Parto "milagroso" de María en el Vaticano

El Papa acoge en el Vaticano a una indigente que dio a luz en la plaza de San Pedro y a su recién nacida.

María Capone y su compañero de patrulla enseñan con orgullo las manchas que lucen las chaquetas de sus uniformes. Con ellas envolvieron a Irene, la bebé que nació en la madrugada del miércoles en una de las esquinas de la plaza Pío XII, la explanada que se abre frente a la columnata de la basílica de San Pedro del Vaticano. La madre, que comparte el nombre con la agente de Policía que la ayudó en el parto, es una indigente rumana de 35 años que lleva cuatro meses en Italia después de emigrar a pie y en autoestop desde España.


Quería ir a Roma para participar en el Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa. En una muestra de su voluntad por llevar a la práctica su idea de una Iglesia "pobre y para los pobres", Francisco ha invitado a la mujer y a la niña a vivir durante un año en una casa de acogida gestionada por las Misioneras de la Caridad, las monjas de la madre Teresa de Calcuta.


María dio a luz entre cartones acompañada de su novio. Viven en la calle por decisión propia y porque no encuentran trabajo. "Estaba muy mal, sentía las contracciones y tenía mucho frío, la temperatura estaba por debajo de cero grados. Hace unos días pedí ayuda en algunos hospitales, porque sentía que se acercaba el momento del nacimiento. Me dijeron que no había espacio y que para ingresarme, el parto debía ser inminente. Por eso mi compañero y yo optamos por seguir durmiendo en la calle", cuenta la indigente, madre además de otro niño nacido en España y que vive en Rumanía.


"Cuando la agente, que se llama como yo, me cubrió con su chaqueta, comencé a sentirme mejor y noté que mi hija empezaba a salir. Ha sido un milagro ser capaz de dar a luz así. Mi novio y yo somos muy creyentes", explica María en una entrevista con 'La Repubblica'. La mujer y la pequeña, que pesó 2,9 kilogramos, están bien de salud y descansan ahora en el hospital Santo Spirito, situado en el entorno del Vaticano. A su tocaya tampoco se le va a olvidar la experiencia de la otra noche. "Estreché a la pequeña lo más fuerte que pude después de envolverla en la chaqueta del uniforme mientras esperábamos a que llegara la ambulancia. En 17 años de servicio en la calle es la primera vez que ayudo a una mujer a dar a luz".


Los policías no son los únicos que han visitado en el hospital a la madre y al bebé. También lo ha hecho el limosnero pontificio, el arzobispo polaco Konrad Krajewski, quien ya conocía a María y a su novio, pues suele llevar comida, mantas y regalos a los indigentes que duermen en la zona de la plaza de San Pedro. Incluso había ofrecido a la pareja una cama en un albergue, pero no quisieron ir. Krajewski es el brazo ejecutor de la solidaridad del Papa con los más desfavorecidos.


Él se ha encargado de construirles duchas y baños bajo la columnata de Bernini y de poner en marcha un servicio de peluquería gratuito. También de coordinar la apertura de un nuevo albergue a pocos pasos de la plaza de San Pedro o de llevar a los 'sin techo' de visita a la Capilla Sixtina o a un espectáculo de circo. Toda esta atención no impide que el frío siga cobrándose bajas entre las personas que duermen en las calles de Roma. La misma noche del nacimiento de Irene murió de hipotermia un rumano de 34 años.

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