Las autoridades indonesias dieron este sábado  la notificación final previa a la ejecución a nueve reos, entre los que podría estar un brasileño, que se encuentran en el corredor de la muerte condenados por narcotráfico, informó la prensa local.

El brasileño Rodrigo Gularte es uno de los diez presos recluidos en el penal de Nusakambangan, en Java central, nueve de los cuales podrían ser ejecutados el próximo martes.

Además de Gularte podrían ser ejecutados dos australianos, una filipina, tres nigerianos, un ghanés y un indonesio.

Un décimo recluso, el francés Serge Atlaoui, no recibió la notificación que las autoridades indonesias entregan 72 horas antes de la ejecución, según el diario Sydney Morning Herald.

Los presos fueron informados coincidiendo con una reunión que diplomáticos de los países afectados mantuvieron en la localidad de Cilicap, cercana al penal, con las autoridades indonesias para abordar los preparativos de las ejecuciones, que llevará a cabo un pelotón de fusilamiento.

A la reunión acudió personal consular de Australia, Brasil y Nigeria, pero no así de la embajada de Francia, según dijo el portavoz del ministerio de Exteriores indonesio, Arrmanatha Nasir, quien indicó que Atlaoui aun tiene un caso pendiente en la corte administrativa.

"Solo hemos enviado notificaciones a las embajadas de aquellos nacionales que han agotado todas las vías legales", dijo Arrmanatha al diario australiano.

Antes de este encuentro, el portavoz de la fiscalía, Tony Spontana, dijo al grupo australiano News Corp que la notificación obligatoria de 72 horas previa a la ejecución se daría este sábado pero que estas podrían llevarse a cabo más allá de los próximos tres días.

A pesar de las peticiones de clemencia por parte de Australia, Brasil o Francia, el presidente indonesio, Joko Widodo, ha reiterado la firmeza de su Gobierno contra el narcotráfico y ha descartado la clemencia para ninguno de los condenados.

Gularte fue apresado en 2004 con varios kilogramos de cocaína escondidos en unas tablas de surf.

Las autoridades brasileñas y los familiares de Gularte han alegado de el preso padece de esquizofrenia, por lo que no debería ser ejecutado.

El pasado enero, Indonesia fusiló a seis narcotraficantes, incluido el brasileño Marco Archer Cardoso Moreira, lo que causó una crisis diplomática en la que intervino la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

Indonesia, que reanudó las ejecuciones en 2013 después de cinco años de tregua, tiene a 133 prisioneros en el corredor de la muerte, de los cuales 57 son por narcotráfico, dos por terrorismo y 74 por otros delitos.