Alemania

Merkel se muestra cercana al pueblo para buscar la reelección

La canciller recorrerá el país en un autobús para recolectar los votos necesarios en las elecciones del 22 de septiembre.

Angela Merkel durante el mitin en Potsdam
Merkel se muestra cercana al pueblo para buscar la reelección
JOHANNES EISELE

La canciller alemana, Angela Merkel, adoptó este lunes la imagen de la "Angie" más cercana al ciudadano, sea el joven emprendedor o el jubilado, en una gira que la llevará por todo el país en busca del voto que precisa para su reelección en los comicios generales del 22 de septiembre.


"Les pido su voto para ser su canciller cuatro años más", dijo la líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en un mitin en Potsdam, ante unos 1.500 asistentes, incluidos algunos manifestantes que, fuera del cordón de seguridad, abucheaban su discurso.


"Aquí estoy, ante ustedes, pensando en que cuando visito Portugal o Grecia también se me recibe entre protestas. Soy consciente, tanto ahí como aquí, de que forman parte de la grandeza de nuestras democracias", añadió, impasible a los gritos en contra, pero sin caer en el menosprecio de ignorarlos.


Un día después de la apabullante victoria de su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera, que logró la mayoría absoluta en ese próspero "Land", a una semana de las generales, Merkel insistió en pedir cada uno de los votos para sus filas.


"No podemos regalar ni un voto, ni siquiera a los socios con quienes queremos seguir gobernando porque los resultados van a ser muy, muy estrechos", afirmó, mientras jóvenes del partido agitaban decenas de carteles con el nombre de "Angie", su apelativo en toda campaña electoral desde que llegó al poder, en 2005.


Los liberales, sus socios, quedaron sin escaños en Baviera y reclaman del electorado de la CDU votos "prestados", ante el temor a que le ocurra lo mismo el domingo 22 y con el argumento de que ello abocaría a la canciller a una gran coalición o a ceder el poder al bloque opositor.


Merkel llamó a su electorado a movilizarse desde Potsdam, capital de Brandeburgo, el "Land" circundante de Berlín, donde gobierna el Partido Socialdemócrata (SPD), cuyo líder, Sigmar Gabriel, daba esta misma tarde su propio mitin, a escasa distancia de donde la canciller.


A Gabriel no le esperaba tampoco una gran audiencia -un millar de seguidores- pese a que su electorado local es más abultado que el de la CDU y a que se repartieron más "invitaciones" a las bases.


Este lunes Merkel puso en marcha el llamado "Autobús de las 150 horas", que recorrerá el país a un ritmo de tres etapas diarias, con el objetivo de plantarse el próximo domingo en Berlín a tiempo para festejar su meta: la reelección.


La canciller exhibirá a lo largo de la gira cercanía al ciudadano, algo que a la denominada "mujer más poderosa del mundo" -o "personaje", sin más- se le da bastante mejor que los duelos televisados, como el que mantuvo contra el aspirante del SPD, Peer Steinbrück, a principios de mes.


Sus mítines son una mezcla de capacidad de conectar con sus compatriotas, sin perder su halo de líder mundial y alternando el mensaje cotidiano con las alusiones a su programa de gobierno, desde el no eterno a los eurobonos a la austeridad como dogma.


Se concentrará en recorrer el país -aunque no en el autobús de las 150 horas de campaña, sino principalmente en helicóptero- repitiendo con absoluta profesionalidad las mismas consignas y sin estridencias, de acuerdo a su estilo.


Son mítines sin grandes despliegues, incluso modestos, pero donde todo cuadra: desde la sobria pero digna gastronomía -muy ricas salchichas asadas y Radeberger, la mejor cerveza del Este- amenizados por un grupo pop que entretiene la espera, también muy dignamente, con éxitos de ayer, de hoy y de siempre.


"Ahí llega. Puntual y sin despeinarse, como siempre", dice exactamente a la hora marcada -las 17.30 GMT- Michael Pollitz, uno de los jóvenes del partido que espera con el cartel de "Angie".


Casi simultáneamente, Andreas Michael, militante de izquierda, da la señal a sus diez colegas para que arrecien los abucheos y silbatos destinados a "recibir" a la canciller, mientras muestran pancartas contra la creciente precariedad laboral en la gran potencia europea.