perdido el 45% de su territorio en Iraq y el 20% en Siria desde el comienzo de los bombardeos de la coalición internacional. Mowaffak Baqer al-Rubaie, exconsejero de seguridad nacional de Iraq durante el mandato de Nuri al-Maliki, aseguró que "recurren a los clásicos actos terroristas porque están desesperados por levantar la moral de sus combatientes, ya que sufren deserciones cada día. Yo creo que este tipo de atentados van a aumentar", según recogió la cadena Al-Yasira.


El EI golpea, mientras la única respuesta por parte de la coalición internacional y el Ejército de Iraq son bombardeos y operaciones militares a gran escala, respuesta que poco puede hacer para prevenir los atentados suicidas. Tras la pérdida de Faluya al califato solo le queda Mosul como gran centro de poder en suelo iraquí. En el lado sirio conservan Raqqa, pero también tienen cada vez más problemas para resistir al empuje de las milicias kurdas, el Ejército sirio y los ataques aéreos de Rusia.

División política

Ni la extrema situación de seguridad ha sido capaz de unir a los políticos iraquíes que, pese a la urgencia por parte de los ciudadanos de contar con un gobierno que trabaje por la seguridad, son incapaces de llegar a un acuerdo para formar un Ejecutivo. A finales de marzo el primer ministro presentó su plan para combatir a la corrupción y ofreció la posibilidad de cambiar algunos ministros por tecnócratas y reducir el gabinete de 24 a 16 carteras, pero la Cámara no ha sido capaz de ponerse de acuerdo en los nombres que deben ocupar esas carteras hasta el momento. El clérigo chií Muqtada al-Sader ha aumentado la presión interna llamando a los suyos a salir a las calles y sus seguidores llegaron a asaltar el Parlamento.

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