EMBARGOS

Más subastas de pisos, mobiliario de bares y coches

La Unidad de Recaudación de Huesca ha puesto a la venta 109 bienes embargados en tres años para cobrar deudas.

Las naves de la TGSS en Huesca almacenan varios vehículos a la espera de ser subastados.
Más subastas de pisos, mobiliario de bares y coches
RAFAEL GOBANTES

Un local de la calle Mayor de Jaca valorado en 289.000 euros; una nave industrial de Sabiñánigo por 468.000 euros; un lote de muebles de una residencia de ancianos por 11.884 euros; mobiliario de un bar de Huesca por 6.834 euros; un lote de joyas de oro y diamantes por 7.000 euros; o una residencia turística de Canfranc por valor 1,7 millones de euros. Estos son algunos de los bienes que sacó a subasta el año pasado la Tesorería General de la Seguridad Social para tratar de saldar las deudas que habían contraído sus propietarios por impagos.


La crisis ha provocado un repunte de las subastas de bienes de autónomos y empresarios que no abonan sus cuotas. Y la prueba de ello es que la Unidad de Recaudación Ejecutiva de Huesca, que gestiona los pagos a la TGSS de la mitad de la provincia (del resto se encarga la URE de Monzón) convocó el año pasado 44 procedimientos, 10 más que en 2009 y 13 más que en 2008. «Y la tendencia es al alza porque muchos embargos pendientes acabarán en subasta», augura Ignacio Sanjuán, jefe de la URE de Huesca.


Antes que nada, Sanjuán también deja claro que las subastas son siempre la última solución para la TGSS «porque en estos mismos años hemos dado más facilidades para pagar y se han incrementado muchísimo los aplazamientos». Y resalta que esta medida tiene una gran ventaja «porque aunque tengan impagos, se les da un certificado de que están al corriente de pagos, lo cual es imprescindible, por ejemplo, para cobrar una prestación ya que si alguien tiene un accidente de trabajo y no está al corriente, no tiene derecho a nada», recalca.


No obstante, el jefe de la URE de Huesca reconoce que hay deudores con los que no se llega a un acuerdo por el simple hecho de que no contactan con la Tesorería. «Hay gente que por vergüenza no llega a comparecer», afirma.


La subasta es el último paso de un largo proceso. La TGSS aplica un recargo del 3% el primer mes de impago que va creciendo hasta llegar al 20% el cuarto mes. Entonces se emite una providencia de apremio que tiene valor de sentencia judicial «y que nos habilita para embargar y subastar».


La ley establece un orden de embargos para lograr cobrar una deuda que la Tesorería debe de cumplir «escrupulosamente». El primero afecta a las cuentas corrientes del deudor pero si no hay dinero o no es suficiente para cubrir la deuda, se procede al embargo de un vehículo. No obstante, hay casos excepcionales «porque si es un comercial y le quitas el coche, es difícil que le des una oportunidad para pagarte por lo que en ese caso se permite que lo mantenga en depósito», señala.


Lo mismo ocurre con los bienes muebles, que ocupan el tercer lugar en el orden de prelación de embargos. «Si es un bar que está abierto al público, tampoco nos llevamos el material porque sino no pueden trabajar. Fotografiamos todos los bienes y se quedan bajo su custodia», aclara.


Y el último recurso de la TGSS es el embargo de un piso, una finca o una nave. Un perito de SEGIPSA hace una tasación y se averigua la posible hipoteca que pesa sobre él para descontarlo y fijar el precio mínimo de subasta. «Lo que vale 100 y tiene una hipoteca de 50, sale a subasta por 50, aunque el comprador tiene que asumir las cargas», ejemplifica.

 

Chollos por el 25% del valor

En las subastas se pueden encontrar verdaderos 'chollos' ya que la puja inicial puede ser de un 25% del precio de salida, aunque el porcentaje de adjudicaciones es relativamente bajo. «Tiene una lógica vinculación con la crisis ya que si no hay dinero en la calle, menos aún para ir a una subasta», manifiesta. Por ello, la principal fuente de recaudación de la TGSS son las subastas que se suspenden por saldar la deuda antes de que poner a la venta un bien (el 31%).


La URE de Huesca no suele celebrar segundas subastas ya que «en la primer puja se puede adquirir un inmueble por un 25% del precio de salida y venderlo ya más barato es casi inmoral». No obstante, aunque la subasta no tenga éxito «la TGSS nunca se olvida de esa deuda», advierte Sanjuán, ya que hay un sistema de alerta que evita que prescriba a los 4 años.